La Navidad de Jerez, un modelo a debate

Analizamos el alcance actual de esta festividad que ha adquirido total relevancia en la ciudad

Una imagen de la zambomba de las Tres Caídas.
Una imagen de la zambomba de las Tres Caídas. / Vanesa Lobo

El auge de la Navidad de Jerez está fuera de toda duda. El impacto de la ciudad en medios y redes sociales la ha convertido en una fiesta primordial, situándose a la misma altura que la propia Feria del Caballo y el Gran Premio de España de Motociclismo, sin lugar a dudas los eventos más influyentes del calendario de actos que ofrece este municipio.

Estos días o mejor dicho, como cada diciembre en los últimos años, Jerez es el epicentro de un debate sobre la idoneidad o no del modelo de Navidad que se ha consolidado en la ciudad en la última década. Porque aunque desde la política se quiera hacer ver que esta situación es actual, la realidad es que este modelo concreto ha eclosionado con fuerza a partir de la denominación BIC, es decir, 2015.

Una parte del pueblo recela de lo concierniente a la 'zambomba', dejando clara su disconformidad con una cita que según dicen "ha perdido su esencia", mientras otra la alimenta, sugiriendo que ha pasado a ser el motor económico de la ciudad en los meses de noviembre y diciembre. 

Existe también una tercera parte, a los que les toca directamente vivir el fenómeno, los vecinos del centro, que cuentan las horas para que pase el día 25 y finalicen lo que esta misma semana han calificado como "un infierno".

Si analizamos la realidad de la Navidad de Jerez en este 2024, hay que tener claro que se ha convertido en un atractivo turístico para la ciudad, como así lo demuestran los datos, no sólo la ocupación hotelera, sino también la hostelería, con bares y establecimientos llenos desde el pasado 22 de noviembre, fecha fijada por el Ayuntamiento para el inicio de la temporada de zambombas.

Evidentemente, el fenómeno sólo afecta al centro de la ciudad, una zona especialmente castigada de un tiempo a esta parte por los distintos gobiernos municipales. No hay nada más que mirar la hemeroteca para comprobar el asunto. La periferia, por contra, apenas percibe esta festividad, arraigada a más no poder con la zona centro

Por esta razón, algunas personalidades y entidades como la Asociación Hostelería de Jerez ha reconocido públicamente que no estaría mal "descentralizar" esta festividad, buscando así rebajar la intensa afluencia a la que se somete al casco histórico. De cualquier forma, tal y como está montado el negocio actual, esta posibilidad se antoja complicada. 

En este último año, las peticiones por parte de colectivos al Ayuntamiento para celebrar las zambombas ha aumentado considerablemente, en especial las hermandades, que han multiplicado sus solicitudes para poder celebrar zambombas al aire libre en cualquier zona del centro. Tanto es así que enclaves como a la Plaza del Banco, la Plaza de la Asunción, la Plaza San Lucas o el Reducto de la Catedral, se le han sumado este año otros espacios como la plaza del Arroyo, la Calle Doña Blanca o la Plaza del Arenal, que hasta ahora no se habían utilizado para estos menesteres. 

El bando municipal sobre zambombas recoge que en caso de concurrencia de solicitudes para un mismo espacio, se valorará positivamente el uso compartido. Esta circunstancia se ha visto reflejada este año en muchas zambombas celebradas en el centro, que han sido organizadas conjuntamente por dos entidades, tratando así de obtener puntos de cara a una posible asignación.

En caso de no ocurrir este circunstancia, el bando valora para ello "la extensión del período transcurrido desde la última autorización otorgada a un mismo interesado en idéntica ubicación, teniendo preferencia aquellos interesados que hubieren hecho uso del espacio con menor reiteración"; "la proximidad del espacio público solicitado con la sede oficial de la entidad organizadora", y finalmente, "por orden riguroso de petición procurando proporcionar alternativas satisfactorias al resto de solicitantes".

Esta normativa, como reconocen muchos de los promotores de estos actos, necesita imperiosamente "una actualización", de ahí que el anuncio por parte del Consistorio de crear una ordenanza reguladora concreta que vaya más allá de los cuatro puntos del bando, es clave. 

El proceso de solicitud

Para celebrar y organizar en espacio público este tipo de actos, las entidades solicitantes realizan sus peticiones una vez publicado el bando municipal sobre zambombas, pero no se informa a la entidad solicitante hasta quince días antes de la misma, una situación que a muchos colectivos, tal y como reconocen, "nos ha tenido con las carnes abiertas porque teníamos ya todo preparado". Por esta razón, valoran que la futura ordenanza regule también con celeridad este asunto. 

Asimismo, para solicitar el espacio público, los interesados deben costear un seguro de responsabilidad civil, un proyecto visado por un arquitecto sobre la utilización de carpas y demás, y por supuesto, el boletín eléctrico.  

La cuestión es clara, "si hacemos la zambomba en nuestra zona, no viene nadie, pero si la hacemos en el centro, sabemos que tenemos un público garantizado", explican algunos cofrades, especialmente duchos en esta materia. Un dato lo dice todo, organizar zambombas para cualquier institución, siempre y cuando sea trabajada por su propia gente, genera entre 8.000 y 9.000 euros, de ahí que económicamente, la celebración de las mismas suponga, hoy por hoy, una necesidad.

En este universo, en los últimos años, como ocurre en la Feria del Caballo con algunas casetas, algunos colectivos han optado por subcontratar su explotación a un tercero, es decir, yo te concedo como asociación el permiso para realizar una zambomba en una plaza del centro, pero dicha asociación la explota un tercero a cambio de una cantidad económica. Esta circunstancia ya quedó recogida en la última revisión de la ordenanza de feria, de ahí que también sea uno de los puntos que el Ayuntamiento quiera abordar en la próxima normativa. 

Es evidente pues que el reclamo económico está detrás ya del 99% de las zambombas que se organizan en Jerez dentro del centro histórico, de ahí que el Ayuntamiento esté pensando incluso la posibilidad, como ocurre en Feria, de cobrar una tasa, un planteamiento que todavía es simplemente una idea, pero que no es nada descartable. 

Esta circunstancia, la económica, hace además que lo que no hace demasiado tiempo era una reunión en plena plaza o calle con, a lo sumo, una pequeña barra, adquiera ahora dimensiones diferentes, que requieren un mayor control e infraestructura y que empieza a generar controversia. Los hosteleros ya han advertido del tema sanitario, al igual que del tema de los veladores, pidiendo al Ayuntamiento que actúe "con la misma contundencia".

Quejas vecinales

Uno de los grandes problemas a los que debe hacer frente el actual modelo de Navidad en Jerez afecta claramente a los vecinos del casco histórico. Desde la denominación BIC en 2015, el auge esta fiesta ha crecido notablemente, un hecho que tienen muy presente estos inquilinos que no ocultan que "en los últimos años ha tenido una mala evolución, y todos los años se ha dado un paso más hacia lo negativo", explica Tamara Jiménez, presidenta de la Asociación de Vecinos del Casco Histórico.

Los vecinos aseguran que la situación se ha agravado notablemente "en los últimos cinco años", y temen que la línea roja cruzada hoy por hoy "sea un punto de no retorno". A la hora de analizar por qué hemos llegado a esta situación, desde la asociación se habla claramente de "permisividad", aludiendo a la falta de contundencia del Ayuntamiento en determinadas situaciones. 

Desde este colectivo reconocen sentirse "desamparados, no sabemos a quién acudir para intentar encontrar una solución a este asunto, no estamos en contra de las zambombas, pero creo que deben estar mejor reguladas". Además, recuerdan que "ya el año pasado la alcaldesa dijo al finalizar la Navidad que había que arreglar ciertos desajustes, pero se ve que la cosa ha ido a peor".

Entre las quejas del vecindario se habla de "ruido, porque además no hay horarios establecidos, comienzan a las 12 y pueden estar hasta las 5 de la mañana", pero también critican que este año "haya crecido la delincuencia, entendemos que haría falta mayor seguridad, pese a que como dicen no ha habido incidencias destacables". Asimismo, aunque reconocen que las labores de limpieza "han mejorado con respecto al año pasado, creemos que no es suficiente, sobre todo en las calles colindantes".

Los vecinos inquieren "una actuación cuanto antes, porque este modelo no respeta la tradición BIC ni tampoco el patrimonio y por supuesto a los inquilinos del centro".

Turistificación

Una de las cosas que está provocando este modelo de Navidad en Jerez es la llamada turistificación. Evidentemente, durante la época de zambombas, la ciudad se ha convertido en un referente turístico, un atractivo que reúne a múltiples visitantes. Según el Ayuntamiento, el 84,5% de personas atendidas en la Oficina de Turismo durante el último puente eran españoles, y un 15,4%, extranjeros. Además, destacó que la presencia de andaluces fue del 44,12%; de madrileños, del 14,88%; un 8,18% llegaron procedentes de Castilla-León, un 7,66%, de Valencia, el 5,83%, de Cataluña y el 4% de Murcia.  En lo referente a los extranjeros, por países de origen, sobre el 15,45% total solicitaron información un 5,22% de belgas, un 3,90% de británicos, un 3,38% de alemanes y un 1,69% de italianos.

Un joven, con un gorro navideño.
Un joven, con un gorro navideño.

Sin embargo, muchos empresarios relacionados con el sector turístico de la ciudad aseguran que el nivel adquisitivo del turista con respecto a años anteriores, "ha bajado". ¿Qué estamos haciendo mal? Sobre este asunto, el Cluster Turístico Destino Jerez organizó el pasado viernes una jornada para analizar la situación, y donde se abordaron temas como la necesidad de ofrecer al visitante una planificación "a largo plazo" como ocurre en otras ciudades como Vigo.

Mario González, promotor, entiende que "la ciudad tiene que ofrecer de todo, gente que quiera disfrutar de las zambombas públicas y que quieran ver un espectáculo navideño, todo pueden convivir, pero regulado, porque los empresarios pagamos muchos impuestos".   

Antonio Arcas, doctor en Economía y miembro de la Asociación Española de Expertos Científicos en Turismo, considera que el actual modelo de Navidad en Jerez "se ha ido de las manos" y plantea "un periodo de reflexión y reconducción".

A su juicio, la propuesta generada en estos últimos años ha convertido a Jerez es "un parque temático y eso no es bueno", y aunque reconoce que "genera renta, la presencia de tanta gente no es bueno, porque los excesos de demanda restan calidad, y un turismo de calidad es lo que debemos vender".

Arcas considera que el actual modelo "no tiene futuro" y asegura que "supone un alto coste para el municipio, entre seguridad, mantenimiento, limpieza...Antes de equivocarnos y morir de éxito, sería bueno, como ha ocurrido con la Feria, revisar el modelo".

Por último, aboga por "establecer de una vez por todas un modelo turístico definitivo, porque no lo tenemos. Antes éramos la ciudad del Deporte, luego la ciudad del Caballo, ¿ahora qué somos la ciudad de las gastronomía? Jerez necesita decidir qué es lo que quiere, sentarse y decidir, ya es hora".

El repertorio

Uno de los debates más habituales entre la ciudadanía radica en la pérdida de la identidad de la zambomba actual. Muchos jerezanos consideran que hoy día se están perdiendo características básicas que la hacen perder "la esencia", palabra ésta muy utilizada en cualquier conversación.

Pero, ¿qué significa esto? Julio de Vega, antropólogo y miembro de la Cátedra de Flamencología de Jerez, entiende, recurriendo al análisis DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades), que el actual modelo presenta, si nos centramos en sus debilidades, aspectos como la "disminución de su naturaleza abierta y participativa, hay una tendencia a la división entre intérpretes y audiencia".

Este hecho provoca paralelamente "una reducción de su carácter coral y sobre todo la merma de la anonimia en favor de modelos más individualistas propios del profesionalismo artístico". Pero además, De Vega considera que dentro de este universo actual se está produciendo también "un empobrecimiento de repertorios, desaparición de variantes, fragmentarismo de piezas lirico-musicales; y un predominio de variantes flamencas en detrimento de otras formas interpretativas más cercanas al folklore" que componían el cuerpo de la zambomba tradicional.

Asimismo, recalca que dentro de la instrumentalización actual "se están introduciendo elementos ajenos al ritual clásico", por citar algunos, el cajón flamenco.

Varias mujeres, en otra de las zambombas de la ciudad.
Varias mujeres, en otra de las zambombas de la ciudad. / Vanesa Lobo

Todo este panorama también ha generado "una alieneación por parte de la ciudadanía", alienación que se transmite a través de la "pérdida de la significación cultural", pero sobre todo "una desafección por parte de la población local". Este último aporte se palma en parte de la sociedad jerezana, provocando un movimiento social curioso. Es decir, la gente de Jerez empieza a alejarse de estas celebraciones públicas para organizar zambombas privadas y de un reducido número de personas, o sea, una vuelta a tiempos anteriores.

Dentro de las amenazas, Julio de Vega habla también de "la estandarización de los repertorios", una circunstancia que ya se produjo con la salida al mercado en 1982 de la serie 'Así Canta Nuestra Tierra de Navidad' pero que ahora es una realidad absoluta. No hay nada más que pasarse por alguna zambomba y ver que el repertorio actual es escaso frente al catálogo de villancicos tradicionales existentes.

Sin embargo, no todo es negativo. Así, para el antropólogo, uno de los participantes en el informe que el Ayuntamiento presentó a la Junta para obtener la declaración BIC, entiende que "la interiorización del ritual como propio por parte de la sociedad local, ha hecho a ésta tomar conciencia e identificación de los riesgos que le sobrevuelan y la necesidad de reconducir su desarrollo.

Por todas estas razones, entiende la necesidad de crear "propuestas para la consecución de un modelo de gestión sostenible, sensible a la evolución pero que a la vez preserve los valores culturales y la significación simbólica del ritual de la zambomba".

Los intérpretes

Otra de las cosas que han cambiado notablemente en este nuevo modelo de zambomba afecta a los intérpretes. Si antaño los intérpretes formaban parte de un colectivo anónimo, en la actualidad son los grupos o coros los que han asumido un rol fundamental en este aspecto. Así, salvo honrosas excepciones, la mayoría de zambombas dependen de la presencia de estas personas, verdaderos motores de su funcionamiento. 

Por ello, la Navidad de Jerez se ha convertido en un ‘buen negocio’ para muchos artistas que ven en esta época del año, hace unos años de escasa potencialidad, un aliciente económico importante. Su presencia dentro de este contexto se ha multiplicado, ya no sólo a nivel de las zambombas sino también bajo el modelo de espectáculo navideño, llevando la marca de la ciudad a otras partes del país. En este entorno destaca ‘Así Canta Jerez en Navidad’, el grupo que lidera Luis de Periquín y que se ha convertido en una auténtica revolución entre las nuevas generaciones. 

Pero no sólo los profesionales del mundo del flamenco han aprovechado esta corriente económica, ya que actualmente son muchos los grupos no profesionales los que se mueven estos días por este tipo de eventos. “Nosotros hemos pagado 500 euros a grupos por cantar dos horas, y eso también supone un coste”, aseguran representantes de algunas hermandades a la hora de defender su papel en este particular universo. 

Es más, esta situación está generando un curioso fenómeno y es la proliferación de grupos o coros de entidades o hermandades, tratando así de aliviar gastos y permitiendo en ocasiones que el intercambio del conocimiento, de la tradición oral se pueda aplicar directamente a las nuevas generaciones. 

En definitiva, la realidad de la Navidad de Jerez es que vive su mejor momento histórico, pero requiere de una profunda revisión que aclare definitivamente hacia dónde se quiere ir, algo que pasa por el consenso y el diálogo de todas las partes, y por la toma de medidas serias y contundentes que ayuden a su conservación. 

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