La nueva vida de Belén Bautista
Seis meses después de su marcha de la Real Escuela, la que fue primera mujer jinete de la institución ha emprendido otra aventura profesional con su propio picadero en Trebujena
Seis meses después de tomar la decisión más difícil de su vida, abandonar la Real Escuela, Belén Bautista ha recuperado la ilusión. Su semblante denota a una mujer feliz, una mujer realizada y que ahora, tras verse al borde del abismo, afronta su día a día con nuevos retos a corto y medio plazo. “Estoy feliz, eso es lo más importante, porque lo he pasado muy mal”, asegura mientras acaricia a ‘Espartanus’, con el que acaba de terminar de trabajar en la pista. Ganas no le faltan y tras varios años alejada de la alta competición, la sanluqueña ha retomado incluso su carrera profesional para volver a hacer lo que más le gusta, montar a caballo.
Belén Bautista fue la primera mujer en formar parte del grupo de jinetes de la Real Escuela de Arte Ecuestre, un logro que consiguió en 2005 y que sirvió para convertirse en referente de otras muchas mujeres durante varios años, a pesar de que la presencia femenina en este selecto grupo de jinetes ha sido escasa desde su fundación hace ahora más de medio siglo.
En un mundo especialmente machista, su pasión por el caballo le sirvió para superar escollos y barreras hasta conseguir su objetivo, un objetivo que le obligó a “sacrificarme y trabajar muy duro”, confiesa.“Yo me he criado en el campo, porque mis padres trabajaban en la Finca El Maestre, donde había una ganadería, y desde que tenía 4 años, mi única pasión ha sido el caballo, de hecho, con esa edad fue cuando comencé a montar”, recuerda.
Ese sueño le hizo acceder en 1999, con apenas 16 años, a la escuela, para poder formar parte, casi un lustro después, al grupo de jinetes. “Antes no había la facilidad de ahora que te vas con Fulanito o Menganito a aprender, en aquel momento, si querías formarte de un modo más profesional, lo que había era la esuela, y mi sueño era ese”.
Sin embargo, el pasado mes de mayo anunció su salida, harta de soportar presiones y sinrazones que le llevaron a reconocer públicamente que “el papel de la mujer en la Escuela es muy complicado”.
“Yo siempre he sido una persona muy feliz y que disfrutaba con los caballos, pero cuando pasas por una situación como la que yo viví, que pierdes la ilusión por todo, te das cuenta que tienes que tomar una decisión. Porque llegó un día en el que yo no podía entrar en la escuela, psicológicamente era imposible, de hecho, no he vuelto a entrar, y claro, o tomaba la decisión o mi cabeza me iba a llevar a un punto sin retorno”, añade.
Afortunadamente, hoy, todo eso queda atrás, y Belén ha reconducido su vida sin olvidar el motor que mueve su día a día, el caballo. Así, lo que en un principio comenzó como una especie de terapia “para evadirme de la situación que vivía”, se ha convertido en su nuevo horizonte personal y profesional. Desde su nuevo cuartel general, el antiguo picadero de la ganadería Alpende, situado a las puertas de Trebujena, la sanluqueña lidera un proyecto con el que “voy recuperando la confianza y la ilusión en mí misma”, advierte.
Recuerdos y premios
Allí, encontramos recortes, fotos (muchas de su paso por la Escuela) y revistas con reportajes y noticias de sus éxitos, pero sobre todo reconocimientos, pues en las paredes de la sala están colgadas infinitas escarapelas y diplomas entre los que brilla con luz propia el Caballo de Oro, la distinción otorgada por el Ayuntamiento de Jerez en mayo de 2022. “Todo eso lo ha colocado mi padre, porque yo soy un poco desastre, pero él lo ha puesto ahí bien ordenado, incluso a veces, cuando cojo algo y no lo devuelvo a su sitio ya me está diciendo: ‘Niña aquí falta un hierro”, afirma entre risas.
En un rincón de la pared se distinguen algunos de los grandes caballos con los que ha trabajado durante este último cuarto de siglo, desde Mendigo a Ullero pasando por Jade 8 o Tabique, aquel tordo con el que se proclamó Campeona de España en Monta Española en 2016.
El picadero, perfectamente adaptado “para lo que yo quiero”, asegura, cuenta con 17 cuadras y una pista de grandes dimensiones donde a diario trabaja junto a Álvaro Rojo, “que fue alumno mío en la Escuela y ahora está aquí trabajando conmigo”, destaca. Ambos, junto a otro equipo de jóvenes colaboradores, son los encargados de montar y cuidar cada día a los caballos que allí permanecen.
“Aquí llego a las siete de la mañana y bueno, al final, como ahora los días son más cortos, me dan aquí las ocho de la tarde, porque ya no sólo es montar y cuidar de los caballos, sino que también hacemos de todo. El otro día tuvimos que improvisar hasta trabajos de fontanería”, cuenta entre risas.
Su trabajo diario con los equinos lo alterna con salidas a otros puntos del país e incluso al extranjero. “A menudo salgo a hacer clinics y he empezado a competir, que lo había dejado aparcado. Ahora por ejemplo, en diciembre estaré unos días en Costa Rica, y hace unos días en Sevilla y en Málaga”.
Todo ello lo complementa con el trabajo de doma con algunos caballos “de clientes que también confían en mí para ello”. Actualmente, está centrada en el trabajo con ‘Viñas Xacobeo’, un pura raza española de la ganadería de Valdeviñas, “que estoy preparando para los concursos morfológicos”, relata entusiasmada.
Junto a este imperial caballo español, de impactante color negro y belleza plástica, Belén dedica varias horas al día en ‘Durango de centurión’, un llamativo tordo con buenas hechuras, y al citado ‘Espartanus’, un ejemplar de cinco años “que hace unas semanas se ha proclamado subcampeón de Andalucía montándolo Álvaro Rojo”.
Pero si hay un caballo por el que siente especial predilección, porque “con él he vivido momentos muy bonitos”, ese es Yunque, un ‘veterano de guerra’, con el que coincidió en la Real Escuela Ecuestre durante varios años y que ahora cuida y mima en su nueva cuadra de Trebujena. “Yunque ha sido siempre un caballo con el que he tenido buen feeling, y cuando llegó el fin de su etapa en la Real Escuela, hablé para quedármelo, no quería que acabase donde no debía, y bueno, aquí está conmigo. Tiene su edad, pero lo cuido con detalle, dándole la comida apropiada porque siempre ha tenido problemas de ese tipo, y todavía sale a la pista con esa elegancia que le caracteriza”.
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