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Nuevo plan hidrológico del Guadalete

La Junta redacta en el nuevo plan hidrológico del Guadalete tras la anulación por parte del Supremo del aprobado en 2015

Ampliar la capacidad de las depuradoras y controlar la contaminación por nitratos son los principales retos en Jerez

El embalse de Guadalcacín, el de mayor capacidad de la provincia. / Miguel Ángel González

Mañana día 22 se conmemora el Día Mundial del Agua, una efemérides instaurada por la Organización de Naciones Unidas para incidir en la relevancia de este líquido esencial y en la imperiosa necesidad de poner en práctica políticas para hacer un consumo sostenible.

Precisamente, este 2021 es un año clave para la gestión del agua en la cuenca del Guadalete. Aunque los trabajos se iniciaron en 2018, la Junta de Andalucía continúa inmersa en la redacción de un nuevo plan hidrológico del Guadalete-Barbate, el documento que marca la línea a seguir durante los próximos seis años en esta demarcación hidrográfica.

Tal y como establece la normativa de aguas, la planificación corresponde al sexenio 2021-2027 y, según la previsión de la entones Consejería de Medio Ambiente al inicio de los trabajos (ahora está integrada en la de Agricultura y Desarrollo Sostenible) debería entrar en vigor a final de este año.

Sin embargo, parece improbable que se pueda alcanzar este objetivo dado que, entre otros factores, se ha ralentizado el procedimiento administrativo debido a la suspensión de los plazos administrativos con el estado de alarma que se decretó hace un año. A día de hoy, esta planificación aún se encuentra en su primera fase pues hasta el momento solo se conoce el documento inicial (donde se marcan las etapas del proceso), que fue aprobado en 2019, el denominado esquema de temas importantes, el estudio donde se analizan los problemas que tiene la demarcación y se plantean posibles medidas que deberán concretarse más adelante. Este último estuvo en exposición pública hasta el pasado mes de octubre y ahora deberá publicarse el texto definitivo. Asimismo, a finales de año se conoció el documento de alcance, que no es otra cosa que el estudio ambiental de esta planificación.

Tras esto, el organismo autonómico deberá presentar en próximos meses una propuesta de plan hidrológico que deberá pasar una larga y rigurosa tramitación pública, de ahí que el objetivo de tenerlo listo antes de que acabe el año se antoje complicado. Eso sí, a día de hoy se hace más que necesario un nuevo plan hidrológico porque el elaborado para el sexenio 2015-2021 fue anulado por el Tribunal Supremo en 2019. El motivo fue la aceptación de un recurso contra el plan hidrológico de las cuencas mediterráneas (provincias de Málaga y Granada) que provocó un pronunciamiento del alto tribunal anulando todos los planes hidrológicos elaborados por la Junta al adolecer de una serie de informes en sus trámites de aprobación. En el caso de la cuenca del Guadalete, a día de hoy está vigente el aprobado en 2009.

Ahora bien, el esquema provisional de temas importantes hace un análisis de la situación de la cuenca. Estos son los principales problemas y riesgos vinculados a la gestión del agua en el amplio término municipal de Jerez.

La contaminación de origen urbano

El análisis ambiental señala que, aunque Jerez depura sus aguas antes de verterlas al Guadalete, se han constatado en los últimos años “deficiencias” de carácter puntual en algunas depuradoras de los núcleos rurales (como las de El Torno, La Barca, Majarromaque o San Isidro).

Por otro lado, se incide en la importancia de las obras de ampliación de las instalaciones de El Portal para evitar que este problema vaya a mayores. Precisamente, esta actuación, que se contemplaba en el plan hidrológico de 2009, se ha llevado parada más de seis años, aunque hace escasas semanas se retomaron.

No obstante, aún quedan pendientes otras actuaciones como la mejora de la estación depuradora de Nueva Jarilla, una actuación esencial para mejorar los vertidos que realiza en el arroyo de La Molineta. También se incide en la necesidad de ampliar las estaciones de La Barca, Torremelgarejo, José Antonio, Lomopardo y La Ina, además de instalar un sistema secundario en la de Las Pachecas.

La contaminación de origen agrario

Otro fenómeno que se hace necesario controlar es la contaminación de las aguas originada por la actividad agraria, ya sea mediante la filtración a aguas subterráneas o la que llega a los cursos fluviales por las escorrentías.

Un ejemplo de ello es, según el estudio previo del plan hidrólógico, la laguna de Medina o el Arroyo de Santiago, donde se han detectado elevados niveles de nitratos, fosfatos y amonio. En el plan hidrológico que anuló el Supremo se fijó el objetivo de que en este año se normalizaría la situación en el humedal, pero no se ha conseguido a tenor de los resultados.

Más preocupante es la situación del acuífero de Jerez donde, según las muestras analizadas, han aparecido plaguicidas como el glifosato, los clorpirifos o la terbutilazina. En el análisis de la Junta se apunta que, a pesar de que no hay datos concluyentes ya que los datos son relativamente recientes, sí se detecta una “tendencia cíclica de contaminación” aunque vinculada a determinadas épocas del año, un fenómeno que está afectando también al Guadalete al ser “el receptor oficial” de todos los contaminantes. Eso sí, se es pesimista en que la situación del acuífero pueda mejorar durante los próximos años debido a la “elevada contaminación por nitratos”.

El manantial de El Tempul. / Miguel Ángel González

La disponibilidad de los recursos hídricos

A día de hoy, en la cuenca del Guadalete la demanda está relativamente garantizada (se estima que hay unos 460 hectómetros cúbicos para atender unos consumos que oscilan entre los 425 y 430 hectómetros cúbicos al año). Ahora bien, el estudio alerta del “frágil equilibrio” entre ambas magnitudes pues un ligero desajuste en alguna de ellas puede provocar que no se pueda atender la demanda.

El informe detalla que Jerez, al igual que el resto de los municipios integrados en el Consorcio de Aguas, tiene prácticamente garantizada la demanda urbana. Distinta es la demanda agraria, que supone en torno a un 85% de los consumos en la demarcación, donde se apunta que en los últimos años se ha constatado un crecimiento de las superficies regables, fundamentalmente fuera de los “recintos previstos”.

Por ello, este informe reclama que el futuro plan hidrológico debe incluir un reparto “consensuado” con las comunidades de propietarios que se adapte a los recursos existentes, teniendo en cuenta que es previsible una sensible reducción de los recursos disponibles debido a la incidencia del cambio climático.

En las alegaciones previas, algunas entidades agrarias como la Asociación Andaluza de Regantes (Asare) o la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) han reclamado que se revisen las concesiones y que los sobrantes de algunas explotaciones sirvan para ampliar zonas de regadío. En cambio, la Junta señala que, aunque es factible detectar los excedentes de los derechos concedidos, debe primar el aspecto ambiental del uso del agua.

La necesaria adaptación al cambio climático

Los científicos alertan. El cambio climático es una realidad y está provocando que los periodos de sequía cíclicos que sufren zonas como la provincia vayan a hacerse más frecuentes en los próximos años.

Esta reducción de los recursos hídricos puede provocar, según los estudios previos elaborados por la Junta de Andalucía que la demanda agrícola en la zona de Guadalcacín tenga una garantía de acceso a los recursos entre el 92 y el 95. Mientras, en la zona de campiña esta podría disminuir al intervalo entre el 80 y el 83% en función de los recursos que haya. La demanda urbana seguiría estando garantizada, según este análisis.

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