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Entrevista | José Rico Pavés, nuevo obispo de Asidonia-Jerez
Jerez/—Su nombramiento como obispo de Asidonia-Jerez ya es oficial. ¿Qué puede decirles a todos los fieles que forman esta Diócesis de Jerez?
—He dirigido un saludo esta mañana a través de don Federico Mantaras en la rueda de prensa en Jerez pero quiero subrayar que me he entregado a la oración y he rezado por nuestra Diócesis de Jerez. También quiero pedirle a todo el pueblo fiel que recen por su nuevo pastor. Acudo a Jerez con la confianza que no voy a estar solo en este nuevo ministerio que se me entrega. Sé que cuento con la ayuda de todos. Los sacerdotes, los laicos y también las autoridades civiles a las cuales también les envío un afectuoso saludo.
—El pasado día 23 de mayo el Nuncio de España le comunicaba la voluntad del Papa Francisco para que fuera usted quien ocupara la sede episcopal de Jerez. ¿Ha seguido de alguna forma la vida de esta Iglesia local?
—He de decirle que recupero una etapa muy feliz para mí cuando viví en Cádiz. Estuve seis años que fueron fructíferos. Aún mantengo amigos y compañeros de instituto de aquella etapa de mi vida. La recuerdo con mucha alegría. A través de ellos he tenido siempre información fluida y además con el resto de los prelados que me han precedido con los cuales he mantenido un afectuoso trato. También he de decir que hay sacerdotes de la Diócesis de Jerez que han sido compañeros míos cuando estudiaba en Toledo y que una vez ordenados regresaron a Jerez. No voy a una diócesis que sea ajena y distante.
—El ser andaluz y el haber estado vinculado durante muchos años a Andalucía le ayudará en este nuevo ministerio con la relación que siempre ha tenido esta parte de Andalucía con la religiosidad popular.
—Aunque es verdad que llevo mucho tiempo fuera, mi familia vive en Granada, en Cádiz o Jaén, además de otras zonas de Andalucía. Con lo cual conozco muy bien la realidad de aquella tierra. He de comentarle que al comparar la religiosidad de Andalucía con Getafe se observan diferencias notables. La religiosidad popular es un bien que hay que custodiar como si fuera oro. Es el medio natural por el que se transmite la fe en las familias. Por eso es tan importante para la Iglesia. Me alegra mucho la vitalidad de las cofradías y de las hermandades que hay en la Diócesis de Jerez.
—Ha dicho usted que viene para anunciar a Cristo Resucitado. ¿Teme más a las formas que al mensaje en sí a la hora de dirigir esta Iglesia asidonense?
—Es verdad que el reto al que nos llama el Papa Francisco es llegar a los que están lejos y no simpatizan con nosotros. Y además todo este trabajo tan maravilloso debemos de hacerlo ayudando a los de dentro de la Iglesia. Cristo es el fin. Los cristianos no somos seguidores de un difunto sino que proclamamos que Cristo ha vencido a la muerte y nos invita a estar en comunión con Él. El origen de la Iglesia ha sido este mensaje y seguirá siendo así mientras que esta misma Iglesia evangelice en el mundo. A las formas, he de decirle que lo importante es ofrecer esas puertas que siempre están abiertas y que el mismo Señor nos regala para acércanos a Él por medio de la religiosidad que es la ayuda que disponemos. También el pensamiento es importante para el acercamiento a Cristo. Y la caridad, tan importante en la tradición de la Iglesia con el fin de que seamos portadores de esta misericordia que nos conduce a Cristo Resucitado que era el centro de mi mensaje. En definitiva un lugar donde muchos se sientan invitados.
—El día 31 tomará posesión de su nuevo ministerio. ¿Nos puede adelantar algo sobre cómo quiere que sea ese día tan importante para usted y para la iglesia asidonense?
—La ceremonia es sencilla pero muy expresiva. No habrá una ordenación episcopal pero la solemnidad que se requiere y la liturgia se cuida mucho. El Nuncio ofrecerá unas palabras de recibimiento así como del administrador diocesano que también dará la bienvenida al nuevo obispo. Posteriormente se hará lectura pública del nombramiento como obispo de Asidonia-Jerez por parte de Su Santidad el Papa Francisco. Se culmina con la entrega simbólica del gobierno de la diócesis cuando el Nuncio invita al nuevo obispo a ocupar la sede episcopal y le entrega el báculo. Son unos signos que nos ayudan a ver las vertientes de un episcopado. La santificación, la enseñanza y la predicación. Me gustaría que nos centráramos en estos elementos para mirar el futuro de nuestra Diócesis. El obispo no puede estar solo sino que necesita estar con sus fieles. Tenemos que caminar todos juntos. Por eso también quiero que los fieles puedan corregir a su obispo cuando lo crean oportuno. Un obispo tiene que ser lo que sus fieles quieren que sea porque todos formamos un mismo cuerpo.
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