"No hay obras, voy a ir a Urbanismo"
Un Grimaldi, testigo directo, narra los presuntos favores y las relaciones entre la trama empresarial liderada por Jerecom y la GMU · El dueño de la 'matriz', Cohegri, se exculpa pero "no meto el brazo en candela por nadie"
"Cuando trabajaba en Cohegri he oído decir: 'nos hace falta una obra, no tenemos obras, voy a ir a Urbanismo'; cuando volvía por la noche, después de tapear y tomar algunas copas al mediodía, me decía: 'oferta por ésta, que ya es nuestra". La persona que ofrece este testimonio se apellida Grimaldi y ha manejado "papeles muy serios" en la empresa que fundó y quebró José María Grimaldi padre. Definido por muchos como "todo un señor" y con un capital inicial suscrito de apenas un millón de pesetas, Cohegri comenzó en 1990 a hacer fortuna gracias al 'ladrillo' y a los contactos. Como consta en la denuncia que ya obra en poder del Juzgado de Instrucción y según la información que manejan Fiscalía y Udyco en el amplio operativo anticorrupción que desarrollan en la ciudad, la "turbulenta situación concursal de la tristemente célebre Cohegri, salpicada de dudas sobre su legalidad", pudo desembocar a posteriori en una "frenética actividad de constitución y liquidación de sociedades dedicadas a la construcción". Un fin común, como reza en la citada demanda, siempre satisfecho, pues "las sociedades de los miembros de la familia Grimaldi tenían gran abundancia de trabajo, merced en gran medida a las ajdudicaciones de obras de la extinta Gerencia Municipal de Urbanismo del Ayuntamiento".
Acorralada por los embargos -una de las empresas le adeuda más de un millón de euros-, este testigo directo reconoce las buenas relaciones entre algunos de sus familiares y la GMU. "Yo he llegado a ir al Polígono a darle regalitos a la madre de un alto cargo de Urbanismo; y la primera vez incluso me costó muchísimo dar con la casa". Otro de los afectados por la "caída súbita" de muchas de estas empresas añade: "Sé que había un técnico que trabajaba por la mañana en la Gerencia y por la tarde le hacía presupuestos a la empresa".
Volviendo al principio, tras abandonar su retroexcavadora, José María 'Cohegri', como le conocen en la familia, llegó a edificar su propio imperio en la barriada rural de Las Pachecas. La misma zona que ahora permanece adornada con infinidad de pintadas, algunas burdamente borradas, contra su persona y algunos familiares ligados a empresas creadas en paralelo y con posterioridad a la quiebra de la matriz. Con la suspensión de pagos de Cohegri -a partir de 2002-, florecieron dos nuevas sociedades ligadas a la familia, Cartuja Urbanizaciones, del hijo de José María, y Jerecom, administrada por José Grimaldi y que, pese a crearse en 2003, no fue hasta 2005 cuando vio incrementada "fortísimamente" su actividad. En principio, confirman las fuentes consultadas, Cartuja "se monta en 2002 pero no funciona realmente y se supone que servía para asuntos fiscales, porque ya por aquella época Cohegri facturaba más de un millón de euros todos los meses".
El caso de Jerecom es distinto, explican a renglón seguido, pues "Pepe se va de Cohegri y se queda con el mayor volumen de obras, pues él era el que trataba siempre con los técnicos; estaba en la obra siempre, trataba y le daban un montón". Y matizan: "Ahí se trabajaba para Urbanismo porque el Ayuntamiento no pagaba, y Urbanismo por lo menos te endosaba certificaciones". Cuando quiebra Cohegri, detallan, "Pepe Jerecom -como se le conoce en el mundillo- se queda con los buenos contactos de los técnicos de Urbanismo, mientras que el dueño de Cartuja, José María Grimaldi hijo, primo del anterior, mantiene las buenas relaciones con las altas instancias con las que se deja ver su padre". "Hay muchos testigos de fiestas en una finca en Las Pachecas; allí iban políticos, nos llamaban a la familia y alguna vez se podían juntar unos ocho de Urbanismo", comenta esta voz anónima. E ilustra las supuestas 'buenas relaciones': "Yo he cogido con un spray de 'la casa del espía', he ido a Urbanismo a coger sobres de las demás sociedades en concurso y he echado el spray para ver qué licitaban; eso se ha hecho en la empresa y lo ha hecho uno de los de Urbanismo delante mía". De hecho, en la propia denuncia que lidera el abogado granadino Pérez Vera se dice que "cuando se trataba de concurso público, presentaban una oferta inferior al coste real de la obra para garantizarse la adjudicación". Pero había, al parecer, otros métodos. "A lo mejor Urbanismo le decía a una empresa que quería la concesión de un parking: 'yo te lo pongo fácil, te doy la concesión, pero esta empresa es la que te tiene que hacer la obra", advierten.
Este medio ha podido contactar con José María Grimaldi, 'Cohegri', quien hace ya tiempo se marchó de Jerez -todos dicen que a Málaga- en busca de la prosperidad perdida. En una comunicación telefónica mientras conduce, se exculpa de cualquier asunto turbio, ahora que Anticorrupción y la Udyco investigan los movimientos urbanísticos de la ciudad en los últimos años y los acreedores de Jerecom le han denunciado, junto a otras 17 empresas afines al entramado de los Grimaldi, en los juzgados. "Yo sólo te digo que se le está haciendo daño a la familia porque aquí todo el mundo no es igual, gente a la que se la señala y que no tienen nada que ver", comenta Grimaldi. "Si se ha cometido un delito que se pague y yo desde luego no meto el brazo en candela por nadie", reconoce, antes de añadir: "Yo no tengo nada que ocultar y las firmas de trabajo son normales, lo que pasa es que por no dejar a un hijo tirado me hice, como se dice…, me hice portavoz de Cartuja, pero de Jerecom no sé nada, ni siquiera tengo relación directa con mi sobrino". Su sobrino, Pepe Jerecom, es probable que actualmente se encuentre en Zaragoza y sea un testigo protegido de la investigación, según dan por hecho distintas fuentes próximas, pero no atiende a su móvil. Incluso en una reciente visita a la ciudad para ver a su madre, ha llegado a asegurar en público que mantuvo "una reunión de una hora con Pedro Pacheco", cosa que éste niega en redondo, pues "con este señor yo no he tenido trato en mi vida".
En todo caso, lo cierto, asegura el testimonio del familiar recogido por este periódico, "la gente dice que son todos los mismos, pero no tienen nada que ver. Absolutamente nada que ver. Ellos -por Jerecom y Cartuja- incluso se dejaron de hablar un tiempo porque como se hacían competencia con las obras de Urbanismo, licitaban por las mismas obras, pues se peleaban entre ellos". "Lo que pasa es que Pepe andaba a nivel de técnicos, a los que arreglaba viviendas, construía piscinas; y aunque el otro trataba a nivel de instancias superiores, muy bien relacionado, los técnicos le daban a Pepe todo lo que podían".
No obstante, en la denuncia presentada ante el juzgado se cuenta que "aún cuando los señores Grimaldi nieguen toda relación entre ellos y sus empresas, existen contabilizados créditos a favor de familiares: Pedro Grimaldi, 211.483 euros; Domingo Grimaldi, 2.500 euros; José Grimaldi, 5.904 euros... y a favor de la empresa Alcázar, 539.125 euros". Curiosamente, sólo esta empresa da cuenta de su crédito en el concurso de acreedores de Jerecom, aunque se trata de múltiples pagarés sin soporte de factura, albarán o algún otro documento que acredite la realidad del crédito".
Sea como fuere, el dinero no ha dejado de entrar a espuertas montado en un tren de vida que contrasta con el reguero de acreedores dejado a cada suspensión de pagos. Sólo en el caso de Jerecom, se habla de medio millar de afectados y una 'roncha' de unos 14 millones de euros. "El nivel de vida de la familia se ve: los viajes, los cruceros... El de Cartuja cogió a toda la familia y veinte días a tutiplén a Marina D' Or. El Corral -por Pepe Jerecom- quebró en noviembre y en el agosto anterior se fue con su mano de derecha y sus familias a un crucero. En agosto ya sabes cómo te van a ir las cosas... Chalés, Mercedes, la mujer cada seis meses un coche nuevo…", rememora. En todo caso, señalan otras voces, "Pepe Jerecom debía de ser el hombre de paja puesto ahí por alguien porque un chaval que limpiaba vacas en una vaquería de Lomopardo qué cerebro iba a tener, no tenía conocimientos para hacer lo que ha hecho". El dossier que la alcaldesa, Pilar Sánchez, puso en manos de Fiscalía revela, como adelantó este medio, "adjudicaciones a dedo, facturas duplicadas, cobros sin pasar por la intervención y pago por obras no ejecutadas o imposibles de verificar si se han ejecutado". Sólo en obras menores y sólo Jerecom pudo facturar entre 2003 y 2007 en torno a 900.000 euros. En la denuncia también constan datos sobre una empresa cuyo capital social era de 3.000 euros en 2005 y su cifra de negocio ya andaba en los 6,1 millones, duplicándose un año después.
¿Pero qué ocurrió con Cartuja? ¿Y con Alcázar, creada como escisión de la anterior en 2004? ¿Y Jumagri? ¿Y Movipac? ¿Por qué compartían contable Jerecom y Fivesur, ambas en causa de disolución? "¿Te has preguntado alguna vez por qué en Los Arcos hay guardias jurado y la entrada al Consistorio es libre?", cuestiona una de las fuentes. ¿Quiénes de la Gerencia se relacionaban con José María 'Cohegri' en el céntrico bar La Marea? Fiscalía y Udyco trabajan en resolver algunas de estas interrogantes del laberinto societario urdido por los Grimaldi. En un acto de valentía, este testigo directo de los movimientos que durante una década larga han relacionado a la familia con Urbanismo habla ahora sin tapujos: "Hace casi dos años, amenacé con contarlo todo a la prensa y la respuesta fue enviarme a cuatro lituanos, rusos, o yo que sé, a que me zarandearán el coche con mis hijos dentro. Yo ahora sólo busco justicia".
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