‘Ocuri’, clave de bóveda
Es momento de celebrar una afortunada alineación de astros sobre la antigua ciudad de Ocuri. Mientras la mayoría de nuestros yacimientos languidece, olvidados por las instituciones y la sociedad en general, expuestos a la erosión y el expolio, la historia de Ocuri renace al calor de la conciencia ciudadana y la investigación.
El yacimiento de Ocuri se encuentra en una posición ventajosa, tanto por su ubicación como por el cariño que le brinda su principal custodio, el pueblo de Ubrique. Su situación en el entramado de los corredores naturales de la Sierra de Cádiz es una pista esencial sobre su origen, referente para la fortificación estratégica que evidencia su muralla. A solo un kilómetro del casco urbano de Ubrique, el paraje natural en el que se encuentra, el Salto de la Mora, es un espacio natural utilizado para la observación astronómica. Al tiempo, la ausencia de construcciones modernas permite la excavación y un estudio completo del entorno; una suerte con la que no cuentan todas las ciudades antiguas. Ni demasiado cerca como para competir con el desarrollo urbano, ni demasiado lejos como para resultar de difícil acceso.
Pero la suerte de Ocuri, más que en la proximidad física, radica en el apego de los ubriqueños. Las visitas guiadas se suceden desde el centro de recepción de visitantes. Además, hasta en quince ocasiones, el pueblo se ha volcado en las recreaciones culturales de la Bajada Romana. No es de extrañar que la gestión del yacimiento fuera galardonada con un certificado Q de calidad turística en 2018. La declaración como Bien de Interés Cultural por la Junta de Andalucía no se haría esperar, llegando en 2023. Ocuri y su gente estaban en racha, pero lo mejor aún faltaba por llegar. En 2024, el Ayuntamiento de Ubrique y la Universidad de Granada han firmado un convenio para el estudio arqueológico de esta ciudad antigua. Las excavaciones ya están abriendo, lentamente, una puerta que conecta pasado y futuro.
Los ecos del pasado nos traen tres nombres a la memoria, tres hombres que destacaron por su dedicación al yacimiento. Remontándonos al siglo XVIII, Juan Vegazo recibe el merecido título de “descubridor de la ciudad romana de Ocuri y pionero de la arqueología de campo en Andalucía”. Para sorpresa generalizada, hace poco un manuscrito sobre sus hallazgos ha visto la luz públicamente. Llegados los años 70 del siglo pasado, el maestro local Manuel Cabello dirigió diversas actuaciones sobre el yacimiento, siendo reconocido con los premios “Misión Rescate”. Su esposa, Esperanza Izquierdo, y sus hijas, Natalia y Esperanza, han sido apoyo y continuación de tales iniciativas. Más recientemente, en torno al cambio de siglo, la arqueología profesional reclamó terreno con las investigaciones de Luis Guerrero. Sin ánimo de exhaustividad, este elenco de personalidades resume algunas de las líneas que marcan el presente y futuro de Ocuri: audacia, socialización y rigor científico.
Ahora tres nombres de mujer atraen nuestras miradas. María Campos es la arqueóloga municipal, motor de las dinámicas locales y esencial divulgadora del valor y las necesidades del yacimiento. Tan sólido es el trabajo previo, que hasta 80 candidatos se presentaron como voluntarios para las actuales excavaciones. Así es la pasión que despierta la antigua patria de los ubriqueños. Por su parte, desde la Universidad de Granada, diez jóvenes arqueólogos acompañan a las directoras de la intervención; incluyendo estudiantes, nuevos licenciados y profesionales en activo. Macarena Bustamante, Profesora Titular de Arqueología, y Mar Castro, Investigadora Ramón y Cajal, encabezan la expedición. Con audacia, están introduciendo nuevas tecnologías en la investigación arqueológica del sitio. La geofísica permite conocer una parte de la realidad aún soterrada y diseñar las mejores estrategias de excavación. Los sistemas de información geográfica se utilizarán para gestionar enormes cantidades de datos y comprender sus interconexiones espaciales. Cada elevación del terreno, cada fragmento de cerámica… todo recibirá su debida atención a lo largo de los próximos años. Vías de comunicación, recursos y fuentes de agua, urbanismo y estratigrafías… Somos muchos más los investigadores involucrados en la resolución de los misterios que circundan la antigua Ocuri, en la estela de unas mujeres que abren paso hacia un excitante futuro, cargado de nuevos descubrimientos e, inevitablemente, de nuevas preguntas.
Así descrito, brevemente, el momento estelar que vivimos sitúa a Ocuri como una clave de bóveda en el panorama educativo y cultural del patrimonio andaluz. Una pieza que conecta nervaduras, que soporta fuerzas convergentes, que posibilita una arquitectura tan sofisticada como hermosa. Se trata de un modelo paradigmático, en el que la sensibilidad de una comunidad hacia su legado histórico conecta con una iniciativa científica de primer orden. Solo cabe desear el mejor de los destinos para la reciente empresa y seguir con atención la ejemplar trayectoria del proyecto colectivo en torno a Ocuri.
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