Paisaje expositivo sevillano (II). Las cosas bien hechas
Diario de las artes
COMO decíamos en la anterior entrega, el paisaje expositivo sevillano se encuentra en un espléndido momento, con todos los espacios desarrollando su función y patrocinando un arte abierto que suscribe todas las circunstancias de la creación contemporánea en sus últimas y comprometidas posiciones. Tras las exposiciones de Dorothea von Elbe (Galería Rafael Ortiz), Patricio Cabrera (Sala Atín Aya) y Gerardo Delgado (Casa de la Provincia), hacemos parada en este espacio periodístico en muestras que tienen lugar en galerías de la ciudad hispalense y que, como hemos apuntado, se encuentran en una dimensión de suma importancia, con espacios comprometidos con lo mejor de la plástica contemporánea y apostando abiertamente por un arte hacia delante donde tienen cabida los amplios postulados de una creación que sigue las diversas rutas de una modernidad, ya, sin complejos y portadora de los infinitos registros de un arte en abierta proyección.
Galería Birimbao. ÁNGEL ALÉN. La visión de espacios comprometidos con lo artístico
No es Ángel Alén aquel joven pintor que hasta hace bien poco lo veíamos, de vez en cuando, en algunos de los muchos certámenes de pintura a los que acudía mostrando siempre muy buenas maneras y apuntando hacia metas que se nos antojaban próximas y llenas de seguras perspectivas. Ahora es un pintor consolidado, con una personalidad artística bien definida y un lenguaje figurativo que desentraña los mejores postulados de un realismo sin encorsetamiento y abierto a los más sugestivos registros de una realidad sin efectismos dudosos.
La pintura de Ángel Alén siempre ha tenido un relato claro. Nos presentaba espacios de trabajo, talleres de artistas, estudios de grandes arquitectos que componían un caleidoscopio de formas, estructuras y colores que marcaban los caminos de ese espíritu íntimo de la realidad que representaba, aparte de posicionarnos en los misterios inquietantes que se ofrecen en esos sanctasanctórum creativos. El artista juega con los espacios, redunda en la figuración determinante, asume los buenos planteamientos de una realidad muy bien matizada, sin estridencias, sabiendo lo que hay que cocer en todo momento y dejando abiertas las puertas de un relato visual acertadamente conformado.
La pintura de Ángel Alén nos conduce por esa buena figuración donde los esquemas de la representación desentrañan situaciones que no son meros artificios impostados que juegan sólo a manifestar desenlaces compositivos atractivos a miradas de escasas inquietudes artísticas. Ángel Alén es un pintor con mucha personalidad; sus obras no están sujetas a casi ninguna referencia coercitiva. Él sabe lo que quiere y lo hace aludiendo a los buenos postulados de una pintura bien concebida y mejor interpuesta.
La galería de la calle Alcázares vuelve a situarnos en los sólidos argumentos de un creador que está posicionado en los medios de una pintura importante. No es artista que siga al pie de la letra las muchas fórmulas de esa pintura igualatoria que tantas veces nos encontramos para dar un nuevo sentido a lo real; sentido que no siempre refleja conceptos claros, ni planteamientos rigurosos de esa pintura nueva a la que se quiere con una especial dimensión y no meros reflejos de un realismo manido y poco riguroso. El lenguaje de Ángel Alén manifiesta un convencimiento y eso en un universo artístico donde todo se parece a casi todo es de agradecer. Además y creo que eso es importante, el artista está al margen de modas y de modos y su pintura descubre a un pintor con muy buen sentido y lúcidas maneras personales.
Di Art Gallery. CONCHA YBARRA. La íntima espiritualidad de un concepto bien definido
Hace algunos años, Concha Ybarra era artista de mucha vinculación con Cádiz. Solía estar muy presente en las desaparecidas galerías de Carmen de la Calle y de Milagros Delicado. Eran otros tiempos y las galerías disfrutaban de un estatus que, hoy, nada tienen que ver con el que entonces existía. Muchas se quedaron, desgraciadamente, en el camino. Concha Ybarra ha sido siempre artistas de infinito entusiasmo; con aciertos manifiestos que nunca la han posicionado en los espacios seguros sino que, siempre, ha buscado, mucho más. Ha sido para mí una artista en quien confiar y de las que jamás te iban a defraudar. Además, nunca ha parado y siempre ha estado brillante en los asuntos en los que ha trabajado. Fue y lo sigue siendo una pintora de poder y fuerza, con posiciones que se ajustaban a lo mejor de la pintura moderna. Ha sido, asimismo, una ceramista de mucha significación, manipulando la materia y dando vida a unos elementos ancestrales que ella convertía en rigurosos esquemas creativos llenos de la máxima artisticidad.
Ahora llega a esa galería que se encuentra en el Muro de los Navarros, ya, lindando con la Puerta Osario; galería cada vez más fuerte en ese muy buen panorama en el que actualmente existe en este universo artístico de las galerías de Sevilla. Concha Ybarra siempre ha tenido un espíritu libre. Ha pintado lo que ha querido y siempre lo ha hecho bien. No se ha sometido a las estructuras impuestas ni a los parámetros de los espurios intereses de algunos. En su trabajo existe una correlación con la propia naturaleza; hay una íntima fusión con lo natural que se observa en todas sus situaciones. Compendia varias realidades y las somete a una nueva dimensión. Por sus obras deambula una íntima espiritualidad; una poética sucinta que se aparta del adocenamiento y prosaísmo existentes, buscando nuevas identidades que configuren organismos más amplios llenos de intensidad y compromiso con una sintonía universal.
La obra de Concha Ybarra siempre nos ha parecido que respondía a un credo íntimo y personal. Una obra que no deja indiferente por su poderoso alcance intimista, por sus bello sentido de la proporción, por una estética que va más allá de los simples postulados de la representación o los esquemas básicos y esenciales de la creación abstracta. En todas las comparecencias de la artista sevillana su trabajo desprendía una conciencia plástica abierta y un espíritu creativo contundente. Ahora, alcanzada la suprema madurez y estando ajena a los intereses de lo nuevo o a los de algunos de los inquisidores de lo artístico, su trabajo nos convence más; su obra se abre a un infinito al que ella le impone una juiciosa realidad creativa.
Dos exposiciones que plantean el momento dulce de un arte sevillano que nos abre los amplísimos caminos de una plástica contemporánea acomodada a una realidad artística que abarca lo mejor de una creación hacia delante. Dos galerías que apuestan con decisión por lo bueno y que responden, con sentido y verdad, a los magníficos parámetros del buen paisaje expositivo en el que nos encontramos. Y, como queda mucho por ver, seguiremos con nuevas entregas.
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