El palacio, el hotel... y su fantasma

Visita al palacio de Casares

El empresario jerezano Fulgencio Meseguer muestra el interior del palacio de Casares

El edificio atesora desde partes del órgano de San Dionisio a mármoles de La Cartuja

Fulgencio Meseguer, ayer sábado en la primera planta de la casa palacio de Casares. / Miguel Ángel González
Manuel Moure

25 de abril 2021 - 05:00

Jerez/Meseguer, asentado durante décadas lejos de su tierra, concretamente en Jaén, en el Santo Reino, siempre sintió una deuda de gratitud con la ciudad que le vio nacer. Tal y como informara este medio recientemente ha adquirido el palacio de Casares, en la plaza de la Asunción, en un marco incomparable, frente a la Iglesia de San Dionisio y al lado de la logia renacentista del Cabildo Viejo.

Tras mostrárselo a la alcaldesa de Jerez, Mamen Sánchez, acompañados ambos por el alcalde de Jaén, Julio Millán, aprovechó el día de ayer, sábado, para mostrárselo a los amigos que dejó en Jerez hace ya casi 30 años.

Una de las estancias, con vistas a la plaza de la Asunción. / Miguel Ángel González

La casa palacio, construida en el siglo XVI en el lugar donde se tomaban las decisiones de la ciudad medieval, tiene una arquitectura vieja donde aún puede verse la piedra caliza y la argamasa que caracterizan a la antigua muralla. Todo ello, embellecido con tres techos que han sido catalogados por Patrimonio por su singularidad, han dado lugar a un edificio en el que se mezclan tanto la antigüedad como la modernidad que reporta el hecho de haber estado habitada hasta hace apenas unos años.

Si algo llama la atención del palacio de Casares son dos asuntos. De un lado que la mayor parte de las habitaciones están corridas, pasándose de una a otra sin apenas puertas que abrir. De otro lado se encuentra la singularidad de que la casa señorial se divide en dos zonas, la señorial y la de servicio. Dos ámbitos, dios clases. Un verdadero galimatías de pasillos, elevadores para subir o bajar las viandas de las comidas, se conjuga con la luminosidad de la que hace gala la mayor parte de sus estancias.

Imagen del patio de luces interior del palacio. / Miguel Ángel González

Fulgencio Meseguer reconoce, con acierto, que “el edificio pide a gritos ser reconvertido en un hotel”. Y es cierto, pues dispone de los espacios que cualquiera pudiera esperar a disponer en un establecimiento de estas condiciones. Un hall amplio, salas extensas para servicios de hostelería, salas corridas para exposiciones y, lo más importante, la susceptibilidad de múltiples estancias para ser reconvertidas en habitaciones y suites con inigualables vistas a la plaza más bella desde un punto de vista arquitectónico de Jerez, donde mudéjar y Renacimiento se dan la mano.

En su interior se atesoran desde mármoles del antiguo refectorio de La Cartuja tras ser destruido por las tropas napoleónicas en el siglo XVIII hasta una parte del ancestral órgano de la vecina Iglesia de San Dionisio.

A las incipientes alturas actuales del proyecto, Meseguer reconoce que aún no tiene claro cuál será el formato final del proyecto, aunque el hotel parece cobrar fuerza sobre los apartamentos turísticos que se barajaron en un principio.

De forma indudable, el palacio de Casares necesita de una amplia reforma que ayude a adecuarlo a las necesidades actuales. Desde rebajar las empinadas escaleras a distribuir los espacios pero, eso sí, sin perder la esencia señorial de un edificio en el que de forma obligada hay que respetar tanto la fachada como los tres techos catalogados y ya reseñados en esta información.

Vista de la Iglesia de San Dionisio desde la casa palacio. / Miguel Ángel González

El fantasma y sus ‘cosas’

Cuarto Milenio, un programa de cientos de miles de seguidores en España, le llegó a dedicar un programa a la actividad paranormal de esta casa señorial en el centro neurálgico de Jerez.

Como datos curiosos valga destacar que la medium del programa detectó (así está grabado) el espíritu de una persona que se lamentaba de fuertes dolores en la zona abdominal. Una de las propietarias aseguró que podría tratarse de un enfermo de la familia que falleció por un cáncer de páncreas que le provocaba terribles dolores. “Nadie sabía este dato”, señaló la señora.

De otro lado se encuentra el hecho de una rotura de tulipas cuando el actual propietario, sentado en la propiedad, negociaba la venta en uno de los salones con uno de los dueños.

Para terminar, el hecho de que la cámara del fotógrafo que realiza este reportaje para ustedes, Miguel Ángel González, se bloqueara de forma tan misteriosa como inesperada mientras realizaba su trabajo en una de las ‘zonas calientes’ señaladas por la referida medium.

Como quiera que sea, lo cierto es que este edificio tiene unas enormes posibilidades para convertirse en un hotel de referencia en la ciudad. Meseguer destaca que quiere ir paso a paso, sin excesivas prisas, dando por seguro que las reformas deberán ser cuidadosas para dar una nueva vida a una casa que ha visto pasar ante sí la vida de Jerez desde hace más de 400 años.

4 Comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último