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"Soy más de papel, internet va demasiado deprisa"

charlie geer. profesor

'Amerizano' de Charleston pero afincado en Jerez relata cómo convive con el fenómeno viral tras el éxito de sus cómicos vídeos de You Tube

Charlie Geer posa en la calle Larga, en pleno corazón de Jerez, donde reside desde hace tres años. / Miguel Ángel González
Fran Pereira

27 de mayo 2018 - 01:36

Jerez/Charlie Geer ha pasado en menos de unas semanas a ser una persona popular o viral, como se dice ahora. Su vídeo titulado 'Ancabuela', donde explica sus experiencias como profesor de inglés y sobre todo con el andaluz, ha conseguido sacar una sonrisa a muchos gracias a su acento, su ironía y sus curiosas conclusiones de las reglas fonéticas.

Pero detrás de este 'guiri' con acento andaluz que se presenta en you tube como 'Amerizano' y que viste con un sombrero cordobés "de los chinos", como él mismo cuenta, hay un profesor de universidad de Charleston (Carolina del Sur), "un friki de los idiomas", como se define, que aterrizó en Andalucía hace ahora 10 años y ha quedado prendado de su ritmo de vida.

"Yo nací en Charleston, y hasta 2007 trabajaba como profesor de universidad enseñando composición y literatura. Decidí tomarme un año sabático y solicité una plaza como auxiliar de conversación en España. No me pagaban mucha pasta, pero al ser un trabajo de tiempo parcial, tenía tiempo para escribir, que es lo que me gusta", relata con un acento anglo-andaluz.

Su destino fue Puente Genil, el punto de partida de una historia que posteriormente le ha llevado por Los Palacios, donde permaneció cuatro años y Jerez, donde vive desde hace tres. Durante todo este tiempo ha vivido "experiencias", "anécdotas" y "malos entendidos" que ahora intenta escribir en un nuevo libro, ya que el primero fue 'Outbound: The Curious Secession of Latter-Day Charleston' en 2011.

"Como es un proceso lento, empecé a hacer pequeños clips de vídeo, resumiendo algunas de ellas, pero nunca pensé que tuviera esta repercusión". De hecho, el famoso 'Ancabuela' "es una anécdota que en el libro tiene 10 páginas, pero lo he reducido a un guión de una para hacer el vídeo".

Porque lo que realmente le gusta a Geer es escribir, "y sobre todo el papel, internet va demasiado deprisa". Reconoce que en su academia, Ten Idiomas, disfruta "dando clases a los peques y a los mayores" sobre todo porque "aprendo con ellos, veo el idioma con otros ojos y eso me enriquece".

Fascinado por el andaluz, "porque puedes ir de un pueblo a otro y hay otra manera de decir una misma cosa", añora que toda esa riqueza localista ha sido devorada en su país "por la televisión y el sensacionalismo". "Los jóvenes hablan como en Friends", -recalca-, algo que antaño, "al menos en el sur", no ocurría. "Cuando era joven, Charleston era una ciudad bastante decadente, con las mansiones victorianas en decadencia, pero tenía su encanto. Ahora se ha 'americanizado' todo, se ha perdido la identidad. Charleston ahora sale en todas las revistas, es más popular que nunca, pero es como un parque temático".

Esta sensación es la que vislumbra "hoy en España y eso me preocupa". Considera que "se están repitiendo los errores que tuvimos nosotros. Me da pena ver cómo crecen los Burger Kings o los Mcdonald's. Hasta ver la cantidad de palabras en inglés, y yo vivo de eso, que hay en los supermercados".

En su quehacer diario se muestra casi como uno de esos viajeros románticos del siglo XIX, curioso e inquieto con todo lo que le rodea. De hecho, asegura que "el estilo de vida que tengo aquí no puedo encontrarlo en Estados Unidos".

Al hablar de su país, y de Trump es contundente: "Estoy contento de estar aquí y no allí". 'El Twitter president', como define a Donald Trump, "ha creado mucha división y con la división sólo ganan los políticos". Por esta razón, entre sus vídeos aparece el denominado Tío Henry, "un votante de Trump atrapado en Andalucía, este país socialista, que fue enviado aquí como terapia".

Asegura que le encantan los monólogos, "aunque todavía no me atrevo a hacerlos en público en español", y se reconoce como hincha del Atlético. "Eso es por herencia, por mi suegro. A mí me gusta por el sufrimiento, dicen que es el pupas y yo soy uno de esos (risas)".

"Aunque parezca mentira", -prosigue- "en Charleston hay mucha tradición futbolística porque había una gran herencia británica". Además, cuenta que cuando llegó a España, al margen de vivir "cómo ganaban una Eurocopa y un mundial", "me di cuenta que en el bar, cuando pedías una caña para ver el fútbol, te daban una tapa gratis. 'Yo me quedo', dije".

"A mí no me importaba quién estaba jugando, no sabía nada de la liga ni la Champions y por qué había partidos un miércoles. Pero decía, 'bueno, no me importa, hay un partido y hay tapas'", añade.

De entre sus anécdotas habla de su reacción cuando descubrió el brasero, "porque aquí en Andalucía en invierno hace más frío dentro de la casa que fuera", o aquella vez que preguntó a su casera Rafi, "¿dónde puedo encontrar un poco de celo?' Y me dijo: 'Vete a los chinos'. Pensé que era un insulto, porque en inglés decimos 'Go play in traffic'. Luego me explicó que no, que era una tienda".

La reducción de palabras y los paralelismos en el lenguaje

Una de las cosas que más llaman la atención de este sureño americano es "cómo en Andalucía la gente es capaz de reducir las palabras. Con 'Ancabuela' se convierten cinco palabras en una". Es algo por lo que siente pasión, como lo es el uso que se hace del lenguaje y la comida. "Cada vez que escucho una la apunto". Sobre ello, "también hice un vídeo", -cuenta-, porque "aquí se llama a los niños 'empanaos', 'atorrijaos'.. Se dice 'mi mujer es una jamona', con un par de molletes, su marido es un chorizo, se gana las habichuelas, se vende por un plato de lentejas, un cacho de pan, me importa un rábano...", algo que contrasta con el paralelismo de este asunto pero en su país. "Nosotros lo hacemos con las armas. Por ejemplo cuando un padre obliga a una hija a casarse porque está embarazada, en inglés decimos 'shotgun wedding', decimos 'shotgun a beer' cuando nos bebemos rápidamente una cerveza. Incluso el asiento de un coche se llama 'shotgun seat'. Es curioso".

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