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'Al pasar la barca' (y III)

Las barcas de La Florida, Berlanga, el Majaceite y Tempul

Majaceite desde el castillo de Tempul
José Y Agustín García Lázaro

12 de junio 2016 - 01:00

Entre todas las barcas que han cruzado el Guadalete a lo largo de su historia, la única que ha perdurado en la toponimia ha sido la de La Florida. Junto con La Barca de Vejer, en el río Barbate, que bautiza a un enclave de este municipio jandeño, ésta de la Florida también dio nombre a una conocida población del Jerez rural.

El antiguo Vado de La Florida, en tierras próximas al cortijo del mismo nombre, se ubicaba en un punto en el que confluyen diferentes vías pecuarias o cañadas que formaban, a orillas del Guadalete, uno de los descansaderos de mayor superficie del término, cercano a las 40 hectáreas, donde luego se levantó el poblado de colonización de La Barca de La Florida. La Cañada Real de la Sierra cruzaba por aquí, proveniente de Cuartillos hacia Mesas del Corral para seguir su camino hacia el Valle, el Mimbral y el Tempul: las tierras del Este del término municipal jerezano. De este descansadero del Vado de La Florida arrancaba también hacia el Norte la Cañada de Albardén, hacia la Junta de los Ríos y Arcos, así como los caminos que llevaban a los cercanos cortijos de Berlanga, Berlanguilla y La Suara y al descansadero de Mesas del Corral, situado al otro lado del río (1). Un lugar, en suma que constituía un auténtico nudo de comunicaciones y cruces de camino del Jerez rural y que, como tal, contaba con un vado para el paso del río desde la época medieval.

Juan de la Plata aporta referencias de su posible origen señalando que "se estableció en 1725, poniendo en comunicación los parajes del río Guadalete conocidos por La Florida, La Suara y Berlanguilla" (2). La Barca aparece ya en un mapa francés elaborado en la primera mitad del siglo XIX (3) y de ella da cuenta Madoz en 1854, que la denomina indistintamente como 'barca de la Florida' o 'de Berlanga' y que sitúa en el Vado de La Florida (4). El primer mapa provincial de Cádiz, elaborado en 1868 por Francisco Coello, también la recoge (5), al igual que el Plano General de Ángel Mayo (1877) quien construiría en este mismo lugar en 1864 el puente-sifón del acueducto del Tempul y que señala el emplazamiento como 'Venta de La Barca de la Florida' (6). A finales del siglo XIX, en el Plano del Término Municipal de Jerez de la Frontera de A. Lechuga y Florido (1897) figura ya señalada la 'barca' junto a la 'Venta y Pasada de la Florida' en un punto aguas arriba del puente sifón (7). Veinte años después, el mapa del Instituto Geográfico en su primera edición de 1917, en el que ya aparece la carretera de Cortes, incluye también una referencia a la 'barca' que cruzaba el río y la sitúa a la izquierda del paso de la carretera, río arriba, en un lugar muy cercano al actual Puente de Hierro (8).

Pero para conocer la pequeña historia de la última de las barcas de La Florida, de la que pudo rescatarse la memoria, resulta de obligada (y deliciosa) consulta el libro coordinado por Juan Leiva La Barca de la Florida. Historia de un pueblo joven con viejas raíces. En él se informa de que en este lugar se encontraba en los años veinte del siglo pasado el conocido 'Rancho de Benalí'. Su dueño, "Francisco Robles Pérez, alias 'Benalí', compró una barca de12 metros de eslora por 7 de manga, que fue transportada hasta el río por don Antonio Guerrero (propietario del cortijo de La Florida), e instalada por 'Benalí' para pasar el Guadalete, en el mismo lugar donde se encuentra actualmente el puente de La Barca de La Florida". Como señala Juan Leiva, "la barca funcionaba mediante poleas instaladas a ambos lados del río, de las que tiraba el propio 'Benalí'. Era un auténtico transbordador, en el que pasaban personas, animales y todo tipo de mercancías. Los rebaños, las 'jarreas' de mulos y las recuas de burros, cargados de carbón de la sierra, pasaban la barca, camino de Jerez, cuando el río llevaba mucha agua" (9). En verano se vadeaba el río por 'La Pasada de la Barca', que aún se utiliza en la actualidad. Como recuerda Juan Leiva, por el paso en barca se cobraba un peaje del que estaban exentos el personal del Gobierno. La 'barca de la Florida' dejó de utilizarse tras la construcción del primer Puente de Hierro (en 1924, de un solo arco) que sería ampliado posteriormente en los años posteriores a tres arcos, tal como lo conocemos en la actualidad.

Errores tipográficos han llevado a confundir en ocasiones a algunos autores las barcas de 'Florinda' (de la que ya nos ocupamos en otro artículo) y la de 'la Florida'. Se trata pues, como ha quedado claro, de barcas distintas unidas, eso sí, por una misma 'forzada' leyenda. Si algunos querían relacionar el nombre de aquella barca de Florinda, con la 'Florinda' de la 'leyenda del Don Rodrigo y la Cava', algo parecido ha sucedido con esta 'barca de la Florida', acudiendo -indirectamente- a aquella historia. Así, Juan Leiva escribe en su libro citado que "Según la leyenda, la tal Florinda, hija del conde don Julián, vivió junto a la orilla del Guadalete en una mansión preparada por el rey don Rodrigo para a su amante. Los ojos de muchos aficionados a la leyenda de la Cava han querido ver en el cortijo de la Florida, de la Barca, el lugar donde pudo estar ubicado el famoso palacio de Florinda. En el cortijo de la Florida se han encontrado útiles y herramientas del hombre prehistórico, después aparecieron restos romanos y, últimamente, vestigios árabes" (10). Leyendas traídas de manera anecdótica de la mano de unos nombres ciertos, como las barcas que un día cruzaron el Guadalete en estos lugares.

Con este nombre hemos encontrado diferentes citas que, a nuestro entender, hacen referencia a la misma barca que en distintas épocas cruzaban el río por el Vado de la Florida. Así, por ejemplo, Madoz menciona en 1846 la barca de Berlanga, en el camino 'de Jerez a Algar' como una de las cuatro que cruzaban el Guadalete en el término de Jerez (11). En esta relación no figura, curiosamente, la de 'la Florida' que sí es mencionada por este mismo autor en su Diccionario Geográfico, al describir las dehesas de Berlanga y Berlanguilla. Así al referirse a este último cortijo señala que "… el terreno que perteneció a los padres dominicos de Alcalá de los Gazules es montuoso, con encinas, alcornoques y álamos blancos, y lo baña el Guadalete, que se cruza por la Barca de la Florida y los vados del Encerradero y de la Barca" (12). Para Berlanga cita también la barca y el vado de Berlanguilla por lo que entendemos que se utiliza indistintamente el nombre de barca de La Florida y el de barca de Berlanga o Berlanguilla.

Si hasta aquí nos hemos ocupado de las barcas de pasaje del Guadalete en su discurrir por la campiña, vamos ahora a reseñar algunas de las que cruzaban el Majaceite. La primera, en tierras del término de Arcos, estuvo emplazada en un paraje situado entre la actual presa de Guadalcacín y la Junta de los Ríos, donde el curso del Majaceite forma un cerrado meandro. En este lugar, que hoy día pueblan frondosos sotos fluviales, existió durante buena parte del siglo XIX y los primeros años del siglo XX una 'barca de maroma' para cruzar el río. En la actualidad la que fuera conocida como 'Vega de La Barca' se sitúa entre la Central Térmica de Arcos y la barriada rural de la Vega de Los Molinos, donde ya desde antiguo existía un vado por el que franqueaba el río el camino de Arcos a Medina, siguiendo el trazado de una cañada que aún se conserva.

Para garantizar el paso del río en una zona en la que existieron varios molinos harineros, se instaló esta barca de la que ya nos da noticia Madoz en 1846 cuando, al describir los lugares por los que pasa la vía que desde Medina conduce a Arcos menciona que tras dejar atrás el Valle y la laguna de la Marimorena (hoy conocida como de La Oscuridad o de Alcornocalejos), hay que atravesar por 'la Barca del Majaceite' (13), aunque se refiere también a ella con el nombre 'barca de la Vega del Espino' (14). De esta barca tenemos también referencias a través del primer mapa topográfico que el Instituto Geográfico publica sobre la zona en 1917 (15) donde figura la leyenda 'Barca con maroma', por lo que debió ser muy utilizada para el tránsito entre estas poblaciones a través de San José del Valle. Tras la entrada en servicio en 1917 del Pantano de Guadalcacín que supuso la regulación de las aguas del Majaceite, la barca dejó de ser necesaria ya que, sobre la presa, apenas unos centenares de metros aguas arriba, discurría una carretera que posibilitaba las comunicaciones que hasta entonces sólo habían sido posibles gracias a la conocida como 'Barca del Majaceite'.

El paraje de la Angostura del Majaceite, en el que a comienzos del siglo XX se construiría la presa del Guadalcacín, contó desde antiguo con varios molinos harineros, razón por la cual era un paso frecuentado para cruzar el río. Como nos recuerda Manuel Pérez Regordán, ya desde finales del siglo XVII se tienen noticias de la existencia de esta barca. Así, en 1684, el Cabildo arcense estudió la petición del vecino de esa ciudad Juan Lozano quien argumentaba que el tránsito del vado del Majaceite "es necesario para el comercio de esta Ciudad, y que en los inviernos por sus crecientes y rápido curso, han sucedido muchas desgracias y suceden, ahogándose muchos pasajeros, y para que esto se evite…se ha dispuesto a hacer una barca a su propia costa, que anda en el dicho río por cima de la azuda del molino de pan moler que llaman de la pasada… y para poder disponer la fábrica de la dicha barca es necesario valerse de algunos álamos blancos…". El cabildo concedió licencia a Juan Lozano para cortar los árboles que precisara para la fabricación de la barca y para que "… hecha, la pueda echar al agua en dicho río Majaceite, y sitio señalado por su pedimento" (16).

Durante el siglo XIX Madoz da también referencias de esta barca en su Diccionario Geográfico (1846), si bien a nuestro entender son algo confusas. La primera de estas citas la encontramos cuando al describir las tierras próximas a la dehesa del Drago, en Arcos, señala que "…hay un molino harinero llamado de Mato, movido por el Majaceite, y cerca está la barca de la Angostura" (17). De acuerdo con ello, la citada barca debiera estar ubicada en algún punto del río Guadalete en las proximidades del cortijo del Drago (que aún existe en la actualidad en la zona situada entre las barriadas rurales de Vega de los Molinos y La Pedrosa) y el 'molino de Matos', que figura también como Molino de Martos en la topografía actual. La Angostura es el topónimo que corresponde con el paraje de la cerrada del Majaceite, donde a principios del siglo XX se construyó la presa de Guadalcacín. Por estas razones creemos que esta barca es la misma que la conocida con el nombre de 'Barca del Majaceite'. Sin embargo, el propio Madoz, cuando describe el curso del río Guadalete menciona que "en los términos de su tránsito, tiene 4 barcas en el de Jerez, que procediendo de arriba abajo, son; la de la Angostura, en el camino de Jerez a Arcos…". La referencia al camino de Jerez a Arcos no procede ya que la vía que cruza por este lugar es la de Arcos a Medina. Del mismo modo, el camino de Jerez a Arcos no cruza el Guadalete ni el Majaceite, sino el arroyo Salado de Espera en el que la única posible 'angostura' o paraje en el que el valle se cierra, es la zona de La Mina, donde el citado camino cruzaba este arroyo por una alcantarilla que ya existía a mediados del XIX y que aún se conserva, y que hacía innecesaria la barca. En conclusión creemos que, pese a estas confusas referencias, la barca de la Angostura y la barca del Majaceite son la misma barca.

También en el Majaceite, y frente al manantial de Tempul, a los pies del cerro donde se alzan las ruinas del castillo, existía un vado muy frecuentado por los molineros de la zona y, en especial, por los vecinos de Algar. En 1854 se estableció en este lugar la barca de Tempul (18) de la que se hace también referencia en el ya citado 'Plano del Término Municipal de Jerez de la Frontera' de Antonio Lechuga y Florido en 1897. La barca estuvo funcionando hasta bien entrado el siglo XX cuando, tras la construcción del Puente de Picado, el Majaceite pudo cruzarse si su ayuda. Curiosamente, a mediados de la década de los 90 del siglo pasado, cuando entró en servicio la nueva presa de Guadalcacín II, el nivel de las aguas embalsadas cubrieron el mencionado puente ya en 1996. Al cortarse las comunicaciones entre Tempul y Algar fue preciso instalar una barcaza (que había prestado sus servicios para cruzar de Sanlúcar al Coto de Doñana) hasta la construcción del nuevo Puente de Picado tres años después. De esta manera, la vieja barca de Tempul, 'volvió renovada' por unos años a surcar las aguas del Majaceite.

Para los amantes de los mitos y las leyendas con los que los viejos historiadores locales gustaban aderezar sus relatos, no nos resistimos a traer aquí la que sin duda fue la 'primera barca' (y a buen seguro la más célebre) de cuantas poblaron el Guadalete: nada menos que la barca de Caronte. Sobre ella dice B. Gutiérrez que "después de pasar el Río Letheo, que es nuestro Guadalete, viniendo de el estrecho hacia el Betis, se colocaban los Elisios campos, hasta dar con el Río Tarteso, que es el Guadalquivir; y en nuestro Guadalete decían estaba la Barca de Acheronte, para pasar las almas del lugar que les pertenecía, según sus obras, al que presentaba buenos méritos entraba a gozar de las fertilidades y sosiego de los Elisios campos; pero al que llevaba malos papeles lo conducía el Barquero por el Río abajo, y dando en la entrada del Occeano con la boca del Tarteso, lo entregaba en aquella tartárea región para que fuese á penar sus delitos (19).

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