'Al pasar la barca' (II)
Las barcas de El Portal, La Greduela y el Alamillo
EL domingo pasado iniciamos una pequeña historia de las barcas de pasaje que cruzaban el Guadalete a su paso por el término de Jerez. En este recorrido río arriba, nos ocupamos de la Barca de Florinda y de la Barca de Puerto Franco situadas ambas en el curso bajo, en las tierras situadas a los pies de la Sierra de San Cristóbal. Hoy, siguiendo nuestro paseo por la historia y los paisajes del Guadalete, vamos a ocuparnos de las barcas de El Portal, La Greduela, El Alamilo y El Boyal. ¿Se suben con nosotros?
Como es conocido, el 'puerto de Jerez', estuvo ubicado históricamente en El Portal, sobre la margen derecha del río Guadalete. Aunque el primitivo emplazamiento parece ser que se situaba en el lugar que hoy conocemos como La Corta, en los siglos XIII y XIV hay ya referencias al embarcadero en el lugar en el que permaneció hasta mediados del XIX: El Portal. No es de extrañar por ello que las primeras barcas de pasaje en el Guadalete de las que se tiene constancia documental haya que situarlas también en este enclave. El paso del río por El Portal, era ya conocido desde la antigüedad y en los siglos medievales debió ser el más utilizado, junto al del Vado de Medina, para enlazar con los caminos que iban a "la puente de Suazo", a la Isla de León y a Cádiz y también a Vejer y a Medina. Junto al cortijo de La Herradura, a los pies del Palmar del Conde, discurría la Cañada Real que conducía a estas poblaciones, siguiendo probablemente la ruta de la antigua Vía Augusta o de uno de sus ramales.
El historiador Bartolomé Gutiérrez da cuenta de ello su Historia de Xerez y apunta que ya en 1494 "tenía por suyas la ciudad" las rentas de "la barca del Portal y el pasaje de ella" (1). El profesor Juan Abellán, en un interesante estudio sobre las barcas del Guadalete en El Puerto de Santa María (2), confirma documentalmente que la existencia de esta barca es muy anterior y nos informa de las frecuentes contiendas entre los barqueros jerezanos y los portuenses, dándonos a conocer el nombre de algunos de aquellos barqueros de El Portal que no dejaron de plantear quejas al concejo de Jerez. Así, en 1480, su titular era Juan Martínez, en 1481 aparece como arrendador Diego Carrillo. En 1491 la concesión pasa de nuevo a manos de Juan Martínez, sin que los problemas de explotación y uso de esta barca hubiesen cesado (3).
Bartolomé Gutiérrez relata algunos pormenores de este curioso litigio que tuvo como protagonistas las barcas de pasaje del Guadalete, en esta zona entre El Portal y El Puerto, en las dos últimas décadas del siglo XV. El origen hay que buscarlo en la licencia que el regidor de El Puerto de Santa María, el jerezano Charles de Valera, pidió a la ciudad de Xerez para "fabricar un molino en la boca del Río Guadalete" así como para la "fábrica de una Barca… que debía ocuparse solamente en llevar y traer lo perteneciente al molino y para pasar los moledores ya la habían hecho de pasage" (4). Al parecer, en la mencionada barca, su propietario había "pasado personas por dinero", con lo que se perjudicaba grandemente a los concesionarios de la barca de El Portal, únicos autorizados por el Concejo de nuestra ciudad, quienes trasladaron sus quejas a las autoridades jerezanas. La reacción no se hizo esperar y como Bartolomé Gutiérrez cuenta, en 1496 "vino Alonso de Coria, Arrendador de la Barca del Portal de Xerez quejándose de que por la Barca que puso Charles de Valera, alcaide del Puerto, para el pasage del Molino en que pasaba mucha gente, se hacía menoscabo de pasage de la suya. Estaba esta Barca del Portal de Xerez junto a una Hermita llamada del Portal" (5).
El conflicto entre los barqueros debió ir a mayores ya que, ante la negativa del alcalde de El Puerto a dejar de utilizar la barca con la que cruzaba la "boca del Guadalete", de manera "ilegal", "ciertos vecinos de Xerez… fueron con mano armada por el río Guadalete y se trajeron una Barca que estaba junto al Molino del Sr. Charles de Valera, Alcalde de aquella Villa", tal como denunciaron después los regidores de El Puerto en una carta dirigida a la Ciudad de Jerez, que desestimó esta petición a favor de los derechos de pasaje de la Barca de El Portal (6).
Sea como fuere, Alonso de Coria, compró en 1496 una barca nueva con la que transportaba el pasaje que se dirigía a El Puerto ya que, al parecer, la barca vieja, propiedad de la ciudad se encontraba inservible. "Los oficiales del cabildo ordenaron a los contadores de la ciudad que mandasen a los mayordomos que deshicieran la barca vieja y vendieran la madera y clavazón, y que de lo recaudado dieran cuenta de ello con las rentas de sus propios de 1496" (7).
Como es sabido, La Corta es el paraje del Guadalete más cercano a la ciudad. Desde los siglos medievales existió un embarcadero y ese mismo lugar era uno de los más utilizados para cruzar al otro lado del río por el conocido Vado de Los Hornos. No es de extrañar por ello que fuese elegido como uno de los primeros lugares de baños y que en sus orillas se establecieran también pescadores, areneros y barqueros que residían en las cercanías (La Corta, Las Aceñas, Los Albarizones…). Hay constancia de que algunos de estos barqueros tenían autorización para utilizar sus lanchas como pequeñas barcas de pasaje. Como ejemplo citamos aquí la información facilitada por Antonio Tenorio Notario sobre una de estas barcas, la de José Carmona Montero, que en 1937 contaba con la autorización de la Ayudantía de Marina de El Puerto para que "pueda con la embarcación "Paquita" … pasar individuos de un lado a otro del Río en el sitio denominado "La Corta". Sólo puede conducir seis individuos en cada viaje. Valedero por la actual temporada de verano".
En una pasada del río Guadalete, conocida como "Vado de Martín Dávila", así bautizada en honor del caballero jerezano de este nombre que dio muerte al alcaide moro de Ronda (8), se instaló a mediados del siglo XVII una barca de pasaje. Juan de la Plata da cuenta de ella al describir la barca que cruzaban el río: "la más antigua de todas, es la que se autorizó a Esteban Salazar en 17 de abril de 1652, para restablecer la barca del vado de la torre de Martín Dávila" (9).
A mediados de la década de los 50 del siglo pasado se pusieron en regadío varias fincas de la margen derecha del Guadalete en la zona de los Llanos de la Ina y La Gredera. Entre ellas se encontraba la de La Greduela que quedaba prácticamente "encerrada" en el seno de un gran meandro que forma el río en las proximidades de la Ermita de La Ina, entre los cerros de Los Yesos y La Sierrezuela. Para facilitar el acceso a los colonos, que llegaban a sus parcelas por un accidentado camino que enlazaba con la carretera que une Lomopardo y Estella, se habilitó una barca en el punto conocido como Venta de las Carretas. La barca sustituyó la tradicional soga o maroma, por un cable de acero que unido a un mecanismo manual accionado desde la barca, facilitaba el cruce del río. A finales de los sesenta, con la construcción en este lugar del "Puente de la Greduela" dejaría de utilizarse la que fue, junto a la del Alamillo, una de las últimas barcas activas en el Guadalete. El viejo puente, que con frecuencia se veía cubierto por el río en sus avenidas dejando aislados a los vecinos, sería sustituido por el existente en la actualidad, inaugurado el 8 de diciembre de 2005.
El paraje del Alamillo está situado en las inmediaciones de El Palomar de Zurita, junto al cortijo del mismo nombre. Hoy cruza el río por este lugar a través de un puente, construido en la década de los 70 del siglo pasado, la carretera que parte desde la que une La Ina con Torrecera y se dirige a los poblados de colonización de El Torno y San Isidro. Desde antiguo, existió en este lugar un vado en el Guadalete a través del cual que se ponían en comunicación las vías pecuarias más importantes de la vega baja: la Cañada Real de la Sierra (carretera de Cortes) y la Cañada del León, ambas unidas por la conocida como Cañada del Lentisco, que cruzaba el río por el vado del Alamillo. En sus proximidades se encontraban antiguos cortijos como Salto al Cielo, Rancho Perea, Revilla (donde se levantaría San Isidro de Guadalete), El Torno, La Florida, El Palomar de Zurita, Chipepe… y el Alamillo, en cuyas tierras se ubicaba la barca, por lo que el vado era muy transitado.
Por un expediente conservado en el Archivo Municipal (10) conocemos que esta barca comenzó a funcionar en 1768, siendo una de las de mayor permanencia en el tiempo. Madoz (1846) la cita también como una de las cuatro que cruzaban el Guadalete en el término de Jerez a mediados del XIX, señalando que esta del Alamillo permitía franquear el río a quienes hacían el camino de Jerez a Paterna (11) De gran interés es la información que aporta el "Plano del Término Municipal de Jerez de la Frontera" (1897) de Antonio Lechuga y Florido, en el que puede verse aún la leyenda "Barca del Alamillo", así como el emplazamiento de una "Casa del Barquero" junto al río (12), prueba de la gran importancia que debió tener en su día esta barca si tenemos en cuenta que entre el Puente de Cartuja y el Vado de la Florida, existía un gran tramo fluvial de casi 20 km que sólo podía ser cruzado con seguridad a través de este paso. En el Padrón Municipal de 1904 aún figuraba este enclave con el nombre de Barca del Alamillo con 5 habitantes (13). En el mismo lugar donde estuvo emplazada esta barca se construiría en la década de los 70 del siglo pasado el conocido como "puente de El Torno" que une en la actualidad las vegas del Palomar de Zurita y el Álamo con las del Alamillo, situadas al otro lado del río.
A los pies del Cerro del Castillo en Torrecera, El Guadalete forma grandes meandros entre os que se extienden la Vega de El Torno y la Vega de El Boyal, al otro lado del río, junto a Torrecera. Desde los siglos medievales, las tierras de la Dehesa Boyal, situada en estos parajes junto al río, fueron comunales, destinadas a pastos para los animales de labor. No es de extrañar por ello que se localizaran en este tramo del río vados y pasadas utilizadas por los jerezanos para el tránsito de ganados y mercancías. El Vado de Sera, el Vado de la Harina, la Pasada del Boyal, son algunos de estos lugares que, todavía hoy permiten en ocasiones cruzar el río. Cuando las aguas venían crecidas, era preciso utilizar barcas o lanchas para el paso de los lugareños. Bartolomé Gutiérrez da pistas una de ellas en 1756 y así, al describir la describir la Dehesa Boyal señala que está en el "linde del Guadalete y tiene la fuente de la Barca" (14).
Dos siglos después, en los inicios de la construcción de los pueblos de colonización de la vega del Guadalete por parte del INC, existieron también pequeñas barcas y lanchas de paso entre ambas orillas, y en especial entre El Torno y Torrecera. De una de estas pequeñas barcas ha quedado testimonio gráfico en el libro "Colonos y colonizaciones en la provincia de Cádiz" (15), donde se nos muestra al lanchero que durante la década de los 50 y 60 del pasado siglo, cruzaba el río a los trabajadores del campo de estos pueblos. Estas pequeñas barcas de maroma, (como se aprecia en la imagen) al igual que sucedió con la de La Greduela, dejaron de utilizarse tras la construcción de los puentes de la Venta de las Carretas y de El Torno. (Continuará).
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