Los 'pavitos' y la importancia del futuro en las hermandades
La hermandad de la Borriquita ha creado una aplicación que controlará la entrada y salida de los más pequeños en el cortejo de nazarenos

Jerez/Las cofradías son el reflejo de un pueblo que peregrina, una grey que sale en procesión bajo el común denominador de ir con un antifaz que hace guardar el anonimato. Son los cofrades quienes hacen estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral. Las imágenes, acompañan a los cristianos que han optado por la opción de llegar a Dios a través de la religiosidad popular que tan clavada está en las costumbres más atávicas.
Cuando sale un pueblo entero no hay cortapisas que valgan ni grupos excluyentes. Ancianos, jóvenes y los niños. Los más pequeños también acompañan a sus titulares en la estación de penitencia. Para ello, las hermandades organizan toda una logística en la que se controla a través de distintos filtros la formación del grupo de pequeños denominado entre los cofrades como 'pavería'. Los niños son los 'pavitos' y los hermanos o hermanas encargados de ellos son los 'paveros'.
Anabel Vázquez, colaboradora de este medio en las páginas cofrades de esta Cuaresma, lleva ya varios años en el grupo de paveros. San Rafael, cada año, va sacando un número más elevado de niños. Ella asegura: "Lo primero es organizar una entrada muy controlada de los niños al templo. Se les asigna una pulsera con el teléfono de la persona encargada y a la persona que deja al niño en la puerta se le da una tarjeta acreditativa. Sin tarjeta no se puede entregar ningún niño siempre que esté dentro del cortejo". Además, es imprescindible mentalizar a las madres que les dejen tranquilos pues estar muy encima flaco favor le hace al pequeño pues propicia que la eche de menos y que no acabe la carrera al querer, finalmente, querer estar con sus tutores. Anabel Vázquez insiste en lo importante que es que "avisen cuando vayan a recoger a un niño y que estén en continua coordinación con los paveros".
Aplicación para 'peques'
También las nuevas tecnologías tienen mucho que decir en este ámbito de control de los más pequeños. La hermandad de la Borriquita ha creado un sistema informático móvil que permite registrar la entrada o salida de un menor de 10 años en el redil de rostrillos para conocer en cualquier momento cuantos menores se encuentran recibidos y custodiados por la hermandad, identificar a cualquiera de los 'pavitos' así como tener en cualquier momento los datos de sus tutores. De esta manera, el menor está siempre controlado entregándose a la persona que tenga el dispositivo vinculado a esta aplicación. Para ello es imprescindible que el menor porte al cuello la medalla de la hermandad y, en ella, el dispositivo que gestiona este sistema de control tan práctico.
Las hermandades están cada vez más inmersas en proyectos que tienen que ver con colegios y centros educativos de cara a ir aumentando la nómina de hermanos. La cofradía tiene que ir nutriéndose de nuevos cofrades y un 'filón' interesante está, precisamente, en estos los centros educativos. Le ocurre a cofradías como la Veracruz, Sagrada Lanzada, la Redención o, con un especial interés desde sus orígenes, la cofradía lasaliana de la Borriquita que no se entiende sin sus colegios de los hermanos de San Juan Bautista de la Salle.
Se trata de ir haciendo cantera. Hay que crecer. Así lo indica la misma Iglesia cuando se llama a todo el pueblo cristiano a la 'nueva evangelización' que San Juan Pablo II tanto recargara en su pontificado. Llenar por llenar las filas de nazarenos no es lo más aconsejable. Sin embargo, ir haciendo trabajo de campo para que una cofradía sea una grey con todas sus connotaciones sí que es una buena línea de trabajo. Y para ello, los niños son imprescindibles, con aplicaciones o sin ellas. Lo importante son esos pequeños rediles de niños que ofrecen una imagen tan entrañable de una cofradía avanzando.
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