"Hay pocas cosas verdaderas y el vino de Jerez es una de ellas"
Michiko Takahashi presenta en ArteAdiario 'Sherry, duende en la bota', un elogio al Marco de Jerez de una japonesa enamorada de sus vinos
Jerez/Qué se puede decir de una persona entregada en cuerpo y alma al vino de Jerez, al que ha dedicado gran parte de su vida sin pedir nada a cambio, sin ser jerezana y sin tan siquiera dominar la lengua española. Esta persona, japonesa para más señas y que responde al nombre de Michiko Takahashi, merece mucho más que unas palabras de agradecimiento a su contribución a la causa del jerez, y lo que queda por venir.
Propietaria del primer bar de Tokio dedicado en exclusiva a los vinos de Jerez, el Sherry Club de Ginza (Tokio) que en 2005 logró el récord Guinness como el establecimiento con el mayor número de referencias de jereces, nada menos que 227, Takahashi ha vuelto por enésima vez a la ciudad que le cambió la vida para presentar 'Sherry, duende en la bota', una alabanza a Jerez, sus bodegas y sus vinos, fruto de casi cuatro años de intenso trabajo de campo. Y de paso, aprovechará su estancia para disfrutar de alguno de los actos de la 'Sherry Week', según confesó ayer durante la presentación de la obra en la sala ArteAdiario, acto que estuvo presidido por la propietaria del Sherry Club, junto al delegado de Cultura, Francisco Camas, y el director de Diario de Jerez, Rafael Navas. La presentación contó igualmente con la presencia, entre otros, de Momoko Izumi, ganadora del concurso de venenciador oficial de los vinos de Jerez y discípula aventajada de Takahashi, además de coautora de la publicación junto a Katsumori Masuko, gerente del Sherry Club; Borja Luque, autor de las fotografías que ilustran la guía; el presidente y el director del Consejo Regulador del vino, Beltrán Domecq y César Saldaña, el bodeguero Jaime González (de la bodega Faustino González) y el historiador José Luis Jiménez, que han colaborado en la obra; el presidente de Díez Mérito, Salvador Espinosa; y el enólogo de González Byass, Antonio Flores.
El libro, posiblemente la guía más completa y actual sobre el jerez, es la última muestra de la devoción por el sherry de esta japonesa, que dejó entrever que la traducción al español y a otros idiomas del libro, disponible de momento sólo en japonés, no está tanto en sus manos como en las de las instituciones públicas y privadas que contribuyan a sufragar los costes de lo que hasta ahora ha financiado exclusivamente de su bolsillo.
En clave de humor, Michiko Takahashi dijo envidiar a Momoko Izumi, que en los últimos tres años y medio se ha pateado todo el Marco, no tanto por su trabajo sobre el terreno como por haber podido degustar los vinos de las 63 bodegas que aparecen en la guía.
La editora recordó su primer contacto con Jerez y sus vinos, que descubrió por casualidad en el año 82 cuando recorría el país de "mochilera". A su paso por la ciudad se apeó del autobús en el que viajaba atraída por el olor a vino y, decidida a averiguar la procedencia de ese "aroma distinto" que impregnaba las calles, se adentró por el casco histórico hasta que topó con una bodega en la que probó una copa de fino y otra de olorosa. Fue una "experiencia espiritual, sentí una energía muy grande, como dicen aquí, el duende entró en mí".
La propietaria del Sherry Club confesó que heredó de su padre, anticuario de profesión, la pasión por lo auténtico, lo verdadero. "Se dice en el mundo del arte que de entre mil cosas sólo tres son verdaderas, y el jerez es una de ellas", manifestó.
Nació así su proyecto de abrir en Tokio un bar/restaurante dedicado al vino de Jerez, el Sherry Club, para ofrecer a sus paisanos la posibilidad de experimentar la "espiritualidad" de su primer contacto con el jerez.
Más de treinta años después, allá por el 2013, Takahashi sintió la necesidad de compensar aquel descubrimiento, "de agradecer a Jerez lo que me dio", por lo que se planteó editar un libro para acercar a los japoneses a la cultura del jerez, "explicarles qué es el vino de Jerez, cómo se hace, de donde viene, como es el ambiente de Jerez...".
"El jerez es muy distinto al resto de vinos, es muy espiritual, misterioso, y explicar el jerez es muy difícil; es lo que trato de hacer con este libro para ampliar el mercado del jerez en Japón y orientar las compras de los japoneses", indicó esta gran embajadora del jerez.
Con antelación, Rafael Navas abrió el turno de intervenciones con una introducción del libro, "una edición magnífica que entre por los ojos". "Es una día importante para la ciudad y para el sector porque el alma del jerez está en este libro, una joya en la que se aprecia el cariño a esta tierra y a sus vinos de una persona que está tan lejos, pero tan cerca. Jerez le debe mucho", significó.
Por su parte, el delegado de Cultura expresó el "infinito agradecimiento por la afinidad de dos pueblos, como el jerezano y el japonés, que cada día comparten más cosas".
"Es difícil establecer un puente aéreo entre Jerez y Japón, pero ese puente ya existe por la afinidad y cercanía de dos pueblos que, aunque distantes, están unidos en lo cultural", señaló el responsable municipal de Cultura, quien dirigió sus últimas palabras a Michiko Takahashi para ofrecerle la hospitalidad de una ciudad en la que "tiene su casa".
Al término del acto, los asistentes brindaron con un jerez de honor servido por Jesús Rubiales, de la empresas Venenciadores de Jerez, quien cedió el testigo a Momoko Izumi para que también demostrara su destreza con la venencia.
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