Los primeros moteros ambientan el fin de semana del Gran Premio
Gran premio de motociclismo de españa
El tránsito por las principales avenidas de la ciudad no fue demasiado numeroso, aunque con la caída de la tarde se vio circulando a mayor número de visitantes
Pocos fueron los moteros que a primera hora de ayer recorrieron la ciudad, después de que durante la mañana, la incesante lluvia que cayó en Jerez y la realización de los primeros entrenamientos libres en el circuito, hiciera que por las calles jerezanas apenas hubiera rastro de motos. La caída de la tarde mejoró el ambiente, aunque la 'avalancha' de motos que se preveía que llegara no fue tan numerosa como se esperaba en un primer momento, por lo que habrá que esperar a los que lleguen durante la jornada de hoy para comprobar si las previsiones iniciales de la Dirección General de Tráfico, que auguraban unos 50.000 moteros durante el fin de semana, se hacen efectivas.
Una de las avenidas que antaño concentraba grandes cantidades de moteros, como es la de Arcos, no tuvo ayer una de sus mejores jornadas. Los badenes recién instalados para el fin de semana del Gran Premio no tuvieron más ajetreo que el de los automóviles que pasaron por la zona, ya que fueron pocas motos que los usaron.
En la avenida de Europa el rugir de motocicletas de gran cilindrada fue mayor, ya que numerosos amantes de las dos ruedas se aglomeraron en torno a las tiendas de la vía, parada casi obligatoria para más de uno, pues en un fin de semana como éste no es raro tener que cambiar alguna que otra pieza o adquirir algún complemento. "¿Qué te has comprado?", preguntaba un motero a su compañero. "Pues nada, unos guantes que me hacían falta", le respondió éste, probándose su reciente compra. Junto a ellos, un buen grupo de moteros ataviados con sus monos y cascos paseaban por la zona, por la que también había algún que otro jovencito que admiraba con cara de asombro las motos estacionadas en la avenida. De repente se oyó un ruido seco. Un motorista de nacionalidad extranjera se cayó al intentar subirse a su vehículo. Pronto acudieron varios testigos de la escena para socorrerlo por si hubiera sufrido algún daño. Falsa alarma. Sólo un pequeño arañazo en el manillar. Nada que no se pueda arreglar con un poco de pintura. "¿En tu país también te habrían ayudado tan rápido, amigo?", le espetó uno de los presentes, al parecer orgulloso por la amabilidad mostrada por sus paisanos.
"¿Para dónde vamos ahora?", gritó un motero con el caso puesto. "Pues para el centro", respondió su compañero, señalando con el dedo el camino a seguir. Seguramente, estos dos amigos se desilusionaran al llegar al destino señalado, ya que durante buena tarde de ayer apenas se vieron motos por las calles más céntricas, abiertas a la motorada para esta edición, aunque no han sido muchos los que han respondido al acto de buena voluntad del Ayuntamiento, que anunció hace unos días la reapertura del centro durante el fin de semana del Gran Premio. Alguna que otra motocicleta en la puerta de cafeterías fue lo máximo que se pudo ver en un casco histórico cuya reactivación se antoja vital. Caída la tarde se escucharon mayor número de motocicletas de gran cilindrada por la zona, pero no tantas como para asegurar que la iniciativa haya obtenido los frutos deseados, por lo menos durante la jornada del viernes, algo descafeinada.
Aunque sin duda, donde ayer se hizo notar con mayor fuerza la motorada, a la espera del plato fuerte del fin de semana, fue en la avenida alcalde Álvaro Domecq, donde se desplegó el habitual dispositivo de Seguridad de otras ediciones, por el que numerosos agentes policiales controlaron que no hubiera que lamentar ningún incidente. También hubo efectivos en la avenida Lola Flores, donde hay habilitado un carril delimitado especialmente para las motos en la zona de los pubs y cafeterías, que a media tarde no es que estuvieran precisamente llenas.
La llegada de la noche y las buenas temperaturas propiciaron un mayor ambiente motero en la ciudad, que hoy se espera que viva el punto álgido del fin de semana, pues ya se empezarán a disputar las sesiones clasificatorias en el circuito y se realizarán numerosos conciertos por distintas plazas y calles de la ciudad. Está por ver la acogida que tienen estas iniciativas que, sobre el papel, deberían atraer aficionados del mundo del motor hacia el casco histórico de Jerez.
Resumiendo, la jornada de ayer se puede definir, a grandes rasgos, con tres palabras: pocas pero controladas. Así estuvieron las motos que circularon por la ciudad durante el primer día de fiesta motera, ya que el despliegue policial fue patente durante todo el día, pues sólo hizo falta pasear por algunas de las avenidas más transitadas para comprobar que el cafre de turno tuvo pocas posibilidades de cometer alguna imprudencia que pusiera en peligro la seguridad del resto de moteros. Los 170 agentes de Policía Local repartidos por Jerez tuvieron buena culpa de ello. En la N-IV también se notó el dispositivo de Seguridad anunciado para este fin de semana, pues vehículos de la Guardia Civil de Tráfico circularon en ambos sentidos vigilando la correcta circulación por esta vía cuya peligrosidad está fuera de duda.
Así empezó en la ciudad el fin de semana de un Gran Premio que para muchos es el mejor del calendario del mundial de motociclismo por el ambiente que se respira en Jerez durante estos días, aunque no cabe duda que la situación económica ha hecho estragos en la afluencia de público, pues nada tiene que ver la de este año con la de ediciones anteriores. Bien es cierto que el aguacero matinal no ayudó a que la presencia de aficionados fuera importante, y que la situación puede cambiar sustancialmente durante el fin de semana. Ojalá me equivoque y tenga que tragarme estas líneas para decir que las motos inundaron la ciudad durante el sábado y el domingo, aunque todo haga pensar que no. Lo dicho, ojalá.
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