De la 'prioridad' a la 'exclusividad'
Entre copas (la página del vino)
El fino en Sanlúcar ha dejado de ser el principal escollo de la negociación del nuevo reglamento del jerez, ya que los viñistas han introducido ahora que los 'subproductos' sean de la zona de producción
"Prioridad" y "exclusividad" son dos palabras distintas. Con prioridad se da preferencia a algo o a alguien, con la exclusividad queda claro que se acota una zona para algo o alguien. Y no es una casualidad traer la palabra 'zona' a colación, ya que la diferencia entre "prioridad" y "exclusividad" puede marcar la diferencia entre cerrar en breve plazo la reforma del nuevo reglamento de las denominaciones de origen Jerez-Xérès-Sherry, Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda y Vinagre de Jerez o que siga eternizándose.
Si el problema hasta hace unos meses era la imposibilidad (o no) de criar fino en Sanlúcar y, en menor medida, modificar los actuales criterios de representatividad existentes en el pleno del Consejo Regulador entre las bodegas y los viticultores, ahora parece que la piedra angular de la negociación del nuevo texto es la "exclusividad" que los viticultores defienden para los denominados 'productos complementarios' o 'subproductos', que los mostos concentrados (rectificados) e incluso el alcohol vínico que se utiliza en el encabezado de los vinos de Jerez provenga íntegramente de materia prima de la zona de producción de la denominación de origen. Según fuentes consultadas, en el texto anterior (los textos, habría que decir) se hacía referencia al uso 'prioritario' de materia prima procedente del Marco, pero no a la exclusividad, lo que no deja de ir mucho más allá de una mera declaración de intenciones (hay que recordar que el pleno del Consejo Regulador llegó a aprobar una reforma por una amplia mayoría de 14 a 4 un texto en el que no aparecía esa 'exclusividad', signo de lo que han cambiado los tiempos).
Hace dos semanas, en esta misma página, ya se hizo mención a la unidad de todo el sector productor (Asaja, Aecovi, Coag) en la defensa de que los productos complementarios provengan todos de materia prima del Marco, una unidad que entonces ya se expuso como línea de actuación ante las Administraciones públicas frente a la decisión de las bodegas de reducir el precio de la uva esta campaña debido a la existencia de excedentes en el sector. Ahora se confirma que esta propuesta tiñe toda la estrategia -por el momento común, hay que insistir- de las asociaciones de productores, una estrategia que cuenta con el respaldo que les da la nueva Organización Común del Mercado (OCM) del vino, que recoge que todo el 'líquido' de las denominaciones de origen deben proceder de sus zonas de producción (lo que pondría fin a la 'excepcionalidad' -vaya, la palabra surge otra vez aunque por razones totalmente distintas-) que han tenido las bodegas hasta ahora. La estrategia de los viticultores frente a las bodegas es de libro: cómo se puede pagar entre un 25% y un 30% menos la uva que el año pasado y se constata que, de media, un 30% del contenido de una botella de vino de Jerez es 'líquido' ajeno a la denominación de origen, y más si se tiene en cuenta el efecto multiplicador que tiene la elaboración de los mostos concentrados (se necesitan cuatro botas de mosto normal, el vino del año, para elaborar una bota) y del alcohol vínico (en este caso son seis botas). Lo que está por ver es hasta qué punto pueden los viticultores perseverar en su estrategia. Aunque por el momento su propuesta cuenta con las simpatías de la Consejería de Agricultura, las bodegas de Fedejerez están presionando a las Administraciones (incluida Bruselas) para mantener su excepcionalidad.
Lo único cierto es que la Consejería de Agricultura ha decidido impulsar el reglamento probablemente en una situación poco adecuada, con los problemas endémicos en que vive el Marco multiplicándose, con unos frentes cerrándose (algunos en falso) y otros que se abren.
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