La profunda huella del creador del Brandy de Jerez
Pedro Domecq Loustau cambió con su creación el rumbo de un sector en crisis
Participó en la traída del agua, el teléfono y el alumbrado público y fue reconocido por su caridad sin límites
Se cumplen hoy 200 años del nacimiento de Pedro Domecq Loustau, el 11 de septiembre de 1824 en Usquain, Sauveterre (Francia), que falleció en Saint-Gladie (Francia) el 5 de septiembre de 1894. Llegó a Jerez en 1842 con 18 años procedente de Francia tras acabar sus estudios en la ‘Baylis House School’ (Slough, Berkshire, Reino Unido) para ayudar a su tío Juan Pedro -hermano de su padre-, en el negocio familiar. Ese mismo año se trasladó a París para completar su formación en ‘l’Ecole Speciale du Commerce’, hoy ESCP Business School.
En 1868 se casó con Carmen Núñez de Villavicencio, con quien tuvo diez hijos.
A la muerte de su tío Juan Pedro, accedió a la gerencia de la empresa y le tocó afrontar la gravísima crisis comercial en la que cayó el sector vitivinícola de Jerez que comenzó a partir de los años setenta del siglo XIX.
Fue la creación del Brandy de Jerez (aguardiente vínico envejecido en botas de roble americano envinadas con jereces mediante el sistema de soleras) que él protagonizó, con su producción programada, su comercialización en nuevos mercados internacionales (desde EE.UU. hasta Filipinas) y su liderazgo, lo que cambió el rumbo de la crisis del sector y constituyó una renovación de la agroindustria vinatera del Marco de Jerez, con gran impacto económico tanto regional como nacional, que dura hasta la actualidad.
Se preocupó del progreso de la ciudad de Jerez, colaborando en la traída del agua potable desde el manantial de Tempul, siendo presidente de la sociedad ‘Aguas Potables de Jerez de la Frontera’ desde 1882 hasta su fallecimiento en 1894; participó en la formación de la Sociedad Jerezana de Electricidad y la instalación del alumbrado público; la instalación de la red telefónica; el desarrollo de espacios verdes y jardines, y no hubo pensamiento útil en aquel Jerez que no mereciera su apoyo y cooperación.
Construyó conventos, asilos y colegios y financió hasta su muerte su mantenimiento
En las revueltas del campo de 1892 en Jerez, Pedro Domecq Loustau lideró la interlocución. Su caridad sin límites y su visión de una sociedad unida en la virtud y la solidaridad hizo que abriese de par en par sus bodegas para atender en caridad a todos los que lo necesitaran. Entre sus actividades, desempeñó el cargo de Agente Consular de su nación y se convirtió en el ángel tutelar de desafortunados, brindándoles asistencia en forma de dinero, ropa, pasajes de tren y barco a ciudades como Le Havre, Burdeos y Marsella, asistencia médica y también proporcionándoles trabajo.
Construyó asilos, colegios, conventos y financió su mantenimiento hasta su muerte. Su mujer y sus hijos continuaron y agrandaron su obra social. A su muerte, más de 12.000 personas acudieron a su entierro y sus trabajadores cargaron a hombros su féretro para trasladarlo en procesión desde la estación de ferrocarril hasta el cementerio. En 2023, el obispo de Asidonia-Jerez solicitó a la familia que iniciara un proceso para la canonización del matrimonio.
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