El puente de Cartuja
Una obra monumental para la que se pide la declaración de Bien de Interés Cultural
Como muchos lectores conocen, en diferentes ocasiones y en especial a lo largo de esta última década, se ha solicitado que nuestro viejo "puente de Cartuja" sea declarado Bien de Interés Cultural. Conocida también por sus siglas BIC, se trata de una figura jurídica de protección de nuestro patrimonio histórico que ampara y tutela legalmente un determinado bien (mueble o inmueble) en razón de su singularidad y de sus valores artísticos, monumentales, históricos o culturales.
Por recordar sólo las últimas iniciativas, ya en 2004 desde la Oficina del Defensor de la Ciudadanía, se denunciaba ante la Delegación Provincial de Cultura el estado de abandono del puente y de su entorno y se instaba a actuar para frenar su deterioro y garantizar su protección (1). Cinco años más tarde, en 2009, el Gobierno municipal presidido por el PP, con el apoyo del pleno, inició la tramitación de un expediente de declaración de BIC para el Puente de Cartuja "por su carácter monumental y su valor como sitio histórico" denunciando el abandono de su entorno "que presenta además de cableado, una tubería rota, y donde se acumulan basuras y enseres domésticos". El Gobierno local confiaba en que con esta declaración se iniciaría la recuperación del puente y el paraje del vado de Medina ya que "las administraciones están obligadas a reparar, conservar y promocionar la construcción y su entorno" (2). De aquella propuesta nunca más se supo, al igual que del llamamiento que unos años después, en 2012, planteó Ecologistas en Acción de Jerez a las administraciones implicadas, en el marco de una campaña ciudadana de limpieza y repoblación forestal de las riberas del puente de Cartuja (3).
Recientemente, esta misma organización, con el apoyo de otras asociaciones, colectivos e instituciones locales y provinciales, ha presentado ante el Delegado Territorial de Cultura, Turismo y Deporte, D. Daniel Moreno López, una solicitud de "Declaración de Bien de Interés Cultural" para el Puente de Cartuja, con un informe en el que se apuntan las razones históricas y culturales que lo justifican, adjuntando también un completo dossier con imágenes y grabados históricos del puente (4). Esta iniciativa surge al amparo del , promovido por Ecologistas en Acción y apoyado por más de 30 colectivos e instituciones, donde se incluye esta petición de declaración de BIC para el puente, apoyada -entre otros- por el C.E.H.J., el Ateneo de Jerez, Tempul, A.S.P.H.A. y buena parte de los grupos políticos, sindicatos, asociaciones de vecinos y colectivos de la ciudad (5). Esta propuesta, presentada formalmente hace unos días, quiere relanzar esa idea, que ahora cobra aún más valor gracias a las obras de restauración de las riberas del Guadalete que la Consejería de Medio Ambiente viene realizando en el entorno del puente (6). Estas han supuesto la retirada de sedimentos del lecho del río y la recuperación de su antiguo cauce, así como la eliminación de tuberías y otros elementos añadidos a la fábrica, actuaciones todas que contribuyen, a juicio de Ecologistas en Acción a facilitar la declaración de BIC.
Como se señala en el citado informe, el puente de Cartuja, edificado en la primera mitad del siglo XVI, y próximo a cumplir 500 años, fue una importante obra de ingeniería levantada en las proximidades del monasterio de la Cartuja en el lugar conocido históricamente como Vado de Medina. Este lugar era paso obligado para quienes se dirigían al Campo de Gibraltar por los caminos de Medina y Vejer, o a la Bahía de Cádiz a través de la Cañada de la Isla. De la misma manera, por este lugar debían cruzar habitualmente los jerezanos con sus carretas y ganados para el cuidado de las numerosas fincas situadas al sur y al este del término municipal.
Como señala el historiador Manuel Romero Bejarano, quien mejor ha estudiado el puente de Cartuja (7), en los orígenes de su construcción primaron razones estratégicas que hoy denominaríamos "de interés para la defensa nacional". Y es que, como exponía el cabildo jerezano en el Memorial que en 1523 dirige al rey Carlos I, las razones de índole militar se encontraban entre las más poderosas, pues las milicias jerezanas y de los pueblos limítrofes, debían acudir en numerosas ocasiones en auxilio de las poblaciones de la Bahía de Cádiz ante los frecuentes ataques que la Isla de León, Cádiz o las costas de Chiclana y Conil, sufrían por parte de la piratería turca y los corsarios berberiscos (8).
Estos desplazamientos urgentes por tierra firme, precisaban cruzar el Vado de Medina para tomar las Cañada de la Isla (la actual "carretera de Bolaños" que desde el puente pasa por las Quinientas y llega hasta Puerto Rea bordeando la marisma). La necesidad de un puente que permitiera atravesar de manera rápida el vado a las tropas que acudían en socorro de las poblaciones costeras, sin depender del caudal del río y de los peligros de su cauce, estaba más que justificada. En el mencionado Memorial se mencionaban también la pérdida de vidas humanas (ahogados) y de ganados por la peligrosidad del vado, así como razones comerciales y de transporte y se recordaba que este enclave era un importante nudo de comunicaciones para llegar también a Gibraltar, Algeciras y Málaga.
Tras obtener la aprobación real y después de unas dificultades iniciales que retrasaron el comienzo de las obras, en 1525 se inicia la construcción, siendo autor de la traza del puente el arquitecto vizcaíno Fortún Jiménez de Bertendona, quedando la dirección de la obra en manos del maestro jerezano Pedro Fernández de la Zarza (9). La ciudad abrió para ello la cantera de Martelilla, de donde se extrajo la piedra necesaria que se empezó a acopiar en las proximidades del vado. Como señala Romero Bejarano, tras muchas vicisitudes (falta de fondos, paralizaciones de la obra, robo de piedra por parte de los cartujos…), parece ser que en 1541 el puente ya estaba en uso, si bien durante años se prohibió el paso de carretas por el deterioro de su fábrica, viéndose estas obligadas a seguir vadeando el río. Como dato curioso, el puente conserva en los sillares de sus pilares numerosas marcas de canteros (10) así como algunas singulares inscripciones, entre las que destaca la del tajamar central, cuya imagen acompaña este artículo.
Junto al puente, la ciudad decidió levantar, años después un molino y unas dependencias anexas que sirvieran como almacenes. El molino, perteneciente al pósito de la ciudad, estaba situado bajo uno de los arcos del puente y los almacenes se corresponden con el actual edificio de la Venta de Cartuja. Su construcción, como ha estudiado Romero bejarano, se llevó a cabo entre 1581 y 1592, a cargo del maestro cordobés Hernán Ruiz III y desde sus primeros años, el azud de derivación fue objeto de numerosas reparaciones. En 1604, por ejemplo, el capitán Cristóbal de Rojas, ingeniero mayor de las fortificaciones de Cádiz, presentó un informe para su reparación por problemas de cimentación. Sea como fuere, el molino funcionaba hasta 1895 cuando se averió por una riada que lo dejó inutilizado y ya no volvió a repararse, siendo su último arrendatario el general Primo de Rivera. El lector curioso podrá leer la lápida que da cuenta de la construcción del molino y que se conserva sobre uno de los tajamares del puente (11).
A lo largo de los casi cinco siglos de vida, el Puente de Cartuja ha pasado, como puede suponerse, por muchas vicisitudes, resistiendo las avenidas del Guadalete y sufriendo en su estructura y en sus piedras las huellas del paso de los siglos.
La fábrica que hoy se conserva -con nueve arcos de ladrillo apoyados en pilares de cantería, defendidos por sólidos tajamares-, ya vio las primeras reparaciones entre 1541 y 1575. Destacados maestros de obras jerezanos como Juan de Aranda Salazar, Pedro de Cos o los hermanos Calafate, llevaron también a cabo arreglos y reconstrucciones parciales (12).
Uno de los arcos fue reparado en el s. XVIII por Torcuato Cayón, arquitecto mayor de Cádiz, tras los daños sufridos en 1755 por las secuelas del terremoto de Lisboa (13). En el siglo XIX fue también objeto de restauración parcial por parte de los ingenieros Mariano Cervigón y Pablo Rohault de Fleury, este último responsable de la empresa arrendadora del molino (14). A comienzos del siglo XX (1908), cuando aún conservaba su pretil de sillares de cantería, fue restaurado su revestimiento de piedra por parte del arquitecto ubriqueño Juan Romero Carrasco (15).
Pese a sus múltiples "achaques" y "reparaciones", conviene recordar que la solidez del puente de cartuja ha quedado fuera de toda duda y ha sido puesta a prueba a lo largo de estos siglos por las múltiples avenidas del Guadalete, a las que ha resistido, Recordaremos aquí, como prueba de su solidez que hace justo un siglo, la gran riada de 1917 que se llevó por delante los puentes de Villamartín, de San Miguel en Arcos, de la Junta de los Ríos y el puente-sifón del acueducto de Tempul en La Florida, no pudo con el más antiguo de todos, el de Cartuja, que resistió incólume aquella descomunal avenida (16).
Recientemente, en 2012, el puente fue también objeto de una polémica rehabilitación, muy cuestionada, sustituyéndose las barandillas y enfoscándose con mortero buena parte de sus muros (17). Por último, hace tan solo unos días, el puente ha sido despojado de la antiestética tubería que desde hace 50 años se había adosado sobre sus arcos para abastecer de agua el polígono de El Portal.
Junto a todo ello, desde el mes de septiembre se vienen realizando en su entorno importantes obras de restauración del cauce fluvial y de recuperación de los perfiles que mostraban las riberas del antiguo Vado de Medina, tal como pueden verse en el conocido como Vuelo Americano de 1956. Con todo ello, este paraje, liberado de centenares de pies de eucaliptos que invadían su cauce y de los miles de toneladas de sedimentos que lo aterraban, va a recuperar en buena parte su antigua estampa, estando previsto reforestar también sus alamedas con sauces, fresnos y álamos, especies propias de nuestras riberas. Si a todo ello unimos que en los próximos años se va a desarrollar un proyecto de sendero fluvial que unirá El Puerto de Santa María y Jerez por el río hasta Lomopardo, y que en La Cartuja se proyecta un embarcadero (18), convendremos que la "guinda" de este pastel, no puede ser otra que la definitiva recuperación del puente de Cartuja.
Y para ello nada mejor que se inicie cuanto antes el expediente administrativo necesario para que nuestro puente, el más antiguo de la cuenca, pueda ser declaro B.I.C. como ha propuesto Ecologistas en Acción de Jerez.
En su informe, remitido en estos días pasados a la Delegación Territorial de Cultura, Turismo y Deporte, se señala que "a lo largo de los siglos, y hasta el momento presente, el enclave del puente y molino de Cartuja ha sido punto de encuentro para todos los viajeros a su paso por este lugar, que constituye una encrucijada de caminos, como lugar de paso obligado entre la provincia y el interior de Andalucía. Este hecho, del que dejaron constancia los viajeros y escritores románticos de los siglos XVIII y XIX, confiere a este entorno un valor singular desde el punto de vista histórico, cultural y antropológico. A esto hay que añadir la tradicional afluencia de los jerezanos como lugar para el baño, la pesca, el ocio y esparcimiento, que ha venido sucediendo durante siglos. Todo ello convierte a este lugar en un enclave de gran interés, y lo hace digno de protección. Conscientes de ello, las entidades que han suscrito el Manifiesto por la recuperación del Guadalete (…) solicitan se proceda a la declaración de Bien de Interés Cultural y su posterior inclusión en el Catálogo General de Patrimonio Histórico de Andalucía el conjunto formado por el puente histórico de Cartuja y los restos del antiguo molino ubicados en el Vado de Medina, del término de Jerez de la Frontera".
Ojalá que esta vez, la petición sea atendida y el Puente de Cartuja sea ya protegido para siempre con la figura de Bien de Interés Cultural. Por los servicios prestados durante cinco siglos, bien que lo merece.
La próxima semana: Diez estampas del Puente de Cartuja
José y Agustín García Lázaro
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