Jerez recuerda a Peral
El Rebusco
Un homenaje etiquetado
Una calle para el inventor del submarino
EN 1885, el teniente de navío, Isaac Peral (1851-1895), comunicó a sus superiores que había resuelto de forma definitiva el reto de la navegación submarina.
La botadura de la nave tuvo lugar en Cádiz el 8 de septiembre de 1888, y su prueba definitiva el 7 de junio de 1890. A pesar del éxito obtenido las autoridades consideraron el invento como un “cacharro inútil”, lo que le obligó a pedir la baja en la Marina, sin derecho a pensión alguna.
Años más tarde, la viuda de Peral, María del Carmen Cencio Rodríguez, se vio en la necesidad de solicitar el dictamen de una disposición por la cual su pensión de viudedad fuera inembargable, amparándose en el carácter extraordinario de la misma, y al haber sido concedida por las Cortes como testimonio de la gratitud nacional.
La familia Díez -uno de sus miembros, el teniente de navío José Luis Díez, colaboró en el proyecto con Peral- lideró la cuestación para paliar la lamentable situación en la que vivía la viuda y los cinco huérfanos que dejó Peral al fallecer en Berlín cuando era operado de un tumor cerebral.
Mientras tanto, el submarino se pudría en el arsenal de La Carraca, usado como letrina por el personal del astillero.
El marino y su submarino quedaron inmortalizados en un variado número de etiquetas bodegueras del momento.
Peral en Jerez
En los últimos años de la década de los 80 del siglo XIX, Peral realizó en la Bahía de Cádiz una serie de pruebas con su submarino. Y a Jerez se acercó en algunas ocasiones. De dos de esas visitas hay constancia: la del 21 de mayo de 1889, y la del 24 de junio del año siguiente, cuando consiguió demostrar de forma definitiva las buenas cualidades de su invento.
De la primera, el diario gaditano La Palma reproduce una nota sobre su corta estancia en la ciudad, a la que llega en tren acompañado de Eduardo Mendicuti. En la estación es recibido por Julio González Hontoria.
Después de almorzar giraron una visita a las bodegas de González Byass, donde Peral plasmaría su firma en una bota que aún se conserva en dichas instalaciones.
De la segunda, cuando ya Peral había conseguido alcanzar el éxito en las pruebas de su sumergible, el periódico El Guadalete de esos días recogía amplios reportajes de lo acontecido en la bahía gaditana. Se reseñaba en ese mismo medio el agasajo que Jerez ofreció al marino y a su tripulación ese día.
En el de fecha de 25 de junio se publicó un destacado con título de ‘Peral en Jerez’: ‘En el tren extraordinario llegó ayer a esta ciudad, acompañado de todos los tripulantes del submarino y de varios amigos’.
Almorzaron en casa de los Sres. Díez, familia que, como vimos, mantuvo fuertes lazos con Peral, y con su viuda una vez que éste falleció. Posteriormente, visitaron la bodega D. Manuel Antonio de La Riva, situada en la calle Doña Blanca, donde éste le dedicó una bota de vino de sus mejores añadas y soleras del año 1827.
Por la tarde asistió a la corrida de toros donde toreaban ese día Guerra y Espartero.
El alcalde, Sr. Freyre, invitó a Peral al palco presidencial para presenciar desde allí la lidia del primer astado.
Tanto en el coso taurino, como en el Teatro Principal, donde por la noche asistieron a la representación de La sonámbula, el público presente le ‘aplaudió frenéticamente’.
La actividad de Peral en la provincia no se debió exclusivamente para llevar a cabo la eficacia de su navio sino también las de tipo político, tal como ha estudiado Manuel Ignacio Rey Soto en su Trabajo de Fin de Grado ‘Las elecciones de 1891 en Cádiz’, dirigido por el profesor Diego Caro.
En uno de los capítulos, el titulado ‘La candidatura de Peral’, se dice que Peral ‘llegará a presentarse en tres ocasiones consecutivas en los años 1890, 1891 y 1893 como candidato al Congreso de los Diputados’.
Peral etiquetado
Ya en 1893 se anunciaba un anís y cognac Peral de las bodegas Juan Ruiz del Río-Vda. de Ruiz de Mier, según la investigadora Ana Gómez. Esta empresa tenía el privilegio exclusivo del ilustre marino español, concedido por el inventor, para usar su nombre y retrato como marca en vinos y aguardientes.
El periódico barcelonés de La Vanguardia publicaba el 18 de enero de 1889 una nota con este comentario final: ‘El Sr. Ruiz de Mier, de Jerez, ha obtenido del Señor Peral la concesión para dar el nombre del ilustre marino al anís y al coñac que fabtrica’.
La popularidad que gozaba, más allá de nuestras fronteras, y que las pruebas se llevaran a cabo en San Fernandio, provocó el interés de otras bodegas de Jerez, Sanlúcar y El Puerto designaran con el nombre de Peral a diferentes vinos y destilados.
A pesar de ello, y en ese periodo, otras bodegas de la zona lanzaron sus productos apoyándose en su nombre, imagen e invento, como las dos etiquetas de la bodega sanluqueña Pedro Rodríguez e hijos.
Por otra parte, las jerezanas de José Lozano, Antonio Núñez del Río, Molina y Cía., y Gutiérrez Hnos., lo hicieron para publicitar sus coñacs. Esta última la reprodujo en una etiqueta de su importador, Carlos A. Hesse, en Iquique (Chile).
A esta forma de homenaje y reconocimiento se adhirieron también las de Manuel Fernández, con su amontillado Peral, imagen que repetiría Alberto Romero y Cía. para también su amontillado, y el Pedro Ximénez, con el mismo nombre, de P. Díaz López y Cia.
Tanto la bodega Bela Nerini Hermanos, como su sucesora, Arvilla y Cía., anunciaron su Macharnudo con el nombre de El Peral.
Tengamos en cuenta que el bodeguero portuense, Arvilla Colom, uno de los albaceas de Peral, tuvo un papel destacado en la creación, en 1891, del Centro Peralista, además de poner el nombre del marino a sus caldos vendidos en La Habana.
Años más tarde, en 1928, con motivo de la recesión de los nuevos submarinos adquiridos por la Armada española, el modelo C-1 Isaac Peral recibió a bordo a los reyes de España, de vacaciones en Santander.
Durante la corta navegación en inmersión, que incluyó una posada en el fondo de la bahía, se brindó con una manzanilla de Delgado Zuleta.
Años más tarde, para recordar este hecho, la bodega sanluqueña lanzó una etiqueta oval con la imagen del submarino navegando sobre las aguas.
Sin su calle en Jerez
Llegado a este punto es de lamentar que, en el callejero de nuestra ciudad, a diferencia de otras poblaciones de la provincia, como San Fernando, Cádiz, Sanlúcar de Barrameda y El Puerto de Santa María, no haya ninguna calle, plaza o avenida que lleve el nombre de tan insigne personaje, que a pesar de las adversidades que sufrió mantuvo intacta su integridad de hombre honesto hasta el final de sus días, fiel a sus principios de lealtad a su país.
Es por ello, como justo reconocimiento, que la Asociación cultural Cine-Club Popular registró en la Oficina de Atención al Ciudadano 11 de abril de 2018 la solicitud de un vial público que llevara su nombre. Hasta la fecha el Ayuntamiento no se ha pronunciado, demostrando su poca sensibilidad, tanto para Peral como para otros destacados jerezanos que aún no tienen ese honor.
Aunque esta idea no es nueva, ya que el diario local de El Guadalete, de fecha 20 de junio de 1890, se proponía al Ayuntamiento rotular la Plaza de las Angustias con el nombre de Isaac Peral. Cambio que no se llevó a cabo, a diferencia de lo acordado en El Puerto de Santa María en junio de 1890, cambiando el nombre de calle Larga por el de Isaac Peral.
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