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El jerez en las novelas de misterio de Mary Higgins Clark

El Rebusco

Un vino para un género

Es mencionado en una docena de sus novelas

Cubiertas de dos de las novelas de Mary Higgins donde se bebe jerez.
José Luis Jiménez

07 de agosto 2023 - 06:00

Desde hace varios meses, y hasta noviembre, se puede ver en la sala de exposiciones de la Biblioteca del Campus de Jerez una exposición sobre la Novela Negra y Policiaca.

Su coordinador, José M. Brenes, y la directora del mencionado servicio universitario, Aurora Márquez, han conseguido, con buen criterio expositivo, un montaje entretenido y didáctico dedicado a estas temáticas literarias de gran aceptación entre los lectores y aficionados a esta materia.

Además de disfrutarla - la recomiendo - he podido conocer que en este centro no solo reúnen libros dedicados a las diversas especialidades que se imparte en el Campus Universitario, sino que, además, han reunido una importante colección de libros dedicado a estos géneros y a sus creadores más representativos, incluidos los nacionales.

Llama la atención que en este fondo especializado se pueda consultar casi toda la obra publicada en nuestro país de una de las reinas del suspense, la norteamericana Mary Higgins Clark.

La escritora Mary Higgins Clark presentando una de sus novelas.

Gracias a ello he tenido la oportunidad de conocer a esta escritora de fama mundial que en 2018 había vendido más de cien millones de copias solo en Estados Unidos,

Este agradable hallazgo nos ha permitido añadirla a nuestra particular lista de aquellas escritoras de novelas de suspense que en sus historias hacen beber jerez a sus personajes.

Asunto que hemos tratado en anteriores entregas de estos 'Rebuscos'. Recordamos el dedicado a Agatha Chrisie (1890-1976), o más recientemente a la también inglesa P. D. James (Oxford,1920-Oxford, 2014).

Seguir la pista de nuestros vinos en esas historias es sumamente divertido, además de ser revelador de la fama del jerez, agrandada a través de las páginas de estas obras, millonarias en ventas.

El autor junto a José M. Brenes coordinador de la exposición sobre Novela Negra y Policiaca.

Si las novelas de estas autoras se leen de forma esporádica puede ser simpática la anécdota de encontrar la mención al jerez entre la trama de sus intrigas. Pero si vamos tirando de ese hilo imaginario en el conjunto de todas ellas podremos afirmar que el jerez es una constante, el vino preferido de los protagonistas, ya sea el perspicaz detective o el distinguido criminal.

El cómo; el dónde; el cuándo; si es genérico (sherry), o si es un tipo (amontillado), o una marca determinada (Harvey´s Bristol); si acepta o si se rechaza; la posición social y económica de los consumidores, ya sea hombre o mujer; la época en la que se desarrolla la historia contada; la ciudad; la forma de servirlo (decantadores): su uso (para sisolver veneno mortal o para deleite). Y así otros muchos matices que podremos hilar para darle forma a nuestro estudio.

También es clave buscar puntos en común de las propias escritoras, en este caso nos ceñiremos al mundo anglosajón, británicas y estadounidenses.

Portada del libro dedicado a las escritoras británicas de novelas de misterio.

Entre las primeras: Dorothy L. Sawyer (Oxford, 1893-1957); Josephine Tey (Inverness, 1896-Londres, 1952); Ruth Rendell (Londres, 1930-Londres, 2015); y Anne Perry (Londres, 1938-2023).

Y de sus 'primas' americanas: Anna Katharine Green (Nueva York, 1846- Nueva York, 1935), pionera de las novelas de detectives; Mary Roberts Rinehart (Pittsburgh, 1876-Nueva York, 1958), y Patricia Highsmith (Texas, 1921-1995).

Esta última vivió en Nueva York desde los seis años, hasta que 1963 se mudó a Europa (parte de su estancia en Inglaterra). Se formó en el Bernard College de Nueva York, en literatura inglesa.

Dos ciudades se van repitiendo en sus biografías: Londres y Nueva York. La primera es famosa por ser puerto de llegada de gran parte del comercio del jerez durante siglos; y la segunda, otro puerto internacional situado en la costa este de Estados Unidos, donde llegaron los primeros colonos británicos, la Nueva Inglaterra.

Con esos elementos de base poco más hay que explicar para entender que el jerez estaba en su entorno, y que ellas trasladaron a las páginas de sus libros.

El jerez y Mary Higgins Clark

Mary Higgins Clark fue una escritora estadounidense de ascendencia irlandesa que nació el 24 de diciembre del año 1927 en el Bronx, Nueva York, hija del irlandés Luke Higgins, y de Nora C. Durkin, estadounidense de ascendencia irlandesa.

Antes de triunfar en la literatura de misterio como una de las más famosas de las últimas décadas, la joven Mary alternó sus estudios en centros católicos con diversos trabajos, entre ellos el de telefonista de un hotel, secretaria para la empresa Remington Rand, modelo o azafata de vuelo de la compañía Pan-American.

Su primera novela fue Un Destino de Leyenda (1960), ficción biográfica basada en las relaciones sentimentales entre Martha y George Washington. En esta ya podemos encontrar referencia al jerez, ya que no hay que olvidar que Washington preparaba su ponche preferido con jerez.

Aunque en una docena de sus novelas el jerez hace acto de presencia, nos vamos a centrar en tres de ellas: Un extraño acecha (A stranger is watching), de 1978, El ojo avizor (Stillwatch), de 1984, y Le gusta la música, le gusta bailar (Loves music ,loves to dance), de 1991, una de las de mayor éxito.

Obra de Michael Sims dedicada a las detectives victorianas.

Dos se desarrollan en Nueva York, y otra en Washington; siendo mujeres los roles principales. Y en las tres podemos encontrar más de cinco menciones al jerez, en todas a la hora del aperitivo.

En la primera, Un extraño acecha, Sharon, saca del frigorífico 'una botella de jerez Bristol' ('the bottle of Bristol cream sherry'), del que tomará unos sorbos.

Pasando a El ojo avizor, Navidad en Washington. Pat y Lita Thatcher se reúnen en el elegante apartamento de la primera para rememorar recuerdos del pasado. La anfitriona llevará a la fina mesa de mármol de Carrara 'una botella de jerez y un plato de galletas saladas'.

Algo parecido sucede en Le gusta la música, le gusta bailar, cuando Chris 'sirvió jerez'. Sobre una mesita auxiliar había dispuesta una bandeja con queso y galletas saladas.

En otro momento, en el refugio de Michael, donde habrá llevado a Darcy, ésta examinó el pie de la copa -, 'una cristalera preciosa'-, comentó. A lo que Michael le responde: 'Compré ese juego en Viena. Puedo asegurar que hace que el jerez tenga aún mejor sabor'.

Parece que Clark tiene especial predilección por el jerez, al que le da protagonismo en otros títulos: Un grito en la noche (1982), No cruces el parque (1995), No puedo olvidar tu rostro (1995), Pálida como la luna (1996), Testigo en la sombra (1997), El secreto de la noche (2002), Escondido en las sombras (2005), Los años perdidos (2012).

Nuestro vino se codea en sus historias con otros famosos, como los franceses (Borgoña, Champagne, Château Lafite Rothschild Burdeos, el Chablis), italianos (Chianti), o portugueses (Oporto).

En las lecturas de las ediciones en español observamos, como en las de Agatha Christie, que los traductores, la mayoría son mujeres, la forma de traducir la palabra inglesa 'glass', a la hora de servir el jerez, lo hacen con la palabra 'vaso' y no como copa. Algo inadmisible.

Distinciones

Hasta 2015, Clark escribió más de cincuenta novelas, y vendió millones de ejemplares. Todas sus novelas de suspense han sido éxitos de ventas y siguen reeditándose.

En Francia, donde sus libros también se encuentran en los primeros puestos de los más vendidos, se la reconoció, en el año 2000, con la distinción de Chevalier des Arts et des Letres. También, en ese país, fue honrada con el Gran Premio de Literatura Policial (1980),

En sus novelas las protagonistas son mujeres jóvenes fuertes e independientes, que se encuentran en el medio de un problema que deben resolver con su propio coraje e inteligencia.

Clark ganó numerosos premios por su trabajo. Además de los ya nombrados, obtuvo el premio Horatio Alger (1997) y el premio Passionists' Ethics in Literature (2002), además del premio Espíritu del Logro de la Facultad de Medicina Albert Einstein de la Universidad Yeshiva (1994), y la Medalla de Oro de Educación del National Arts Club (1994). Recibió dieciocho doctorados honorarios, incluyendo uno de su alma máter, la Universidad Fordham.

Clark fue presidente del Congreso Internacional del Crimen en 1988 y, durante 1987, elegida para presidir la Asociación de Escritores de Misterio de los Estados Unidos.

La editorial Simon & Schuster, la firma que publicó todas sus novelas firmaría con ella, al final de la década de 1990, un contrato de 64 millones de dólares por cuatro libros, y creó el premio Mary Higgins Clark, otorgado a escritores de misterio y suspense de ficción estadounidenses más sobresalientes.

En la 55º edición de los premios Edgar Allan Poe fue reconocida como una 'gran maestra del suspense'.

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