Dos jerezanos en la historia del cine español
El Rebusco
Enrique Domínguez Rodiño y Fernando Viola Sánchez
Destacaron en la cultura y la industria cinematográfica de los años ' 30 y ' 40
Afinales de los `80 me tope con dos breves semblanzas dedicadas a Enrique Domínguez Rodiño y Fernando Viola Sánchez, los dos nacidos en Jerez de la Frontera, y los únicos, junto a Lola Flores, con ese mismo origen relacionados en la obra de Fernando Vizcaino Casas, 'Diccionario del Cine Español' (1970).
Poco más se había escrito sobre ellos, si obviamos los artículos en prensa de los años `30 y `40; y la mención a Domínguez Rodiño, algo más completa, en la Gran Enciclopedia de Andalucía, publicada en 1979.
Información que utilicé en las menciones que de ellos hice para el Diccionario Enciclopédico Ilustrado de la Provincia de Cádiz (1985), y la Enciclopedia General de Andalucía (2004).
Algo más completa fue las que elaboré para el Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia (2011-2013).
En este proceso de recogida de nuevos datos sobre estos dos jerezanos, vinculados a la cultura y la industria cinematográfica nacional, conté con dos colaboradores fundamentales, una fue Esperanza Viola, hija de Fernando Viola, y el otro Mauricio Domínguez-Adame, sobrino de Domínguez Rodiño, jefe del Servicio de protocolo del Ayuntamiento de Sevilla durante muchos años.
Parte de la documentación proporcionada por estos familiares fueron donadas a los fondos de la Biblioteca Municipal de Jerez.
Han pasado ya más de treinta años de una serie de artículos publicados en este mismo Diario sobre Domínguez y Viola, por lo que este Rebusco pretende poner al día sus biografías, aportando datos y material gráfico inéditos hasta ahora.
Les invito a disfrutar de esta sesión doble.
Enrique Domínguez Rodiño, el hombre de la CEA
Nuestro primer personaje nació en Jerez de la Frontera el 30 de julio de 1887, aunque algunas fuentes, por error, lo hagan sevillano, o incluso gallego.
A lo largo de su vida ejerció de periodista, reportero, escritor, traductor y productor cinematográfico.
De sus primeros años hasta su marcha a Alemania, en 1911, es un periodo de su vida poco conocido. Para ello tenemos que consultar nos los datos que nos brinda Mario Méndez Bejarano en su ‘Diccionario de Escritores, maestros y oradores naturales de Sevilla y su actual provincia’, publicado en 1925.
Desde el estallido de la Primera Guerra Mundial, en el verano de 1914, hasta su finalización trabajaría de corresponsal para el diario ‘La Vanguardia’.
A una parte de esas crónicas le daría forma de libro en 1917 con el título ‘Las primeras llamas. Diario de un testigo-cronista de la guerra’, obra que se reeditaría por Renacimiento en el 2015.
La escritora Eva Díaz Pérez en el prólogo escribiría: ‘Rodiño es un ejemplo del periodismo moderno y narrativo que se inició en España a comienzos de la centuria. Un periodista con el que España tiene una asignatura pendiente y cuya figura se rescata ahora como ejemplo de una generación de audaces españoles que escribieron con el fango de la Historia en los talones’.
Una vez acabada la contienda, Rodiño permaneció en Berlín como periodista de ‘El Imparcial’, lo que le permitió viajar a la zona de los países bálticos para intentar cubrir la revolución rusa. Durante una gira por la República de Letonia, descubrió en Riga la tumba de Ángel Ganivet, cuyos restos consiguió repatriar a España.
Mientras tanto, en 1915, contrae matrimonio en Ginebra con la francesa Passier, con la que tendría dos hijos varones.
De regreso a España, ocupó el puesto de gerente de ‘El Imparcial’ y la dirección del suplemento ‘Los Lunes’, del que fue responsable hasta 1925. Ese mismo año volvió a Alemania como agregado de prensa y cultura en la embajada española de Berlín, cargo que simultaneó con el de corresponsal de ‘La Voz’ y comisario general de la Exposición Internacional de Barcelona para Alemania y los países escandinavos.
En 1933, ya en España, fue nombrado director administrativo y consejero delegado de la productora cinematográfica CEA (Cinematografía Española Americana), en la que ejerció la vicepresidencia desde 1935 hasta 1965.
Por esos años, en 1935, fundaría la empresa hispano-germana Hispanía Tobis, con el objeto de distribuir en España las películas de la Tobis, y a su vez vender a Alemania las producciones de la CEA.
Domínguez Rodiño abordó también la realización de documentales y la redacción de guiones, y algunas que otras obras literarias, entre las que hay que mencionar: ‘Rocío, La Pilares’ (1924), ‘Carlota supo que no tenía corazón’ (1924), y ‘El rayo verde’ (1924).
Por sus trabajos diplomáticos recibió diversas condecoraciones por parte de los gobiernos de España, Marruecos y Alemania, como la Gran Cruz del Mérito, que recibió de manos del embajador de Alemania en España, en 1964.
Fallecería en Fuenterrabía (Guipúzcoa), el 17 de julio de 1974, lugar habitual de sus vacaciones de verano.
Fernando Viola Sánchez, algo más que cinéfilo
El otro paisano vinculado con el cine, pero desde otro punto de vista, nació en Jerez en 1897.
En su vida profesional ejerció de abogado, en la especialidad de seguros, periodista y crítico cinematográfico. También como actor ocasional.
En su ciudad natal realiza sus primeros estudios los cuales llevó a cabo en el Colegio San Pablo y en el Instituto Provincial de Jerez hasta que se inicia en el mundo del cine como actor en 1917.
Durante el rodaje en Jerez de la película ‘La España trágica’ (1917), de Rafael Salvador, coincide con el que fuera su amigo, y compañero de estudios, Antonio Calvache.
En 1925 se traslada a Madrid para ampliar su formación académica, donde se licenciará en Derecho.
En ese tiempo, en los años de 1926 a 1927, sería responsable comercial del noticiario Ediciones Cinematográficas de la Nación, que alcanzó repercusión en España y América, con Manuel Noriega como director artístico.
Con Calvache, ya de director de cine, participaría en varías de sus películas: ‘La chica del gato’ (1926) y ‘Los vencedores de la muerte’ (1927), y años después, en 1940, en ‘Boy’, tal como se ve en la foto adjunta.
Durante el II Congreso del Comercio Español en Ultramar, celebrado en Sevilla durante la Exposición Iberoamericana de 1929, expuso la idea de realizar un congreso sobre cine donde estuvieran presentes los países de la América Latina.
Después de solventar multitud de problemas políticos y administrativos causados por el cambio de régimen en España, fue elegido como secretario general del I Congreso Hispanoamericano de Cinematografía, y miembro del grupo que ostentaban la representación de España. El congreso tuvo lugar en Madrid entre el 2 y el 12 de octubre de 1931. Desgraciadamente las ambiciosas intenciones del congreso se vieron frustradas ante la situación de inestabilidad que vivió la II República en los años siguientes.
Durante la Guerra Civil fue encarcelado en varias ocasiones, incluso fue condenado a muerte acusado de espionaje, pero finalmente liberado en 1939 cuando el ejército de los sublevados toma Barcelona.
Tras la guerra se casa en San Sebastián con María Teresa Aristiguieta Olasagasti, de cuya unión nacerían dos hijas.
Asumiendo sus conocimientos legales y económicos que había adquirido sobre los países sudamericanos, ejercerá diversos cargos oficiales relacionados con el cine, como secretario permanente de la Unión Cinematográfica Hispano-Americana (UCHA), y la dirección de Instituto de Cinematográfico Ibero-Americano (ICIA), siendo a la vez responsable del programa cinematográfico de la emisora, en onda corta, E.A.Q. Transradio Española para América.
En la industria del cine español trabajó como jefe de producción en películas como ‘Ana María’ (1940), de Florián Rey, y ‘Arribada Forzosa’ (1943), de Carlos Arévalo, además de dirigir en 1940 el documental ‘Jerez, joya de Andalucía’.
En 1945, junto a un grupo de destacados críticos e historiadores de cine creó el Círculo de Escritores Cinematográficos (CEC), del que fue primer presidente y cuya asociación se mantiene activa en la actualidad.
Intervino además en la creación de diversos cine-clubs, tales como el del CEC, Grupo de Escritores Cinematográficos Independientes (GECI), y Cinestudio 33. En todo este su quehacer en torno al cine la figura de su hermano, Manuel Viola, será de gran apoyo, así como un imprescindible colaborador.
Ya en la década de 1950, por motivos personales y familiares se dedica plenamente a su profesión como funcionario de Seguros, y asesor bursátil y de asuntos económicos en el Diario Madrid hasta su jubilación, desvinculándose de todo lo relacionado con el cine hasta su fallecimiento, ocurrido en Madrid, en septiembre de 1977.
Entre sus trabajos publicados hay que mencionar títulos como ‘Producción cinematográfica’ (1929), ‘Hacia un Congreso Hispanoamericano de Cinematografía’ (1930), ‘Congreso Hispanoamericano de Cinematografía (1932), ‘La cinematografía y las relaciones hispanoamericanas’ (1932) ‘El cine hispánico ante la nueva ordenación de la Hacienda Española, en Revista de las Españas (1935), e Implantación del cine sonoro y hablado en España (1956).
El historiador de cine, Román Gubern, dijo de él que fue un ‘personaje clave’, y por su parte, Méndez-Leite, declaraba que era “un buen escritor cinematográfico’.
Nota final
En noviembre de 1997 el Ayuntamiento de Jerez, a propuesta de la asociación cultural Cine-Club Popular de Jerez, aprobó rotular sendas calles con sus nombres, una a espalda del IES Padre Luis Coloma, y la otra en Torres de Córdoba.
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