La ocupación francesa de Jerez

El Rebusco

Recuerdos de los ocupantes y presencia en las etiquetas

De Napoléon a los Cien Mil Hijos de San Luis

Monarquía, república y dictadura en la publicidad del jerez

Maneras de verlo y leerlo

José I y su séquito ante Cádiz, por Dalmau.
José I y su séquito ante Cádiz, por Dalmau.
José Luis Jiménez

24 de julio 2023 - 07:00

EN un anterior artículo de esta serie de El rebusco, el publicado el 27 de junio de 2022, traté de ‘La Guerra de la Independencia y el jerez’. Un asunto que tiene aspectos para analizar en detalle. Uno de ellos es la ocupación de la ciudad por las tropas napoleónicas, de 1810 a 1812, y la posterior, de 1823 a 1828, por parte del ejercito conocido como los Cien Mil Hijos de San Luis. Tan solo unos trece años las separan.

La estancia en Jerez de las tropas imperiales ha sido estudiada por el coronel Felipe Alonso, como por el dúo formado por Manuel Ramírez y José I. Gómez, e igualmente por Carmen Muñoz de Bustillo.

Según el historiador Miguel de Bustamante y Pina, el 4 de febrero de 1810 entraron en Jerez los franceses, y unos días después -según Rodríguez del Rivero, sería el domingo, día 13-, llegó José Bonaparte, a caballo y con escaso séquito, hospedándose en el desaparecido palacio de la calle Francos, esquina a la Compañía, que era morada de los marqueses de los Álamos del Guadalete, requisado a tal fin para alojar al nuevo rey.

En el número 30 de la calle Francos haciendo esquina con plaza de la Compañía, existió hasta los años setenta del pasado siglo un hermoso palacio construido en el siglo XVII para residencia de la noble familia de origen flamenco afincada en Jerez de los Vint, progenitora de los Lila, también de los Goitias, que ostentaron la última propiedad del palacio antes de su derribo. El mencionado palacio, tras muchos años deshabitado, sufrió un incendio que destruyó una buena parte del mismo, siendo derribado más tarde. Su patio compuesto por 16 arcos de medio punto sostenidos por magníficas columnas de mármol, fue desmontado pieza a pieza y reconstruido en otra ciudad, unos afirman que en Madrid.

Hasta el lunes 26 de agosto de 1812, en que, como escribía Juan de Trillo y Borbón en su diario, ‘quiso Dios Nuestro Señor tener ya misericordia de los jerezanos’, salió de Jerez el ejército ocupante.

Las memorias de aquellos soldados

De dos de ellos vamos a hablar. Ambos pasaron por Jerez.

El primero es el farmacéutico, botánico y militar francés, Antoine Laurent Apollinaire Fée, nació en Saint-Vincent D’ardentes, 1789, y falleció en París, en 1874.

En sus ‘Recuerdos de la guerra de España, llamada de la Independencia, 1809-1813’ (edición española del Ministerio de Defensa, 2007), su capítulo X lo encabeza de esta manera: ‘Destinado a Jerez. Breve estancia en Sanlúcar. Regreso a Jerez. Salida a Sevilla’.

En el mismo hay que mencionar un comentario de carácter científico: ‘Pasaba mis tardes con Naudet; las dedicábamos a recorrer las principales calles de Jerez mirando el cielo para contemplar el famoso cometa de 1811’.

Opúsculo publicado en Jerez por Broussais en 1811.
Opúsculo publicado en Jerez por Broussais en 1811.

El Gran Cometa de 1811 (cuyo nombre oficial es C/1811 F1) fue un cometa visible a simple vista durante aproximadamente 260 días. Fue catalogado como un Gran cometa por su espectacularidad. Fue descubierto el 25 de marzo de 1811 por el astrónomo francés Honoré Flaugergues.

Del segundo publiqué un artículo en La Voz, el 10 de diciembre de 2006. El titulado ‘El conde de Castellane visitó Jerez en 1825 como comandante francés de las fuerzas de ocupación’. Del mismo entresaco unas notas.

El mariscal de campo Boniface de Castellane, conde de Castellane (1788-1862), formó parte del ejército de ocupación que envió Francia a España en 1823 para restablecer el régimen absolutista de Fernando VII.

Castellane, que había participado en la anterior campaña con las tropas napoleónicas en 1808, fue destinado al Puerto de Santa María para comandar la primera de las tres brigadas que formaba la división de Cádiz, y que incluía un batallón del Regimiento número 9 de infantería ligera en Jerez. Destino que ocupó durante unos tres años, entre 1825 a 1827.

El médico François-Joseph-Victor Broussais divirtiéndose en Jerez.
El médico François-Joseph-Victor Broussais divirtiéndose en Jerez.

En su ‘Journal du Maréchal Castellane, 1804-1862’ editados en París en 1895, el segundo volumen, de los cinco que forma la obra, está dedicado en gran parte a los años que pasó en nuestro país.

Durante este tiempo entabló amistad con los Domecq, el virrey del Perú, recién llegado de América, el corregidor de la ciudad, Manuel Monti, como a los bodegueros Gordon.

En sus estancias por Jerez visitó la Cartuja; y en abril de 1825 presenció impresionado las procesiones de la Semana Santa: ‘J´ai eté aujurd´hui dans l´apres-midi á Xeres, oú já vu une procesion...saint Jean et la Vierge escortée par quelques soldats espagnol, le fusil renversé’.

Napoleón etiquetado

Se puede afirmar, sin ninguna duda, que Napoleón es la figura histórica más importante de la historia de Francia. Su aura y fama, a pesar de ser el causante de los dramáticos hechos ocurridos en nuestro país cuando sus tropas nos invadieron, ha quedado reflejada en un variado número de etiquetas promocionando brandies y vinos del Marco de Jerez.

En esta representación domina el busto del personaje, habitualmente tocado con su característico sombrero de dos picos frontal, llamado ‘chapeau de bras’, y enmarcado, casi siempre, en un oval adornado con símbolos imperiales.

La mayoría de este etiquetado está relacionado con compañías jerezanas, salvo una de Sanlúcar y otras dos del Puerto de Santa María.

Nos referimos a la de Vda. de E. Hidalgo, con sus amontillado Napoleón, que continuaría Vinícola Hidalgo y Bodegas Hidalgo-La gitana. En estas bodegas se conserva una bota solera Napoleón.

Portada de Souvenirs de la Guerre d´Espagne, por Fée.
Portada de Souvenirs de la Guerre d´Espagne, por Fée.

En el Puerto de Santa María encontramos dos ejemplos muy curiosos. El de las bodegas José P. Ferrer, con la imagen de su amontillado Napoleón basada en una litografía de François Delpech; y la de Osborne con un Jerez abocado para señora denominado Napoleón. Al general se le muestra de medio cuerpo basándose en el trabajo del ruso Vasili Vereshchaguin.

Son once las bodegas jerezanas que le dedicaron alguna de sus productos a Napoleón, todos brandies, salvo el amontillado de Romate.

Entre ellos destacan el poco conocido brandy Emperador Gran corso, de B. M. Lagos; o bien el licor de coñac-cream brandy de M. G. Luque, este licor, como indica el texto, ha sido elaborado a base de las botas soleras Memorable, almacenadas en Jerez de la Frontera y fundadas en 1911. La figura a caballo del emperador se modificará años más tarde en su brandy Luque, con una silueta dorada dentro de un círculo.

Botella de brandy Bonaparte Pepe Botella.
Botella de brandy Bonaparte Pepe Botella.

La relación sigue con el coñac Emperador, de Fernando Mazorra, con el general galo en el interior de un oval con escudo laureado y dos águilas imperiales.

Está el Decano Napoleón, añada 1730, de Domecq.

Una bota histórica de la compañía lleva su nombre con letras de molde. Antes llamado vino del mariscal Soult, según cuenta José de las Cuevas.

Por su parte, Sautu, tenía el brandy emperador. Con su busto sobre grabado de una batalla. Se indica que es un producto destilado de vinos de Jerez en el año 1900, envejecido en cascos de roble.

Las Bodegas Ruiz, recurre a mostrar una versión del famoso cuadro de David, Napoleón cruzando los Alpes.

Dibujo satírico dedicado a Joé I, 'Pepe Botella'.
Dibujo satírico dedicado a Joé I, 'Pepe Botella'.

Otras son las de González Byass, coñac Napoleón; M. Gil Galán, brandy Napoleón, Valdespino, Brandy Napoleón, para la importación a Argentina, E. Delage, Brandy Viejo, Emperador.

Aunque malagueña, las licorerías Bonaparte lanzaron un brandy ‘Bonaparte Pepe Botella’. Su rostro, que acapara la etiqueta, está tomado de la pintura de Jean Wicar. El cuadro e Sorolla ‘Defensa del parque de artillería’ se deja ver a su espalda.

Al pie de la etiqueta se lee: ‘Producto destilado de los mejores caldos jerezanos de la cosecha de 1900.Estando envejecidos en vasijas de roble’.

Un cirujano en primera fila

En febrero de 1810 llega a Jerez el mariscal Soult, al mando del ejército invasor y con él el rey José Bonaparte.

Como médico cirujano principal de dicho ejército se encontraba François-Joseph-Victor Broussais (1772-1838), conocido como el Dantón de la medicina.

Broussais era crítico de las ideas médicas tradicionales, y su influencia en la medicina de la época se haría notar en la posteridad. Durante su estancia en Jerez mandó imprimir -en una imprenta local que lógicamente carecía de los caracteres tipográficos propios del francés- un opúsculo de unas 37 páginas, titulado ‘Lettre a` MM. les chirurgiens majors des re´gimens du 1er corps de l’arme´e Impe´riale du midi en Espagne: Sür le service de sante interieur des corps d´armée’ (Carta a los señores Cirujanos Mayores de los Regimientos del Primer Cuerpo del Ejército Imperial del sur de España. Sobre el servicio de sanidad interior de los cuerpos del ejército), que saldría a la luz en 1811.

Firma también la obra, como coautor, el también cirujano del mismo ejército Gabriel-Pelerin Mocquot (1772-1835).

Libro de Felipe Alonso, Los franceses en Xerez. La prefectura.
Libro de Felipe Alonso, Los franceses en Xerez. La prefectura.

Se trata de una serie de instrucciones e indicaciones con el fin de evitar en sus filas las muertes que se estaban produciendo en los hospitales de Jerez, El Puerto y Sanlúcar. El mal uso de vomitivos en las gastritis provocaba las defunciones, entre otras causas. Según él por el exceso de vino y calor.

Broussais tuvo una gran oportunidad para exponer sus revolucionarios conocimientos sobre las fiebres y aplica su famosa ‘Doctrina fisiológica’ con gran acierto, evitando las consiguientes pérdidas humanas en su ejército.

De esta obra, escrita en francés, dispone un ejemplar la Biblioteca Municipal de Jerez (Tomo 157 de Folletos Varios), y del que solamente existe otro localizado en una biblioteca médica de París.

El catedrático gaditano Juan Ceballos Gómez (1817-1874) es quién la cita por primera vez en 1841, en un libro que también está disponible en la biblioteca jerezana. Curiosamente, dicha institución cultural posee además un variado número de obras de Broussais.

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