Paisaje con bodegas
El rebusco
Templos del jerez
‘Papel con solera’, un patrimonio recuperado
Jerez/Si tenemos que hablar de la arquitectura bodeguera y el paisaje urbano de Jerez hay que recurrir a dos nombres fundamentales en la materia, a los jerezanos Fernando Aroca y a José Manuel Aladro. En más de una ocasión lo hemos traído a nuestros Rebuscos.
Aroca es doctor en Historia del Arte, y autor de una obra pionera en este asunto: ‘De la ciudad de Dios a la ciudad de Baco. La arquitectura y urbanismo del vino de Jerez (siglos XVIII-XX)’ (2007).
En este trabajo se analiza en profundidad uno de los aspectos más destacado del patrimonio histórico de Jerez de la Frontera: la arquitectura bodeguera. Es un recorrido histórico desde el origen de ese fenómeno en la ciudad hasta las últimas realizadas a finales del siglo XX, cuando ya iban sucumbiendo a la piqueta numerosos cascos de bodegas por todo el entramado urbano.
De otro lado, Aladro es doctor en Arquitectura, y autor del libro ‘La escala urbana del jerez. Los complejos bodegueros jerezanos en el siglo XIX’ (2021).
Este está extraído de su tesis, a la que se puede acceder en la web de la Universidad de Sevilla, ‘La construcción de la ciudad bodega. Arquitectura del vino y transformación urbana en Jerez de la Frontera en el siglo XIX’ (2012).
Afirma este investigador, que ‘en los cuartos centrales del siglo XIX, un intenso proceso económico y urbanos convirtió a Jerez de la Frontera en una ‘ciudad bodega’,... y que los principales protagonistas de ese nuevo modelo fueron los ‘complejos bodegueros’.
En la actualidad aún pueden verse importantes edificios bodegueros, como otros nuevos creados a mediados del siglo XX.
En el casco histórico: Rey Fernando de Castilla (calle Jardinillo), León Domecq (calle Justicia), Fundador (Puerta de Rota /Calle San Yldelfonso) Tradición (calle Cordobeses) Ximénez Spínola (calle Mendoza),
Dentro de lo que llamamos casco urbano: Faustino González (calle Barja) Sánchez Romate (calle Lealas), Lustau y Harveys (calle Arcos), Dios Baco (calle Ferrocarril), Díez Mérito (Diego Fernández Herrera), Arfe (Calle Molino de Viento), Álvaro Domecq (calle San Luis), Maestro Sierra (Plaza de Silos) Sandeman (Calle Pizarro), González Byass, (Calle Manuel María González), Blanca Reyes (Calle Puerta del Sol) Cayetano del Pino (Plaza Silos), Urium (calle Muro), Almocadén (Calle Jardinillo).
En la periferia, Circunvalación, contamos tres: Williams&Humbert, Grupo Estévez y Garvey.
Vistas bodegueras
De los documentos gráficos que ilustran este ‘Rebusco’ hay que comentar el artículo publicado en el ABC el 29 de abril de 1925. Su corresponsal, Enrique Garro, firma el titular ‘Las fiestas memorables y los vinos de Jerez. Las bodegas del Marqués del Real Tesoro’.
Reseña que la gerencia de la bodega está en manos de los hijos del fallecido Juan Manuel Jácome Pareja (1897-1924), el que fuera almirante y ministro, Ángel Jácome Ramírez de Cartagena, marqués del Real Tesoro, y Juan, conde de Villamiranda.
Destacando sus marcas: Ideal, fino Sevillano, Tres cortados 1852, el Almirante o Solera 1850.
Interesante la imagen que se reproduce en el membrete de la carta de la Sociedad Civil La bodega, Empresa que aparece, si estar asociada, en los Estatutos de la Asociación Gremial de Criadores-Exportadores de Vinos de 1921.
Poco conocida es la foto de la carga del tren del vino ante las bodegas de Carmona y López, en la calle Muro, como la vista de los edificios bodegueros que poseía Domecq en Puerta de Rota, ahora convertidos en lofts.
Me sigo preguntando el motivo por el cual no se podan y recortan de forma estética los naranjos existentes en la calle Arcos y que impiden una vista adecuada de los edificios bodegueros existentes en aquella zona.
Un hecho que contrasta con las de León Domecq en ese recodo de la calle Justicia, un importante casco de bodega recuperado en un cuidado trabajo de rehabilitación que ha embellecido un entorno degradado desde hacía años.
La vista de parte del conjunto vinatero de las bodegas Sandeman y Buck en este grabado de un libro inglés de 1884, como la aérea de lo que fue Palomino&Vergara, nos recuerda el pasado glorioso de una industria que, a pesar de tantos avatares, mantiene su prestigio.
La portada de la bodega La Merced, de la calle Cristal, mostraba hasta hace bien poco su nombre y fecha, la de 1850, en letras de metal.
Un complejo bodeguero que a su vez procede de una manzana conventual reconvertidas en la fábrica de aguardientes y bodegas Azpitarte Hermanos.
Estas pasarían posteriormente a Manuel Fernández de Bobadilla, Félix Ruiz y, finalmente, a José Estévez.
Emilio Hidalgo
De esta lista nos vamos a detener en una compañía de carácter familiar, y que lleva asentada en Jerez desde la segunda mitad del XIX, las de Emilio Hidalgo.
Sus bodegas de la calle Clavel ha recobrado una nueva imagen después de las obras llevadas a cabo en su interior, de las que destacamos sus escritorios convertidos en sala de catas.
De Antequera vendría Emilio Hidalgo Hidalgo, que pisó la ciudad a finales del XIX para unirse a su tío, José Hidalgo Frías, que llevaba en el negocio del vino desde 1860. Pero sería Emilio el verdadero impulsor de la compañía.
Desde 1874, Emilio guardaba sus vinos en la bodega que su cuñado, el extremeño Raimundo García Vega, tenía en la plaza de Silos. Ambos habían casado con las hermanas López, Ana y Josefina, que poseían las viñas Santa Ana y El Bote en el pago de Carrascal.
Pero al morir Raimundo sin sucesión, sus vinos e instalaciones pasaron a manos de Emilio, que adquiere a principios de siglo a Servando Álvarez de Algeciras las antiguas bodegas de Molina y Cía, en el número 28 de calle Clavel, el mismo complejo que, un siglo antes ocupara Carlos Haurie.
Emilio comenzó criando vinos para su venta local, aunque ya a partir de finales de los años veinte la bodega iniciará su actividad exportadora. Desde 1935, la compañía cambió su razón social en varias ocasiones, hasta que, finalmente, en 1970, ya se la conoce como Emilio M. Hidalgo S.A.
Por aquellos años, los hermanos Juan Manuel y Emilio Martín Hidalgo trabajaron duro y lograron dar un gran impulso a la sociedad, consiguiendo importantes cuotas en mercados europeos, así como en Estados Unidos y Japón. En la actualidad, la bodega permanece en manos familiares, es la quinta generación. Entre estos, aparecen los primos Juan Manuel, Emilio y Fernando Martín Hidalgo.
Sus marcas distintivas son el palo cortado Marqués de Rodil, amontillado Tresillo, fino La Panesa (por una antigua viña), el oloroso Villapanés, el Pedro Ximénez Hidalgo, y el brandy Privilegio.
Personajes de obligada mención en esta historia son los capataces Manuel Soto y Manuel Jesús Nieves, este último padre, hijo, sobrino y nieto de capataces.
Papel con solera
El pasado día 4 se inauguraba en la sala de exposiciones de la biblioteca del Campus de Jerez ‘Papel con solera’.
Esta muestra documental en torno a la cultura del vino está integrada por una selección de etiquetas y listas de precios de bodegas del siglo XIX y XX pertenecientes al coleccionista Francisco Odero, además de material bibliográfico del que esto suscribe y de los fondos de la institución universitaria.
Destacar la labor realizada por la directora del departamento, Aurora Márquez, como de los técnicos José Brenes y Olga María Bueno.
‘Papel con solera’ nos va a permitir descubrir aspectos poco conocidos de nuestro pasado más reciente, pero, eso sí, desde una parcela que ha sido desdeñada por los historiadores locales.
Esta forma de arte, ‘arte de lo efímero’ oculta mucha información de interés que hay que saber buscar: cómo es el de las empresas gráficas donde se imprimían, los artistas y creativos que trabajaron en sus diseños, los personajes que aparecen retratados, la arquitectura bodeguera, el paisaje de las viñas, las labores en
Un paseo por la historia de nuestros vinos, desde una perspectiva original: las artes gráficas, con sus bellas cromolitografías, y la variada publicidad que tuvo lugar en los siglos XIX y XX.
Las etiquetas nos cuentan historias, solo hay que saber ‘mirarlas’. Estos pequeños trozos de papel impresos, insignificantes a primera vista, muestran la relación entre ambas disciplinas y la propia historia del sector vitivinícola del Marco de Jerez, su evolución económica, mercantil, financiera, empresarial, unidas a aspectos sociales, ideológicos y culturales.
Permanecerá abierta desde diciembre de este año hasta abril de 2024.
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