El retorno del ave Fénix: Fernández Gao
El Rebusco
Antonio Sánchez Gago recupera la histórica firma bodeguera. Los orígenes de la compañía jerezana se remontan al año 1750.
La histórica firma vinatera jerezana, Fernández-Gao, vuelve a estar de actualidad. Como ave Fénix ha renacido de sus cenizas con nuevo vigor, para animar el sector vitivinícola de la zona. Un hecho que hacía tiempo que no ocurría.
Cuando se intenta poner orden en las relaciones comerciales y familiares que se han ido entretejiendo a lo largo de los últimos tres siglos entre los miembros de las diferentes familias bodegueras del Marco hay que concluir como el autor de uno de los mejores libros sobre el jerez. Mr. Julian Jeffs, que el árbol genealógico de Jerez se parece a un laberinto si alguien tuviese la constancia de intentar solucionarlo.
Al menos intentaremos poner algo de orden, en la medida de nuestras posibilidades y saberes, ante el reto de resumir la historia de esta reconocida bodega.
Los orígenes
Las primeras referencias a Fernández-Gao como bodega datan en el año de 1750, tal como se indica en el etiquetado de algunos de sus productos, por lo que puede considerarse como una de las bodegas pioneras en el sector.
Su fundador fue Manuel Fernández, proveniente del norte de España y afincado en nuestra ciudad por aquellos años. Le sucedería su hijo Juan Alonso-Fernández. De él se sabe que nació en Abiada (entre Burgos y Cantabria), y que estaba casado con la jerezana Ana María López.
De este matrimonio nacería José María Fernández y López (Jerez, 1798-Jerez, 1864), casado a su vez con Josefa María González de Molina, sevillana.
Entre 1818 y 1828 ya poseía amplias viñas en pagos de calidad,vendiendo los vinos a su principal cliente, Manuel María González&Dubosc.
De los tres hijos que tuvo, su primogénito, José María (Jerez, 1843-Puerto Real, 1914), ampliaría su formación en Inglaterra, garantizado la continuidad de la firma.
Estaba casado con Francisca de Asís Gao Fernández de los Ríos, con la que tendría siete hijos.
Además de abogado, e importante hombre de negocios, destacó en la política como miembro del partido liberal, llegando a ser alcalde de Jerez (1909), y presidente de la Sociedad Aguas del Tempúl.
En 1896 se asocia con Manuel Cantillo y García, creando la firma vinatera Fernández y Cantillo, que duraría varías décadas. Años antes se había hecho con parte de las bodegas del vicecónsul inglés C. H. Furlong.
Hijos y hermanos
Es Fernando Fernández-Gao y González, nacido en Jerez, en 1878, el que por circunstancias especiales de la familia, se hace con el negocio en 1919. Pasará a denominarse Fernández-Gao Hnos., sucesora de Fernández y Cantillo, nombre con el que se conocería hasta mediado de los años 50.
Ejerció cargos en la política local. El Papa, Pío XI, le nombraría Camarero secreto de capa y espada.
A partir de 1922, por orden real, y en 1925 por trámite eclesiástico, se le permitió unir el apellido de su padre, Fernández, y de su madre, Gao, en uno sólo.
Estaba casado con la portuense Ana María González y Travieso.
Entre los vinos más conocidos de esta bodega figuraban el fino La Mina y los amontillados finos El 68, año de la fundación de la solera, y Albarizuela, el oloroso El 50, el sherry Royal y la manzanilla finísima La africana, Entre los destilados estaban los brandies Legendario, Timonel y Del novecientos cuatro, y la ginebra Fegache.
Hay que mencionar, una vez más, que muchas de las etiquetas de esta casa fueron diseñadas por el artista gráfico jerezano, José Luis Torres.
Tal era su reputación, que en marzo de 1919 el ABC le dedicó un amplio reportaje a cargo del periodista Enrique Garro.
De mano en mano
Al fallecer Fernando Fernández-Gao, en 1949, la bodega se disgrega entre los hijos de Matilde, Fernando y Ramiro José Fernádez-Gao.
En 1953 los hijos de Fernando constituyen la compañía de Hijos de Fernando Fernández-Gao y González, con su bodega en calle Lechugas. Esta desparecería unos diez años más tarde, pasando todo su patrimonio a Pedro Domecq, S.A.
Por su parte, los hijos de Matilde crearían la empresa Bilbao Fernández-Gao, que tuvo una duración muy corta, unos cinco años.
Finalmente, los de Ramiro José vendieron su parte a Mackenzie en 1967, después de pasar por varios domicilios sociales entre 1959 a 1964.
Ramiro Fernández-Gao Castellón, que en 1960 fue designado capataz de honor de la Fiesta de la Vendimia, y su hermanastro, Diego Ferguson Castellón trabajarían como directivos para Harveys, que se haría con Mackenzie en 1970.
Renacida
En el año 2014 el empresario jerezano, Antonio Sánchez Gago, recupera la firma bodeguera Fernández-Gao, así como sus marcas más emblemáticas, con el fin de volver a poner en el mercado unos vinos y brandies de gran calidad procedentes de soleras antiguas familiares. Un proyecto hecho con ilusión con el fin de crear un tipo de vinos para atender las actuales tendencias del mercado y los consumidores, cada vez más exigentes.
Como director técnico de la "nueva bodega" estará su hermano, Juan Carlos, licenciado en químicas por la Universidad de Cádiz.
La intención de la nueva propiedad de Fernández-Gao Vinos y Brandies es la de recuperar antiguas naves situadas en el centro de la ciudad, que estaban en estado de abandono o habían cambiado su uso, rehabilitarlas y volver a dar vida al vino y a uno de los patrimonios más importantes que tiene la ciudad.
Actualmente cuenta con dos cascos en el centro de Jerez de la Frontera, uno situado en la calle Pajarete, -antiguas Bodegas Real Tesoro- y otro en la calle Arcos, donde estuvieron en sus orígenes Fernández-Gao.
Nota aclaratoria:
Algunos datos aportados por la familia difieren de los que aparecen en los padrones y la prensa.
Respecto al articulo dedicado a las bodegas de Antonio Parra, aclarar que el nombre de su primera mujer era Inés Ruiz Correa; y en el dedicado a la huellas judías de Jerez, indicar que la calle Molino del judío se ubicaba en la confluencia de Calle Zaragoza con Santa Rosa, cercana a la actual Plaza Aladro.
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