"No me he reunido nunca ni con el obispo ni con el PP"

-¿Qué opina de que el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, haya manifestado que la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía admitiendo la objeción de conciencia a la asignatura de Educación para la Ciudadanía puede ser una interferencia en la campaña electoral?

-Me parece muy grave e indicativo de que no cree en la independencia del poder judicial ni en la libertad. Además, Chaves sabe que el recurso fue presentado a principios de curso y ha sido la Junta de Andalucía la que ha ido demorando la sentencia presentando recursos absurdos que no fueron admitidos. La sentencia la esperábamos para antes de diciembre y hasta nuestras pruebas fueron recurridas por la Junta.

-La Junta va a recurrir esta sentencia porque, además, los tribunales superiores de Cataluña y Asturias no han admitido la objeción. ¿Qué opina usted de esta situación?

-Es indicativo de la incongruencia de nuestro sistema educativo, así que es bueno que llegue al Supremo para unificar. Además, el primer recurso en el Supremo lo hemos puesto nosotros en Asturias. Ya va siendo hora de que se sienten con nosotros y se den cuenta de que hay 27.000 objeciones cuando sólo hay siete comunidades autónomas donde está implantada de forma obligatoria esta asignatura. ¿Qué ocurrirá cuando también se implante en las demás? Además, la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Asturias no niega el derecho a la objeción de conciencia, sino que dice que no conocen el contenido de la asignatura. En Andalucía nos han pedido más pruebas.

-La Consejería de Educación dice que ustedes exageran el número de objeciones porque incluyen las de padres de alumnos a los que todavía no se está impartiendo esta materia que comienza en tercero de Secundaria.

-Es que si yo sé que mi hijo va a tener que dar esa asignatura, yo puedo objetar cuando me de la gana. Nosotros no estamos magnificando nada y tengo los registros de entrada de todas las objeciones en la delegación, que son ochocientas en la provincia y unas 350 en Jerez. Incluso podríamos haber presentado más, porque sólo hemos hecho una por familia, cuando el padre y la madre tienen conciencias independientes. También hay que recordar que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos le dio la razón a unos padres noruegos sólo por un caso de educación afectivo-sexual. Incluso hubo una indemnización por medio.

-La Administración alega también que esta asignatura se imparte en el resto de países europeos.

- Eso es radicalmente falso. Existe una recomendación de que se den unos valores constitucionales, cívicos y de derechos humanos, ya sea creando una asignatura o de forma transversal. Nosotros estamos de acuerdo con que se impartan esos valores constitucionales, de derechos humanos y formación cívica. Eso ya se daba en la asignatura de Ética, que además era opcional, y yo por ejemplo la elegí frente a la religión, pero la sentencia del TSJA ve un gran contenido ideológico en la asignatura.

-¿Cómo ven actualmente la situación?

-Estamos muy contentos y nos gusta mucho cómo se ha producido la sentencia porque nos da la razón en todo lo que nos proponíamos. Ahora confiamos en que el Supremo nos de la razón, aunque si no es así nosotros vamos a ir hasta el final: el Constitucional y, si hace falta, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Tenemos que recordar también que Zapatero firmó un tratado en Lisboa donde se reconoce el derecho de los ciudadanos a la objeción de conciencia, pero con nosotros no han querido dialogar. Se negó a una petición firmada por 2.700 madres sobre este asunto para que las recibiera. Además, antes de que se aprobara la ley ya expresamos nosotros nuestra disconformidad, así que es mentira que haya dialogado.

-También ha dicho Chaves de la sentencia que es "conservadora"

-Lo cierto es que yo nunca me he reunido ni con el obispo ni con el Partido Popular (PP) para hablar de este asunto. Somos independientes, y vamos a seguir con el tema incluso aunque ganara el PP, porque ellos también podrían caer en la tentación de transmitir su ideología.