La saga de los Fiallo

JEREZ TIEMPOS PASADOS

El patriarca, don José Fiallo Trigo se inició como fotógrafo en Sevilla, viniendo a Jerez allá por los años veinte o treinta, trabajando para la prensa y abriendo un próspero estudio y tienda de material fotográfico que han permanecido abiertos durante muchos años, hasta nuestros días

A la memoria de mi buen amigo Pablo Fiallo Serrano, q.e.p.d.

QUIEN no tenga en su archivo una foto hecha en el estudio de Fiallo, es que no ha nacido en Jerez. Porque, desde hace más o menos un siglo, era y ha sido casi cosa obligada pasar alguna vez por el estudio de la calle Santa María, para hacerse el retrato de niño, con el perrito de cartón piedra, sobre aquél precioso sillón de madera oscura, labrada, con brazos; o la foto de primera comunión o de la boda. Nosotros conocimos dos perritos como complemento para la foto infantil: uno era de color marrón y otro, mucho más bonito, de pelo rizado blanco. Y guardamos varias fotos de ese famoso sillón, posando subidos en él, cuando éramos niños.

Conocimos al primer Fiallo, don José Fiallo Trigo, de origen portugués, al parecer, que vino de Sevilla, donde había ejercido su profesión de fotógrafo, que sepamos, en el Museo Arqueológico Provincial, para afincarse en Jerez; no sabemos si a finales de los años veinte o principio de los treinta. Allí, parece que también trabajó para la prensa sevillana, junto al célebre fotógrafo Serrano de "ABC", con el que parece que llegó a emparentar, pues se casó con una señora de dicho apellido, hija o hermana de aquél. Y, ya avecindado en Jerez, Fiallo pronto trabajó, también, para la prensa jerezana, figurando como miembro de la Asociación de la misma, en 1935, juntamente con otros fotógrafos históricos de nuestra ciudad, como Enrique Butler y Alberto del Castillo Garcés, el fotógrafo de la mayoría de los artistas flamencos de nuestra tierra. Años más tarde, ya bien establecido y acreditado, Fiallo firma, durante algún tiempo, la ilustración gráfica del "Ayer" y "La Voz del Sur", en sus comienzos, para la que pone a trabajar a todo su equipo, en el que entra su hijo Pablo, ahora fallecido, y Juanito Olmo, un competente auxiliar del taller de revelado.

Los Fiallo tenían el estudio y taller en la calle Santa María, núm. 16, y una tienda que más tarde abrirían en la calle Larga, 24, cerca del bar "La Española". Tienda que estaba a cargo de Angelita Fiallo, la hermana de Pablo. "Casa Fiallo" era la tienda de material fotográfico más visitada de Jerez y a donde los aficionados llevaban sus carretes para su revelado. Angelita era muy atenta y cordial con todos los clientes y, hubo época, en que nosotros, siendo muy jóvenes, frecuentamos su tienda, tanto como el estudio de Pablo, cuando éste se hizo cargo del mismo, una vez que su padre dejó de trabajar. Igual que su hermana Angelita, Pablo era una persona encantadora, muy educada, amable y realmente cordial; siempre entregado a su trabajo del que conocía todos los secretos, heredados de su padre.

¡Cuantas veces nos detuvimos unos momentos, lo mismo en la tienda que en el estudio, para conversar con Angelita o con Pablo, pasando ratos muy agradables!

Nosotros también conocimos a la mujer de Pablo y al suegro de éste, llamado Galisteo, que creemos recordar tenía una huerta en la Hijuela de La Corta, conocida algo así como la Huerta de El Pito, donde recordamos haber visto funcionando una gran noria, y que estaba más o menos, junto a la conocida entonces, sobre mediados del pasado siglo, como la Venta del Litri, donde el vino lo enfriaban en botellas metidas en la cubeta de un pozo.

Cuando Pablo era apenas un niño tenía un gran parecido con un joven actor del cine americano, llamado Freddy Bartolomew, quien se hiciera muy famoso protagonizando, en 1937, la película "Capitanes intrépidos", junto al célebre actor Spencer Tracy, así como "El pequeño lord", entre otros filmes muy populares de la época. Parecido éste que más de una vez se lo hicieron notar sus amigos; a cuyo comentario Pablo contestaba siempre con una modesta sonrisa, sin dar importancia alguna al asunto.

Pese a mi amistad con Pablo y Angelita - más con el primero que con la segunda - a su padre apenas si lo traté; recordándole siempre tocado con un sombrero, a la puerta de su gabinete fotográfico de la calle Santa María que, si no nos falla la memoria, también tenía salida por un pequeño patio, por la parte trasera del edificio, que daba frente al de Correos.

También recordamos algunos de los viejos decorados de tela que los Fiallo tenían, guardados enrollados, en su estudio. Decorados que solían colocar, en tiempos lejanos, como fondillo para determinadas fotografías, según fueran de boda o de primera comunión, por ejemplo, y que hacía tiempo que habían dejado de usar por ser reminiscencias del pasado.

Decir Fiallo, en Jerez, es referirse a una de las sagas más ilustres que ha tenido el mundo de la fotografía en nuestra ciudad, como la de los Iglesias o los Pereira, y será muy rara la casa jerezana donde no haya colgada una fotografía enmarcada de alguno de sus habitantes, recordando algún importante acontecimiento familiar.

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