Una sobremesa con mucho cante
Flamenco
Jesús Méndez y ‘Rancapino Chico’ protagonizan esta tarde en el Villamarta un recital dentro del ciclo Flamenco Viene del Sur
A una hora poco flamenca, las cuatro de la tarde, Jesús Méndez y Rancapino Chico protagonizan hoy en el Teatro Villamarta un recital compartido dentro del Flamenco Viene del Sur de la Consejería de Cultura. La cita, prevista inicialmente para el Teatro Alhambra de Granada, ha sido finalmente trasladada a Jerez ante la complicada situación de pandemia que existe en tierras nazaríes.
Será pues una sobremesa entretenida y ante sólo 200 personas, aforo máximo permitido para esta cita, por lo que la puesta en escena del jerezano y el chiclanero será una especie de petit comité.
Para ambos, “cantar en Jerez es una buena noticia, porque sinceramente, pensábamos que tal y como estaba la cosa en Granada se iba a suspender, pero bueno, la Junta, en esa política de apoyar a la cultura y a los artistas, ha decidido cambiarlo de sede y bueno, nosotros encantados. Es positivo todo esto porque los artistas lo estamos pasando mal”.
Jesús Méndez no oculta que su día a día “es complicado, como está ocurriendo a muchos compañeros”, no en vano “en mi caso me han suspendido casi el 90 por ciento de las cosas que tenía previstas para estos meses y ya se sabe, al fin y al cabo somos personas con una familia, una hipoteca, y claro, a la hora de vivir es complicado si no hay actuaciones”.
“Quizás para nosotros sea eso lo que llevamos peor, porque estamos acostumbrados a un volumen de trabajo, a trabajar todos los fines de semana, y a lo mejor ahora tenemos una actuación, y ya no hay otra hasta dentro de veinte días. Eso te crea inseguridad y lo notas también en la voz, al menos yo es lo que peor llevo”, prosigue el jerezano.
De la misma opinión es Alonso Rancapino que vive la pandemia “con preocupación porque se nos han caído muchas cosas, pero bueno, en mi caso soy afortunado porque he ido haciendo cositas, la verdad es que trabajo no me ha faltado. Sé que otros compañeros lo están pasando mal”.
Ahora bien, recela y de qué manera de este coronavirus “al que le tengo mucho miedo porque no es para menos”.
Rancapino asegura que “si ya de por sí subirte a un escenario te provoca responsabilidad, hacerlo en estas circunstancias más aún, porque entras en un teatro cerrado. De todas formas, las medidas de seguridad son buenas en todos los sitios donde he ido. A lo que no me acostumbro es a ver a la gente con mascarilla enfrente tuya. Eso impone, la verdad”.
“Lo importante es que se siga luchando porque la cultura no decaiga porque somos muchos los que vivimos de ella. Esperemos que poco a poco vayamos saliendo de esto”, continúa.
Lo peor para el chiclanero es “no poder verte con tu equipo, sobre todo a la hora de ensayar, y quieras que no el hecho de no ver a tu guitarrista a tus palmeros, se nota también. Es verdad que arriba tenemos que improvisar y como dice mi pare ‘el cante es con faltas de ortografía’, pero no es fácil”.
El jerezano, por su parte, reconoce que cantar a las cuatro de la tarde en un teatro “no es algo muy habitual”, si bien admite que “prefiero cantar a esta hora, que uno está despejado y fuerte que hacerlo en un festival a las dos de la mañana harto de esperar”.
“Es más, tampoco creo que sea una hora tan mala porque incluso al público le da tiempo tomarse una tapa y una copa y venir al teatro”, recalca.
En lo estrictamente artístico, Alonso admite que “me encanta venir a Jerez, siempre lo he dicho, y cuando dijeron que trasladaban la actuación al Villamarta, me encantó. No hay mal que por bien no venga, porque estamos al lado de casa y bueno, compartir escenario con un cantaor de esta categoría siempre es un orgullo e incluso a mí me hace hasta estar más seguro”.
“La idea es hacer un recital tradicional y bueno, haré mis cantes de siempre acordándome de Cádiz y de la familia. Lo importante es que el público que venga disfrute y se olvide un rato de todo esto que estamos pasando”, apunta.
Jesús, por su parte, también “haré los cantes de siempre con José Rubichi y Manuel Cantarote a las palmas y Manuel Jero a la guitarra, que me va a acompañar por primera vez. A veces viene bien cambiar de guitarra porque surgen muchas cosas en el cante”.
Tras casi un mes en el Teatro Real de Madrid, el jerezano habla de su experiencia como “muy positiva porque coincides con artistas de otras disciplinas y te enriquece mucho, tanto en los montajes, la escena e incluso vocalmente”.
De momento, su próximo disco “está parado con toda esta situación, a ver si pasa todo y retomamos de nuevo el trabajo”.
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