“Me quedo con la solidaridad y la conciencia social que ha generado esta crisis sanitaria”
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Entrevista de Marco A. Velo con Antonio Millán Garrido, doctor en Derecho y académico
¿Cómo está llevando o sobrellevando en lo personal este confinamiento tan inédito para todos los ciudadanos? ¿Qué aspectos positivos le viene reportando?
El confinamiento, en tanto comporta una restricción de libertad justificada por la grave situación sanitaria padecida, no puede sino asumirse con seriedad y rigor, conscientes de la grave responsabilidad que tuvimos –y seguimos teniendo– en prevenir el contagio de la enfermedad y contener su expansión. Personalmente, al encontrarme jubilado y poder desarrollar en casa mis ocupaciones habituales, el confinamiento no me supuso gran alteración en la vida diaria, más allá de la imposibilidad de practicar deporte y de ver aplazados algunos proyectos personales. Más que el confinamiento, lo duro ha sido la propia pandemia y sus crueles efectos, especialmente el número de fallecidos, la mayoría en absoluta soledad. Como «aspectos positivos», me quedo con la solidaridad y la conciencia social que ha generado esta crisis sanitaria, que, según se ha dicho, ha puesto de manifiesto cómo se puede vivir sin fútbol, pero no sin hospitales ni personal sanitario.
¿A cuántas Reales Academia pertenece?
Soy académico numerario –y, en estos momentos vicepresidente de Ciencias– de la Real Academia de San Dionisio, de Ciencias, Artes y Letras, Corporación que, como nos recuerdan sus Estatutos, fue fundada el 9 de octubre de 1949 por una grupo de intelectuales jerezanos «animados por la cultura y que se inspiraban en el principio de la dignidad del hombre y demás valores trascendentes de la civilización cristiana». Pertenezco, asimismo, a la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de Granada como académico honorario, y a la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España como académico correspondiente. En esta Corporación, formo parte de la Sección 22.ª (Derecho del deporte).
¿Qué ha supuesto para usted su reciente recepción como Académico Honorario de la de Jurisprudencia y Legislación de Granada?
Para mí supuso un honor el que, en 2016, el Pleno de la Corporación me nombrase, por unanimidad, académico honorario a propuesta de tres prestigiosos juristas: Luis de Angulo Rodríguez, Jesús M. ª García Calderón y José M.ª Rosales de Angulo. La recepción tuvo lugar, en efecto, el pasado 30 de enero en una sesión solemne celebrada en el salón de actos del Ilustre Colegio de Abogados de Granada. Este reconocimiento tuvo para mí especial significado, además de por el prestigio de esta Corporación, creada en el siglo XVIII, por la presencia en ella de destacados miembros de la Abogacía y de la Universidad de Granada, con los que, desde hace años, me siento especialmente vinculado.
¿Qué aporta o deben aportar las Reales Academias a la sociedad actual del siglo XXI?
Las Reales Academias son instituciones de investigación, asesoramiento y divulgación cultural, científica y/o artística. Y, en este sentido, prestan un indudable servicio que debe intensificarse en los próximos años con una presencia cada vez más activa en la sociedad y una mayor apertura al exterior, manteniendo así el prestigio y el reconocimiento de que gozan en la actualidad.
¿Hasta qué punto -o en qué medida- habrá un antes y un después para la sociedad -en el modus vivendi del ser humano- tras esta pandemia del coronavirus?
Todo va a depender de que se logre una vacuna o un tratamiento seguro y eficaz que impida las consecuencias letales de la enfermedad. Si se logra, recuperaremos la absoluta normalidad. En otro caso, habrá que conformarse con esa «nueva normalidad» que se anuncia, en la que deberán mantenerse medidas profilácticas para minimizar los riesgos de una enfermedad que continuaría siendo muy grave especialmente para las personas de edad o con patologías previas.
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