La suprema realidad del presente artístico

CRISTINA MEJÍAS

Centro de Creación Contemporánea

CÓRDOBA

Exposición de Cristina Mejías en el Centro de Creación Contemporánea de Córdoba.
Exposición de Cristina Mejías en el Centro de Creación Contemporánea de Córdoba. / Miguel Ángel Salas

HACE poco contábamos en estas páginas la manifiesta trascendencia de los pintores andaluces, los que están en la mitad de su carrera artística o aquellos que han dejado de ser promesas emergentes para constituirse en absoluta realidad y establecerse en lo mejor del arte español. A los pintores hay que sumar un grupo de artistas plásticos que configuran sus obras en diferentes espacios creativos. Valeriano López, Pedro G. Romero, Alegría y Piñero, Jacobo Castellano, Pilar Albarracín, Pablo Capitán, Fuentesal-Arenillas, Regina de Miguel, Rodrigo Martín Freyre, Mar García Ranedo, Natalia Domínguez, Irene Infantes, Cachito Vallés, Christián Lagata o Mp & Mp Rosado, entre otros muchos. Ellos son buenas muestras de ese arte actuante que hoy tiene lugar en Andalucía. A éstos hay que unir, obligatoriamente, la figura de Cristina Mejías; una jerezana, jovencísima jovencísima, que ya es nombre indiscutible de ese arte nuevo que suscribe una realidad infinitamente más abierta que la pura representación de posiciones ilustrativas o de circunstancias conceptuales.

La situación creativa de Cristina Mejías es de las más significativas de España. Con una carrera espectacular iniciada desde la importancia de una obra distinta, consciente, llena de energía plástica y portadora de todos cuantos argumentos intervienen en la mejor y más sensata producción contemporánea. Su historial no deja resquicios para la duda; bien estructurado desde su formación. Berlín, cuando Berlín era el centro indiscutible del arte contemporáneo, fue ciudad iniciática en su carrera antes de llegar a Madrid para convertirse en una artista muy importante de un panorama nacional del que es autora, ya, imprescindible. En las últimas ediciones de ARCO ha copado premios de absoluta relevancia -el cafés ILLY, el de la Fundación ARCO, el de la Comunidad de Madrid o el de la Generación 2020, entre otros-. Ha expuesto en instituciones de absoluto prestigio – Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, La Casa Encendida de Madrid, Blueproject Foundation de Barcelona, Royal Mount de Montreal, el Patio Herreriano de Valladolid o el Centro de Arte Párraga de Murcia-; habiendo sido artista residente en el ArtWorks de Oporto, la Tabakalera de San Sebastián, el Hangar de Lisboa, el MACZUL de Maracaibo o el Centro de Creación Contemporánea, C3A, de Córdoba, trascendental espacio expositivo ocupado, ahora, por la obra de Cristina Mejías.

Exposición de Cristina Mejías en el Centro de Creación Contemporánea de Córdoba.
Exposición de Cristina Mejías en el Centro de Creación Contemporánea de Córdoba. / Miguel Ángel Salas

Esta muestra cordobesa pone en evidencia la fuerza creativa de una artista con una clarividente conciencia artística, con unos alcances conceptuales acertados, novedosos, personales, atrevidos y perfectamente concebidos para que sus desarrollos y desenlaces plásticos no sean meros brindis al sol sin sustancia creativa, sin energía formal y, mucho menos, sin capacidad transmisora. Porque los elementos que conforman las obras y las instalaciones de esta artista están adecuadamente tratados, formulados con rigor plástico, sabiendo su formulación y conociendo la realidad de cada uno de ellos. Por eso, sabe tratar a la materia para que ésta se adecúe al planteamiento generador de la idea. Así la obra de Cristina Mejías no provoca desazón, ni ese rechazo que hace huir a la inmensa mayoría en desbandada.

La exposición que llega al Centro Contemporáneo Andaluz filial del sevillano de la Isla de la Cartuja y, probablemente, el de mayor apuesta por el arte más nuevo y de mayor compromiso con las fórmulas más avanzadas de la creación, se nos presenta bajo el título de ‘Saber de oído’ y se trata de la primera muestra individual en un museo o en un centro de arte andaluz. La misma se encuentra acertadamente comisariada por Claudia Rodríguez-Ponga que, con la artista, han creado un entramado museográfico determinante para que la idea tenga un adecuado desenlace formal en las salas del Centro que se levanta a la vera del Guadalquivir.

Muchas son las consideraciones que se encuentran en las tres grandes instalaciones de esta exposición. Las dos primeras provocan un recorrido circular entrelazándose las circunstancias conceptuales de ambas. La primera, en la Sala T3, ‘Aprendices errantes’, fue producida para la muestra que Cristina Mejías realizó meses pasados en el Museo Patio Herreriano de Valladolid. En ella, el conjunto escultórico, conectado entre sí por hilos, se mueve al paso del visitante, produciendo, además, un sonido envolvente. Son piezas muy bien diseñadas en maderas curvadas que dejan entrever el compromiso plástico de la artista con la materia conformante; asunto que proviene de la profesión de luthier de su hermano. La obra nos sitúa en un proceso complejo donde el sonido es motor de aprendizaje y comunicación. En la segunda, ‘Cantantes silenciosas’, realizada exprofeso para el C3A, la luz tiene una especial trascendencia. El movimiento del espectador hace aparecer juegos de luces y sombras que iluminan o oscurecen el propio recinto, provocando inquietantes percepciones. Entre las dos salas donde se muestran las instalaciones anteriores, se presenta ‘Canto rodado’; un gran cortinón formado por piezas de cerámica que al entrechocar producen un sonido parecido al fluir del agua.

La artista jerezana Cristina Mejías, en el Centro de Creación Contemporánea de Córdoba, donde expone actualmente.
La artista jerezana Cristina Mejías, en el Centro de Creación Contemporánea de Córdoba, donde expone actualmente.

La obra de Cristina Mejías es un complejo artístico donde intervienen muchos registros, siempre promovidos por el interés en indagar en asuntos relacionados con la propia naturaleza humana, con el entorno, con la intelectualidad y con los aspectos de una sociedad que ella hace comprensible dotándola de un especialísimo interés plástico, estético y conceptual.

La artista jerezana es uno de los pilares importantes donde se sustenta el mejor arte contemporáneo, ese que muestra una cara distinta, nueva y llena de energía. Es, sin duda, artista determinante del presente pero, también, sabio valor de un futuro que, con ella, se nos augura lleno de la máxima intensidad.

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