"Mi tatarabuelo creó una bodega, pero una bodega que hizo familia"

Begoña García González-Gordon presentará el próximo día 28, en la bodega Los Apóstoles, su tercer libro: 'Un paseo por González Byass. Recordando a su fundador, Manuel María González Ángel'

Begoña García González-Gordon en el archivo de la bodega González Byass.
Begoña García González-Gordon en el archivo de la bodega González Byass.
Pilar Nieto / Jerez

23 de noviembre 2008 - 01:00

La periodista y escritora, colaboradora de Diario de Jerez, Begoña García González-Gordon, presentará el próximo día 28 a las ocho de la noche, en la bodega Los Apóstoles, el libro 'Un paseo por González Byass. Recordando a su fundador, Manuel María González Ángel'. En el acto, la autora contará como presentador con el Premio Nacional de Literatura, Aquilino Duque. Begoña González-Gordon toma como eje conductor del libro, editado por la Fundación Manuel María González Ángel, un paseo por los distintos rincones de la bodega, lo que a su vez le sirve como excusa para ir ahondando en diversos aspectos de la historia de estas instalaciones y, especialmente, de su creador y tatarabuelo Manuel María González Ángel (1812-1887).

La autora dedica esta obra especialmente a Juan Guerrero Gutiérrez de Piñeres, quien puso en pie el archivo histórico de la bodega, aunque la idea de hacer el libro fue de Mauricio González-Gordon. Su recorrido empieza en la Puerta de los Reyes, donde narra el nacimiento en Manuel María (MM para la autora en el resto del libro), hijo de un Guardia de Corps del Rey, Francisco González Viana, a quien, al parecer, enviaron a Sanlúcar "porque era un Don Juan" como visitador general de las rentas de Salinas del Reino de Sevilla.

Allí se casó con Rosario Ángel y Vargas, y tuvieron siete hijos, de los que Manuel María era el menor. Curiosamente, durante toda su vida le pusieron el segundo apellido equivocado, Peña en lugar de Ángel, porque la abuela, cuando se quedó viuda, se casó en segundas nupcias con José de la Peña Vocarando. "Hasta en su partida de defunción -cuenta Begoña García- aparece como González Peña, y en su testamento, el abogado tuvo que meter una cláusula deshaciendo el entuerto".

Los jardines de Villa Victorina le sirven a la autora como excusa para hablar de la esposa de MM, Victorina de Soto y Lavaggi, a quien le costó mucho conseguir. Hay que tener en cuenta que al principio, González Ángel era un modesto empleado en una casa de comercio, Lasanta, mientras que el padre de Victorina, Pedro Nolasco de Soto y Araco, tenía un importante negocio de exportación e importación en Cádiz. Así, no era de extrañar que hasta le echara los perros, pero finalmente lo vieron con buenos ojos, especialmente cuando sus negocios comenzaron a florecer. En la casa de comercio donde trabajaba MM lo trataban casi como a un socio más que como a un empleado, lo que le animó a iniciar empresas por su cuenta. Como anécdota, cuenta que "uno de sus primeros negocios fue un cargamento de patatas, pero se hundió el barco en el que venía. MM se lo contó a su madre y esta le dijo que las patatas flotaban en el agua salada. Fuera verdad o no, el caso es que salvaron parte del cargamento".

Uno de los documentos más valiosos para la autora ha sido el diario de MM, "aunque desgraciadamente sólo se conservan los tres últimos años de su vida, pero allí apuntaba todos sus achaques, las medicinas... y también hasta la última de las cuentas. Empezaba diciendo el tiempo que hacía y el sacerdote que había dicho la misa".

MM y Victorina tuvieron nueve hijos: Victorina, Emilia, Josefa, Dolores (muerta con 23 años), Manuel Críspulo, Pedro Nolasco, Gabriel, que falleció a los pocos meses, Luisa y Ricardo.

Las calles de la ciudad que con el crecimiento de la bodega se fueron quedando en su interior, le sirven a Begoña González para hablar de los principios de MM como empresario. Unas palabras que dicen mucho de su carácter son las que escribe en una carta: "Trabajo para ser muy pronto rico, lo que si no logro me llevo un gran chasco". Los comienzos de la bodega fueron, según Begoña, "un embarque de diez botas que salió del muelle de Cádiz en 1835 hacia Inglaterra para el que se juntó con Juan Bautista Dubosc López de Haro y Francisco Gutiérrez Agüera. Dubosc, que aunque era de Sanlúcar vivía en Inglaterra, fue quien se encargó de abrir mercado en dicho país, y además MM estaba muy bien asesorado por su 'Tío Pepe'. Gutiérrez Agüera se fue al poco tiempo "quién sabe si por miedo a ver crecer tan rápido el negocio. Hay que tener en cuenta que cuando la empresa nació en 1835, MM tenía entonces sólo 23 años, pero él más de 40. Dubosc les puso en contacto con un wine merchant, que se ocupaba de distribuirles el vino. Era Robert Blake Byass, quien desde el principio quiso ser socio pero no lo logró hasta 20 años después, en 1855. En 1840, dada la necesidad de producir vino propio, comenzó a comprar inmuebles en las inmediaciones de la Catedral, terrenos donde actualmente se encuentran las bodegas.

La bodeguita del Tío Pepe da pie para hablar del también llamado erróneamente Pepe Peña, tío de MM que se dedicaba en Sanlúcar al negocio del vino y que, además de asesorarlo, fue el creador del famoso 'Tío Pepe' al empeñarse en mandar fino a Inglaterra, cuando los ingleses lo que consumían normalmente era oloroso o cream. "Cuando el señor Dubosc -se preguntaba Robert Blake Byass en una carta- llegue a la ciudad veremos lo que podemos hacer con ese vino tan sumamente pálido (very very pale)". Corría el año 1844.

En cuanto a la bodega de La Constancia, a Begoña García González-Gordon le gusta pensar que, puesto que la constancia era una de las principales cualidades de su tatarabuelo, quizás le puso ese nombre por lo mucho que le había costado construirla ante las constantes 'pegas' del Ayuntamiento. En La Constancia todavía hay unos clavos muy altos en la pared donde se colgaban los jamones que MM regalaba a sus clientes más importantes y los enviaba a Inglaterra metidos en una bota de vino vacía con el tapón quitado para que les entrara aire. "También mandaba -explica Begoña- cebollas e incluso lagartos".

Otra anécdota curiosa es la protagonizada por Dubosc, que se casó con una joven de Liverpool, Eugenia, y tuvieron un hijo llamado Frank. En una carta, Dubosc le pide a MM que le envíe una cabra con cuya leche alimentar a su hijo "que está hecho un esqueleto". Desgraciadamente ese hijo murió. Dubosc se vino a vivir a Jerez a la casa de la calle Tornería donde hoy está el Casino Jerezano. Cuando murió Dubosc se trasladó allí el propio MM, que antes había vivido en la calle Caballeros y en la calle Francos.

Begoña García cuenta que "mi tío Mauricio valora la gran habilidad que tenía mi tatarabuelo para elegir a su gente, tanto en el aspecto profesional como en el privado. Fue muy listo por ejemplo eligiendo a Julio González Hontoria, su sobrino predilecto y mano derecha que, a la muerte de su tío, fue nombrado jefe de la casa, puesto que ejerció hasta 1894".

La autora también admira de MM "su valentía. Era un hombre vitalista, que asumió riesgos pero que tampoco era un loco. Siempre valiente y emprendedor. Empezó modestamente con 23 años y murió siendo uno de los hombres más importantes de Jerez. Sin embargo, siguió siendo tan llano, natural y cuidadoso con los detalles. Era un hombre que estaba muy pendiente de su familia y se reunían mucho en su casa. No se envaneció, sino que siguió siendo sencillo".

Además, Begoña explica orgullosa que "esta bodega ha hecho familia. Si no fuera por ella, hay familiares con los que no tendríamos nexo en común, y sin embargo nosotros seguimos en contacto siete generaciones después".

También destaca que "fue un hombre muy moderno al que le encantaban las innovaciones como por ejemplo el ferrocarril que instaló en la bodega. También tuvo una importante vertiente social, y tuvo por ejemplo un médico de empresa un siglo antes de que se instaurase esa figura, y creó escuelas para los hijos de los trabajadores, una de niños y otra de niñas. Además, quiso erradicar la mendicidad de Jerez e hizo un padrón de pobres, una iniciativa en la que se alió con el Ayuntamiento".

Hay que recordar también la cantidad de personalidades ilustres que han pasado por González Byass: Isabel II, Alfonso XII, XIII y el actual Rey de España.

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