Plasticidad granadina: éxito artístico de la OCG en el Villamarta
La formación granadina abordó el programa ‘Lorca en Shostakóvich’
El prestigioso organista Roberto Fresco ofrecerá un concierto en Jerez
Orquesta Ciudad de Granada. Director: Joseph Swensen. Solistas: Olga Mykytenko, soprano; Giorgi Kirok, bajo. Obras de Josef Suk y Dimitri Shostakóvich. Aforo: Media entrada. Lugar: Teatro Villamarta de Jerez.
El segundo concierto del ciclo 'Andalucía Sinfónica', promovido por la Junta de Andalucía y la Fundación Unicaja, por el cual las cuatro orquestas andaluzas de Sevilla, Málaga, Córdoba y Granada realizan una gira por las otras cuatro provincias que no disponen de esas formaciones, nos trajo el pasado sábado 9, al Teatro Villamarta, a la Orquesta Ciudad de Granada (OCG) en su secciones de cuerdas y percusión, con un atractivo programa que respondió plenamente al nivel artístico que se esperaba de tan veterana y acreditada orquesta.
La formación granadina, dirigida con total control, dinamismo y expresividad por el maestro norteamericano Joseph Swensen, traía un propuesta programática que giraba en torno a dos polos opuestos. En la primera parte, la Serenata Op. 6 en mi bemol del compositor checo Josef Suk (1874-1935), alumno y yerno del gran Antonin Dvorak, representó la luz, el optimismo y las ganas de vivir, en una obra muy bien escrita (Suk fue un excelente violinista). La sección de cuerdas de la OCG mostró una vez más su potencia, perfecta coordinación y calidad sonora, pues obtuvo de esta bella serenata un gran lucimiento expresivo y plástico, con un nivel de sutileza en los pianísimos etéreos que quedaban flotando en el aire verdaderamente asombrosos, y en la que destacaron a gran altura los excelentes solistas con que cuenta el conjunto.
La segunda parte constituyó el polo opuesto del programa, pues la Sinfonía nº 14 en sol menor, Op. 135 de Dimitri Shostakovich (estrenada en 1969 y dedicada a Benjamin Britten) representa el pesimismo más fatal ante la muerte, contra la que no existe quizás más inútil antídoto que los excelentes y conmovedores poemas utilizados por el compositor ruso, de autores como García Lorca, Apollinaire y Rilke, y los trazos fúnebres de una música desnuda y patética.
Dicha obra no responde a los parámetros canónicos del sinfonismo, pues se trata de una sucesión de once canciones a cargo de dos solistas vocales con el acompañamiento protagónico de una orquesta de cuerdas reforzada por diferentes instrumentos de percusión y la cristalina celesta. En esta obra, Shostakovich, sintiendo cercana ya su propia muerte, acaecida seis años más tarde, se van alternando los dos cantantes, soprano y bajo, quienes incluso en algunos de los números dialogan formando una suerte de cantata escénica, siempre teniendo a la muerte presente, para lo más trágico e incluso para lo más burlesco. Se trata de una obra inspirada por las Canciones y danzas de la muerte de Modest Musorgsky, que el propio Shostakovich había orquestado unos años antes. «La muerte es todopoderosa, nada se puede hacer contra ella, no hay consuelo posible», dejó dicho el agnóstico maestro ruso, que no se propuso escribir una obra complaciente.
La tensión musical en la interpretación de esta impresionante obra no decayó en ningún momento. La magistral intervención de los solistas, Mykytenko y Kirof, con unas voces amplias y siempre expresivas, junto con la dirección precisa del maestro Swensen, lograron que los cincuenta minutos que duró esta intensa obra se pasaran volando. La OCG mantuvo constante su gran nivel de plasticidad y de perfección, dosificando en sus justos términos toda la gran cantidad de recursos, matices y planos sonoros de una partitura en la que Shostakovich demostró su gran sabiduría orquestal y compositiva en unos tiempos nada fáciles para la creación musical, cuando ya las grandes corrientes estéticas del convulso siglo XX habían declinado y dado de sí todo su potencial.
El público asistente –en menor afluencia que el anterior concierto de la Sinfónica sevillana– premió justamente con muchos aplausos a la formación granadina, cantantes y director. Ojalá la próxima cita pueda ser disfrutada por mayor número de personas.
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