¿Por qué tomamos uvas en Nochevieja?

Hay varias teorías, como que la burguesía presumía de comerlas acompañadas de champán, un bando municipal de 1882 y excedentes de producción en Alicante

Así será la fiesta en Jerez antes y después de las campanadas de Canal Sur: con pantallas gigantes, música y fuegos artificiales

Uvas de mesa de la empresa Torremesa.
Uvas de mesa de la empresa Torremesa. / Lourdes De Vicente

Jerez/Se acerca el último día del año y las uvas no pueden faltar. Con o sin pepitas, grandes o pequeñas, la cuestión es que para que, según dice la tradición, el año entre con buen pie y nos traiga suerte hay que tomarse las 12 uvas en los 12 segundos previos a que comience el año. Cada uva representa un deseo para cada uno de los meses del próximo año y también despide el año que termina con las 12 campanadas.

Pero, ¿de dónde viene esta tradición? Hagamos un poco de historia, que nunca está de más. Hay varias teorías al respecto. Una dice que esta tradición se remonta a 1882, una época en la que la burguesía presumía de comer uvas en Fin de Año acompañadas de champán. Algo que muy pocos se podían permitir, claro. La uva es un fruto que se asocia con símbolos positivos como la hermandad, unión, alegría o placer (dios Baco) y quizá por ello la aristocracia francesa la comía en sus fiestas.

Una segunda apunta a un excedente de la cosecha de vid en Alicante que provocó que se intentara incrementar las ventas de este fruto con una innovadora campaña de Navidad que las relacionaba con estas fechas y con la buena suerte. Los productores decidieron dar más salida al producto vendiéndola como “uvas de la suerte” en paquetes preparados de doce uvas, simbolizando los doce meses del año.

Pero como ya existían registros y pruebas documentales de que esta costumbre ya se practicaba anteriormente, es muy probable que el excedente de 1909 solo sirviera para extender la tradición, no para crearla.

El 2 de enero de 1894, El Siglo Futuro incluyó un artículo del día anterior de El Imparcial titulado 'Las uvas bienhechoras', en el que se habla de la costumbre "importada de Francia, pero ha adquirido entre nosotros carta de naturaleza". El mismo día, en El Correo Militar se podía leer: "La imperecedera costumbre de comer las uvas al oír sonar la primera campanada de las doce, tenía reunidas en fraternal coloquio á infinidad de familias, y todos a coro gritaron: ¡Un año más!".

Otras fuentes apuntan a que la tradición de comer las uvas tiene un precedente: un bando municipal de Madrid de diciembre de 1882, por el que "se imponía una cuota de 1 duro (cinco pesetas) a todos los que quisieran salir a recibir a los Reyes Magos. Esta tradición servía para ridiculizar a algunos forasteros que llegaban esos días y a quienes se les hacía creer que había que ir a buscar a los Reyes Magos la madrugada del 5 de enero; se utilizaba, además, para beber y hacer cuanto ruido se quisiera. Con este bando, el alcalde, José Abascal, privó a los madrileños de la posibilidad de disfrutar de un día de fiesta en donde se permitiese casi todo. Esto, junto a la costumbre de las familias acomodadas de tomar uvas y champán en la cena de Nochevieja, provocó que un grupo de madrileños decidieran ironizar la costumbre burguesa, acudiendo a la Puerta del Sol a tomar las uvas al son de las campanadas", subraya Wikipedia.

Una sátira que rápidamente se fue extendiendo por todo el país y convirtiéndose en costumbre.

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