La torre Riquelme, otro bien patrimonial para la ciudad

Patrimonio

Bodegas Fundador rehabilita el monumento cuyos trabajos han desvelado el trazado original y dónde se ubicaba la Puerta de Rota

Autoridades, patrocinadores y equipo técnico ayer en la visita a la torre.
Autoridades, patrocinadores y equipo técnico ayer en la visita a la torre.
A. C.

24 de noviembre 2018 - 04:10

Jerez/El casco histórico sigue apostando por sí mismo, y lejos de dejar caer sus muros, hay iniciativas privadas que invierten en recuperar y conservar elementos como la torre Riquelme, ubicada en la Puerta de Rota. Bodegas Fundador acogió ayer la presentación de la rehabilitación de dicho monumento, que contó con la presencia de autoridades municipales como la alcaldesa, Mamen Sánchez; así como de arqueólogos e historiadores que han formado parte de dicha iniciativa.

Una fuerte apuesta por la revalorización del patrimonio de la compañía ha llevado a la firma vinatera a la rehabilitación de esta torre, integrada en la bodega ‘El Castillo’, “labores que incluyen la investigación de la historia de la torre y los datos historiográficos en torno a la misma, la ciudad y la propia compañía, pero dotando a la torre de protagonismo”, apuntó el director general de Bodegas Fundador, Rafael Rendón, quien agradeció el esfuerzo de todas aquellas personas y empresas que han participado en este proyecto como Javier Carrasco, coordinador del Proyecto, Construcciones Ruiz Vega, que ha definido las obras de ejecución; Otto & Merino, encargados del proyecto de actuación; al arqueólogo Diego Bejarano, coordinador histórico de la rehabilitación; así como a los arqueólogos Jesús López, José María Gutiérrez y María Cristina Reinoso, el historiador José Manuel Moreno y las restauradoras Patricia Ortega y Carmen Martín Mochales.

“Con este nuevo proyecto demostramos de nuevo nuestra puesta en valor y revitalización del centro histórico, que necesita de todo el consenso posible para que se convierta en un motor económico y social de la ciudad”. Diego Bejarano recordó que el patrimonio histórico y arqueológico “no es un problema para esta ciudad, sino que es parte de la solución, suma y no resta, aporta mucho a la comunidad en la que se ubica”.

Trabajos de rehabilitación que han aportado destacados hallazgos, como bien desgranaron los expertos en una pormenorizada presentación, que concluyó con una visita guiada a la torre que se abrirá a las visitas en un futuro.

Los objetivos eran establecer la cronología de la construcción de la torre, su evolución constructiva y su estado de conservación, localizar elementos ocultos que podrían existir según descripciones antiguas, establecer la relación que guardaba o no con la muralla y la desaparecida Puerta de Torre ya que tradicionalmente se la ha identificado como una torre de dicha muralla medieval; y, por otro lado, aportar toda la información posible de la evolución urbanística del entorno donde se ubica, es decir, las Bodegas Fundador.

Los trabajos realizados han consistido en un análisis arqueológico paramental aplicado a los muros mediante 19 catas, es decir, aplicar la arqueología a los edificios; excavación de un sondeo arqueológico en subsuelo, una prospección intensiva de archivos históricos, un estudio de los materiales arqueológicos recuperados en la excavación, así como el acondicionamiento para las futuras visitas. Una investigación que muestra la evolución del edificio y cómo ha sido la vida en él a lo largo de los siglos.

De hecho, se exhibe la caja de cimentación y desde ahí las distintas fases de cimentación. Dos grandes etapas: hasta el siglo XVIII y la posterior. Surgen hipótesis incluso “de lo que no vemos, cada día se iban escribiendo capítulos de la propia historia de la torre y de quienes la vivieron”. La torre tiene tres unidades interdependientes a nivel arquitectónico. Todo el sistema de fachada se hace de forma paulatina. La torre llega hasta niveles freáticos, es decir, prácticamente se posa sobre agua.

Un momento de la presentación ayer de la rehabilitación.
Un momento de la presentación ayer de la rehabilitación. / Vanesa Lobo.

Los materiales aparecidos son cerámicas almohades (siglo XIII), vajilla gótico mudéjar (XIV), materiales del XVI, XVII, XVIII y XIX como grandes tinajas, lozas, cencerros, botellas. cerámicas sevillanas, importaciones italianas, portuguesas, orinales... La torre Riquelme se construye posterior al año 1350, de la segunda mitad del siglo XIV. Fue propiedad de la familia Riquelme hasta que pasó a manos primero de González Byass y luego a Haurie-Domecq, hoy Bodegas Fundador.

El historiador José Manuel Moreno Arana aseguró que hasta ahora no se había hecho una investigación documental con profundidad de la torre, que ayer desgranó. Conferencia en la que mostró numerosos documentos e hizo un repaso por los diferentes dueños de la torre desde Juan Riquel ‘El viejo’, lo que demuestra que ya en el siglo XV existía la casa-palacio en la que se incorporaba la torre.

Destacó dos documentos cruciales, por un lado, uno de 1796 que asegura que la torre no formaba parte de la muralla almohade, tal como se creía, y que representa la planta original de la casa-palacio donde estuvo la torre; y un plano, también del siglo XVIII, con el trazado original de la desaparecida Puerta de Rota y su entorno, el entramado urbano e intramuros, lo que desvela cómo era y dónde se ubicaba. Es la representación de la puerta inédita que permite comprobar que la torre y la puerta eran elementos diferentes, uno enfrente de otro. La puerta de Rota desapareció en el siglo XVIII, aunque hoy, de alguna forma, vuelve a nacer.

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