Análisis
Santiago Carbó
Algunas reflexiones sobre las graves consecuencias de la DANA
Publicación
El libro ‘El pueblo pereçe de sed. El abastecimiento de agua a Jerez de la Frontera durante el renacimiento (1500-1614)’ de Manuel Romero Bejarano, presentado este jueves en los Claustros, recuerda que cuando Jerez nace como ciudad, se piensa que fue en el siglo IX, en época del califato, “priman las construcciones defensivas frente a otras necesidades como el tener agua de calidad en la ciudad. Era una época donde se vivía la guerra a diario y fue un periodo que se prolongó hasta entrado el siglo XV. Jerez estuvo en un frente de guerra y había que defender la ciudad a costa de no tener cerca agua de calidad”. Así lo destacó su autor, que estuvo acompañado en el acto por el delegado de Cultura, Francisco Camas; y el gerente de Aquajerez, Enrique Reina.
De esta forma, Romero Bejarano explicó los pormenores del trabajo de investigación realizado e incidió en el origen de la ciudad y su falta de infraestructuras. ‘El pueblo pereçe de sed. El abastecimiento de agua a Jerez de la Frontera durante el renacimiento (1500-1614)’ analiza el abastecimiento de agua potable a Jerez, una ciudad próspera en el siglo XVI aunque con problemas de gestión. Una obra que repasa los pozos de los que se abastecía la ciudadanía, las fuentes existentes y los proyectos de canalización desde los manantiales. De estos últimos intentos por parte del Ayuntamiento de aquella época sólo fructificó uno: la conducción de la fuente de Los Albarizones hasta la zona de la actual Ermita de Guía, que en el siglo XVI se encontraba a las afueras de la ciudad. Romero Bejarano relata las circunstancias de aquella construcción y las diferentes averías que fue sufriendo desde su puesta en funcionamiento.
El libro se divide en dos partes, por un lado, los intentos de la traída del agua a la ciudad desde los pozos que estaban cerca de Jerez, sobre todo, desde Madre de Dios, y por otro, de los manantiales que estaban dentro del término, que se prueba prácticamente con todos. Fuentes había también en la calle Algarve, Puerta de Sevilla y plaza del Arenal. De las pocas construcciones mencionadas que quedan en pie están la captación de agua de Los Albarizones, la fuente de la Alcubilla y restos de alguna cañería. “Hay que tener en cuenta que toda esta infraestructura de abastecimiento de agua deja de tener sentido cuando se inaugura el manantial del Tempul, en 1869”, apunta el autor.
Se podrá decir que todo esto es el origen de las fuentes ornamentales, siendo la primera (1543) de Jerez la que se ubicaba en la plaza del Arenal, esquina Consistorio, hoy una tienda de complementos. La adornaba una escultura de mármol de “una mujercilla”, cuentan los textos, que el Ayuntamiento ordenó quitar por ‘inmoral’, ya que seguramente sería una figura mitológica desnuda.
Esta publicación ve la luz tras la conmemoración del 150º aniversario de la traída de aguas a la ciudad desde el manantial de Tempul en 1869, tres siglos después del periodo analizado por la obra presentada ayer, que ha sido editada por el Servicio de Publicaciones del Ayuntamiento de Jerez con la colaboración de Aquajerez.
Francisco Camas dijo que “no podíamos dejar pasar la oportunidad de publicar este trabajo porque es importante recordar de dónde venimos, cómo eran las circunstancias que teníamos y cómo vivimos hoy”. Enrique Reina subrayó “el optimismo con el que afrontar el presente tras la lectura del libro basado en varios aspectos en los que se ha evolucionado como la calidad del agua hoy, el precio de ese agua y la propiedad”. Reina también hizo referencia a cómo en el siglo XVI ya se recurrió a la colaboración público-privada para tratar de desarrollar proyectos.
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