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Triangulando vinos armónicos con Germán R. Blanco

Acotaciones sobre vinos

Vinos de Germán R. Blanco catados en el evento organizado por Cuatrogatoswine.

El mundo del vino acorta las distancias y nos permite asomarnos al borde de la copa para descubrir proyectos reconocibles, que con el paso de muchas conversaciones y algunas botellas se convierten en inolvidables.

Esta es una aproximación a uno de ellos.

Germán R. Blanco es un pequeño elaborador de vinos que, de sus recién cumplidos 45 años, lleva casi la mitad trabajando entre viñedos, crianzas artesanas y añadas disímiles.

Cuenta con tres proyectos, en tres ilustres zonas vinícolas de España, con una idea común de respeto a viñas y suelos, llevando todo lo que se pueda del viñedo a la bodega para intervenir lo mínimo posible y crear vinos verdaderos.

Cuando habla transmite un cúmulo de vivencias apasionadas de alguien que lleva haciendo vinos muchos años. Vinos que hemos tomado muchas veces y que no pierden la novedad de cada añada ni de sus propias circunstancias o contratiempos.

Esta atmósfera electrizada la retengo en mi memoria líquida y aunque a veces todo es nuevo, tal vez en realidad no lo sea. Yo, por si acaso, os lo cuento a ustedes.

Ribera del Duero

Su primer proyecto fue Quinta Milú en la Aguilera (Burgos). Un pequeño pueblo de viticultores donde German encontró altitud, suelos y una forma de trabajar la viña perfecta para elaborar este vino fresco, cargado de fruta limpia y aromas para enseñarnos una cara joven de la Ribera del Duero.

De sus 20 hectáreas y 37 parcelas selecciona y reúne todo el equipaje de esta idea para elaborar La Cometa de Milú, diferenciando viñas, todas ellas con más de 50 años para que disfrutemos con un vino elegante, de la Ribera del Duero que nos gusta, con una crianza justa y un sabor que deleita.

Bierzo

En la zona más alta del Bierzo, en el pueblo de su abuela, German trabaja en un viñedo viejo e intuitivo. Otra vez en la altura descubre este viticultor una viña caramelo, donde conviven multitud de cepas con alegría para ofrecernos vinos delicados, finos y sutiles. La Nave Mencía es uno de esos vinos que te habla y te cuentan viejas historias de la montaña, un vino como los de antes. Clos Pepin representa el corazón del proyecto, fruto de dos parcelas en concreto, donde esos casi 1000 metros de altitud afilan este vino tinto a base de Mencía, Garnacha, Palomino y Godello. Su empeño en que ninguna viña quede abandonada se refleja en Poula (abandonada en Gallego), rescatando viejos viñedos que dan lugar a un vino fino, rústico y elegante.

La Rioja

Su proyecto en la Rioja Baja es el más reciente y entrega vinos fluidos, frescos y verticales con la idea única de respeto al viñedo y mínima intervención. Aquí tenemos menos altura que en sus anteriores proyectos y crianzas en hormigón recuperando viejas tradiciones riojanas para elaborar vinos de trago largo. La Bicicleta Voladora, elaborado con Tempranillo y Viura o La Bicicleta Voladora Garnacha son dos vinos suaves en boca, muy bebibles y sin excusas.

Unos vinos armónicos que, hace unos días, triangularon a la perfección, por un lado, con la organización del evento promovido por la distribuidora de vinos Cuatrogatoswine, desde la que Federico Ferrer lleva muchos años dando a conocer al resto de España los proyectos más novedosos y atrevidos que salen en nuestra tierra gaditana y acercándonos a los de aquí un montón de vinos y autores de otras DO con una generosa entrega.

En el otro vértice, el lugar escogido fue el Restaurante Berdó (Puerto Sherry) con su entorno cálido y cocina sincera, donde siempre el vino es un elemento fundamental de las propuestas culinarias de David Méndez y la poesía no está en los versos sino en los platos.

Como él mismo resume, “…la verdadera belleza de los vinos con alma está en la suma de sus imperfecciones. Siempre entró luz a través de las grietas…”

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