Un confinamiento más angustioso
crisis del coronavirus
Entidades sociales que prestan servicios a colectivos especialmente vulnerables han tenido que alterar su funcionamiento, centrándose sobre todo en el seguimiento telefónico de sus usuarios
Jerez/Si el confinamiento en el domicilio supone para la mayoría de los ciudadanos un reto lleno de dificultades y situaciones en ocasiones conflictivas, para muchas personas y sus familias las circunstancias del encierro son mucho más angustiosas. El cierre obligado de centros ocupacionales de día, de entidades sociales que prestan servicio a colectivos muy determinados deja al descubierto una realidad a la que se intenta hacer frente dentro de las limitadas posibilidades que permite el decreto del estado de alarma como consecuencia de la pandemia del coronavirus.
En el centro de día de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer AFA 'La Merced', el parón ha sido drástico. "Cuando ya en Madrid se cerraron los centros de mayores y de participación activa, veíamos que los nuestros iban detrás porque una residencia la cierras con las personas dentro y ya está pero nosotros atendemos a unas 70 personas que recogemos por la mañana y llevamos a su casa por la tarde, cada una con sus familias y aparte los empleados, más de 20 y ahí tenemos un caldo de cultivo", afirma la presidenta de la asociación AFA 'La Merced', María Ángeles Contreras.
Ya el viernes anterior al decreto hubo algunas familias que no quisieron que se recogiera a los usuarios. "Es que nosotros tenemos gente con patologías, que está en un vilo, también muchos que están muy bien pero no por eso dejan de ser mayores".
Contreras lamenta que, en el caso de esta asociación, no es posible hacer una atención a distancia. "Ojalá pudiésemos porque ya sabemos que en las familias una persona con Alzheimer que esté inquieta, que quiera ir a la calle, tiene que ser horroroso. Nosotros a distancia podemos hacer poco o nada. A ver si la semana que viene podemos ir llamando para saber cómo están pero ya sé que es duro y complicado".
Para AFA 'La Merced', además del problema asistencial, se plantea también uno económico. Su centro de día tiene 59 plazas, de las que 40 son concertadas con la Junta, a través de la Ley de Dependencia. Además está el taller de memoria al que acuden diariamente unas diez personas, que son las que tienen menos deterioro y pueden hacer una vida más normal.
Aunque la Administración autonómica les ha asegurado que les abonará el 80% de lo que venía aportando por las plazas concertadas, la presidenta de la asociación ya asume que tendrán que hacer un ERTE. "Somos unos 25 en la plantilla, y aunque la Junta nos abone ese 80% no podemos hacer frente a todas las nóminas, porque la parte que le corresponde al usuario tampoco la podemos cobrar. Todas las asociaciones de Alzheimer de la provincia están en la misma situación. La mayoría están planteando poner el ERTE en marcha".
"No va ser fácil", reflexiona Contreras. "Los políticos están poniendo medios, pero los medios llegarán hasta donde lleguen. En principio no son despidos porque se supone que los usuarios van a volver. Así que aparte de lo penoso que es no poder atender a los pacientes y descargar a sus familias, tenemos la carga económica".
Atención telefónica en Afemen
La Asociación de familiares y personas con enfermedad mental grave Afemen ha tenido que clausurar también la atención directa a los usuarios del centro social que tiene junto al centro de salud de San Benito. "Por ley estábamos obligados a cerrar y además, por sentido común", mantiene el director de la asociación, Blas García. "Hay que tener en cuenta que la población con la que nosotros trabajamos es una población de riesgo, en el sentido de que tienen más probabilidad de adquirir contagios y de que si los adquieren, las consecuencias puedan ser peores. El grupo de personas con trastorno mental grave suele tener muy por encima de la media de la población general otros tipos de patología, como problemas cardiovasculares, diabetes, respiratorios, en parte un poco por los hábitos. Se trata de preservar su salud".
No sólo el centro de Jerez, que es la sede central, Afemen ha cerrado todos sus centros en la provincia. "Lo que hacemos es prestar atención, sobre todo, telefónica, llamando a los usuarios. No nos limitamos a dar un número de teléfono y que nos llamen, sino que nuestros monitores tienen las instrucciones de llamar todos los días a cada uno de los usuarios que participan en nuestros programas".
García es consciente de que si a la población en general ya le cuesta trabajo el confinamiento, con toda la ansiedad que ello genera, "en estas personas el efecto es el doble o el triple. Por eso esta labor que estamos haciendo de apoyo, de seguimiento, tomando la iniciativa de llamarles, preguntarles cómo están, que sientan que no les hemos olvidado, saber si tienen algún tipo de dificultad bien de salud o de otro tipo porque no tengan familia o sean familiares ya mayores2.
Afemen está trabajando de manera coordinada con Salud Mental para detectar cualquier incidencia o riesgo añadido y poder transmitirla en ese caso a las entidades que correspondan, ya sea a nivel social o sanitario, a través del SAS. "Sobre todo, se trata de estar cerca de ellos, aclararles muchas dudas que también se dan en la población en general, intentar dar esperanza, que esto no se viva como una tragedia, hacerles ver que es temporal y que hay que cargarse de paciencia”.
Aclara que los usuarios de Afemen van a tener los números de teléfono de cada uno de los monitores y también el de la propia asociación, donde habrá personal de guardia. "Estamos a disposición de ellos para escucharlos, intentaremos abordar las situaciones que se presenten a distancia para paliar el nivel de angustia que puedan tener y en los casos que sea muy necesario, tomando las medidas reglamentarias, también atenderíamos ya sea a familiares o a personas usuarias de forma personal, bien que alguno de nuestros monitores acudiese a su domicilio o bien derivándolos y dando las indicaciones oportunas para que acudiesen a Salud Mental. Así es un poco como nos vamos a organizar”.
Distinto es la comunidad terapéutica de San Miguel, que pertenece al Servicio Andaluz de Salud (SAS) y que al igual que otros recursos residenciales, como los geriátricos, sigue prestando sus servicios con las correspondientes medidas de seguridad.
Evidentemente, el decreto del estado de alarma ha obligado también a que Afemen, al margen de su labor asistencial, haya suspendido cursos de voluntariado en colaboración con la UCA, así como las colaboraciones que tenía de personal voluntario y en prácticas. A nivel de funcionamiento se ha facilitado a la plantilla el teletrabajo.
Cruz Roja, receptora de gestos de solidaridad
Si algo ha comprobado durante estos días la asamblea local de Cruz Roja es la solidaridad de los jerezanos. Así lo asegura su presidente, Jesús Rodríguez. "Es increíble la cantidad de gente, que sin ser voluntarios, está llamando para preguntar cómo puede colaborar de alguna manera. Está claro que la solidaridad está venciendo a la enfermedad, muchas personas están dispuestas a acudir a Cruz Roja si hace falta para echar una mano".
De momento -sostiene Rodríguez- se les está comunicando que hasta ahora los servicios que presta Cruz Roja están funcionando, aunque con las lógicas limitaciones y centrándose en la labor puramente asistencial. "Pero cuando esto se amortigüe un poco se llamará a todas estas personas, porque seguro que va a hacer falta colaboración".
El presidente de Cruz Roja explica que los alimentos no se están repartiendo de forma sistemática pero a las personas que llaman para pedirlos "se les da inmediatamente de los que tenemos en la sede. Es decir, no se hace como rutina el llamamiento a las personas que teníamos en lista pero si una persona llama o cualquier otra que no está en la lista se les entrega en domicilio”.
También está funcionando con normalidad el servicio de ducha y lavandería para las personas ‘sin techo’, los martes y jueves por la mañana, como se hacía hasta ahora. Únicamente se ha dejado de prestar el programa que Cruz Roja tiene para atenderlos durante la noche en la calle. "Eso no es posible, pero se hace en la propia sede de la asamblea local y por la mañana. Se les entrega la comida a los usuarios que van llegando".
Comenta Rodríguez que se está prestando especial atención a las personas vulnerables, al colectivo de los mayores, a los que se llama continuamente para saber si necesitan algo, si se encuentran en alguna circunstancia en la que precisen ayuda. "Al final, lo que se ha cambiado con el decreto del estado de alarma es la costumbre de atender personalmente, aunque tenemos un retén en la sede. La mitad de los trabajadores está trabajando desde su casa y la otra mitad desde Cruz Roja y alternándose".
Proyecto Hombre también se adapta a la situación
Ante la excepcional situación, Proyecto Hombre, con 171 personas en tratamiento, además de los presos que se atienden en el programa de prisiones de El Puerto y Algeciras, ha mantenido sus recursos residenciales, el más importante la comunidad terapéutica, aunque se ha procurado que los chicos que tuviesen más posibilidades de estar con sus familias fuesen a sus domicilios, según indica el director de Proyecto Hombre, Luis Bononato.
Entre los internos, están los menores que residen en la comunidad, a través del programa de protección de menores tutelado por la Junta. "Lógicamente ellos siguen con nosotros, con otro tipo de actividades porque no pueden salir del recinto y se les está facilitando la accesibilidad a sus familias, a través del teléfono y vídeo llamadas para paliar esta situación. Los adultos, los que han podido se han ido a casa, porque es también menos riesgo para ellos y otros se han quedado con nosotros”.
En cuanto a las personas que estaban en tratamiento ambulatorio en los diferentes programas que tiene Proyecto Hombre se les está haciendo un seguimiento telefónico y utilizando plataformas on line para vídeo llamadas. "El seguimiento es tanto al usuario como a sus familias porque para ellas también es una situación difícil. Si son personas que llevaban un tiempo con nosotros ya tenían una vida más regulada, digamos, pero los que acaban de llegar o llevan poco tiempo es una situación que genera en el ámbito familiar más conflicto y necesitan más apoyo”.
Proyecto Hombre mantiene un mínimo retén de personal en uno de sus centros y el resto lleva a cabo el seguimiento desde sus casas, con llamadas periódicas a los usuarios, más o menos frecuentes dependiendo de cada caso. "Y por supuesto estamos abiertos a que ellos nos llamen", insiste Bononato. El teléfono de atención es el 956 18 74 79, de 9 a 14.00 horas.
"Estos días todo ha sido ir adaptándonos a las instrucciones que vas recibiendo tanto desde el ámbito sanitario como laboral, pero ahora ya estamos intentando normalizar la situación al máximo, en el sentido de hacer el mejor seguimiento a los chicos que están en sus casas y a las familias".
Los más afectados han sido el programa de prisiones, donde había 237 personas en tratamiento, y que se ha cancelado, aunque se está estudiando alguna posible alternativa, y también los programas de prevención, en los que se ha suspendido el 100% de la atención.
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