Así nos va la cosa...
Ático sin ascensor
En el anterior artículo escribí sobre cómo estaba la cosa. Pero en esta ocasión quiero contaros cómo me va a mí, o más bien quiero decir, a los que nos dedicamos a esto de la intermediación inmobiliaria. Los más viejos de la profesión, en mi caso son ya 24 años, hemos visto cómo, por encima de los vaivenes del mercado, hemos mantenido el tipo todos estos años, a pesar de las crisis. Cuando ha ido mal, aguantando como se ha podido, formándonos cada vez más para superarnos y cuando ha ido algo mejor, luchando contra el intrusismo que es el mayor cáncer que puede tener cualquier profesión, y de forma muy preocupante la nuestra.
De siempre se ha escuchado hablar de la figura del corredor, pero ahora el intrusismo en nuestra profesión se disfraza en forma de tarjeta de visita con un pequeño rótulo (eso si tiene oficina abierta al público en el mejor de los casos) y una web simple. Pero el consumidor no tiene información sobre la verdadera profesionalidad de las personas que están detrás de la imagen creada porque no ha existido un marco legal que regule nuestra profesión desde la liberación de nuestro sector en el 2000.
Ahora, por fin, el pasado mes de abril, el Parlamento Andaluz aprobó la Ley que regulará la Actividad Mediadora Inmobiliaria.
No será la solución a todos nuestros males, pero al menos al consumidor ofrecerá unas garantías mínimas para que realice la que probablemente vaya a ser la mayor operación económica en su vida a través de agencias inmobiliarias que cumplan con unos requisitos mínimos para ejercer su profesión. Todo el intrusismo ha creado clientes descontentos y situaciones dramáticas que una y otra vez hemos leído o escuchado en las noticias y esto ha hecho mucho daño a nuestra profesión.
En el último mes ya he escuchado que han abierto agencias un pastelero y una joyera. Con todo el respeto a la joyera y especialmente al pastelero ya que me encantan los dulces. Señores, esto no es un negocio, es una profesión. Por otra parte, pienso que ni el propietario de un inmueble que lo pone a la venta por sí mismo valora lo suficiente su tiempo ni el que busca algo que comprar también por su cuenta aprecia lo bastante, no sólo su tiempo, sino, lo que es más importante, los riesgos que conlleva la compra de una propiedad. Para empezar, asegúrense que estos intermediarios cuentan con un seguro de responsabilidad profesional y un seguro de caución de las cantidades que van a entregar como señal.
He aquí una pincelada de todo lo que hay detrás de la gestión de un agente inmobiliario profesional: Valoramos la vivienda, local o terreno, es decir, hay que tener un gran conocimiento del mercado para saber asignar el mejor precio posible al que se venderá; Realizamos un reportaje fotográfico profesional; Publicamos el anuncio en diferentes portales con altas inversiones para posicionar el anuncio de los primeros; por cada anuncio se pueden recibir entre 15-20 llamadas y de esas haremos una 6-8 visitas; no sin antes filtrar a los potenciales compradores para no hacer perder el tiempo a nadie, compradores incluidos; analizamos su capacidad financiera para no crearle falsas expectativas y le ofrecemos alternativas de financiación ventajosas más allá de las de su propio banco; cada agente pasa más de 2 horas de media al día buscando propiedades; comprobamos que dichas propiedades no tengan impedimentos constructivos, urbanísticos, legales o cargas que puedan dificultar su venta o pueda llegar a ser un problema para el comprador; realizamos los documentos de reserva o arras, siempre bajo la supervisión de nuestro bufete de abogados; ofrecemos asesoramiento fiscal en la operación; gestionamos las escritura de compraventa ante el notario; cambiamos los contratos de los suministros; etc, etc.
¿Siguen pensando que es mucho lo que cobra una agencia inmobiliaria? Pero esto no es lo mejor o peor (según para quién) porque sólo cobramos a resultado, es decir, cuando se vende o alquila la vivienda. Mientras tanto, la fuerte inversión la soporta la agencia, a riesgo de perder todo lo invertido. Pero, a pesar de todo, y si ya antes lo tenía claro, después de escribir este artículo estoy aún más convencido de que esta profesión es vocacional.
*José Luis Romero es Gerente City10 Grupo Inmobiliario Para más información síguenos en city10.net
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