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Vino y arte
El arte y la cultura milenaria del vino en el Marco de Jerez cautiva a entendidos y artistas. Dicen que el vino es la única obra de arte que se puede beber, aunque no es incompatible con que importantes artistas lo hayan querido captar en su ámbito. Uno de ellos fue Joaquín Sorolla y Bastida (1863-1923) nacido en Valencia.
Ya en el final de su carrera la obra de Joaquín Sorolla gozaba del reconocimiento internacional tras una serie de exposiciones en diferentes países europeos como Francia, y norteamericanas como Chicago y Nueva York.
En noviembre de 1911 recibió un ambicioso encargo por parte del acaudalado hispanista Archer Milton Huntington: la elaboración de una serie de catorce paneles a gran escala, en los que representara artes y costumbres de diferentes regiones españolas.
Sorolla quiso retratar escenas de la vendimia jerezana y llegó a la ciudad en octubre de 1914, donde permaneció unos 15 días. El empresario bodeguero Pedro Nolasco González Soto, primer marqués de Torre Soto de Briviesca, le ofreció hospedaje durante toda la estancia en su finca de recreo El Cuco.
El pintor valenciano realizó una decena de cuadros preparatorios al óleo. En ellos procuró captar con naturalismo distintas escenas de vendimia en la viña anexa a los aledaños de la finca en la que se alojaba. Se centró en representar lo que veía.
En la actualidad puedes disfrutar de la vendimia jerezana de aquella época bajo la mirada impresionista de este gran pintor, en el Museo de Sorolla, bajo el título ‘Vendimiando, Jerez’. El Museo Sorolla es estatal español y se encuentra en un palacete del Paseo del General Martínez Campos de Madrid, cuyo emplazamiento le sirvió de taller y vivienda a Joaquín Sorolla, junto a su mujer y tres hijos.
Según una publicación de José Luis Jiménez García difundida en este mismo medio, en octubre de 2017: "el pintor, antes de marcharse, obsequió al Marqués de Torresoto con un cuadro representando un patio andaluz, obra que aún permanece en manos de la familia. Una vez realizado el trabajo en Jerez marcharía a Sevilla para pintar su obra El encierro, no sin antes pasar por Sanlúcar, para tomar unos apuntes en la viña La Palma, donde fue agasajado con una comida campestre".
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