Visto y Oído
Emperatriz
Bodegas
El Marco de Jerez se prepara para el inicio de su vendimiamás temprana, que según las últimas previsiones de los operadores del sector se adelantará por primera vez al mes de julio, en concreto a finales de la presente semana, para la que ya ha anunciado su apertura el primero de los lagares inscritos en la Denominación de Origen jerezana que entrará este año en producción.
En las próximas horas se espera la confirmación del previsible inicio a principios de la próxima semana, entre el 1 y el 2 de agosto, de más lagares de los pagos de interior, que también anticiparán este año la corta de la uva tras el vuelco propiciado por la ola de calor, con temperaturas por encima de lo normal para esta época del año y ausencia de blanduras nocturnas.
Hasta la fecha, la vendimia más madrugadora que se recuerda en la zona de Jerezarrancó un 4 de agosto, adelanto que se ha acentuado en los últimos años por el aumento de las temperaturas a causa del cambio climático, que alejan la posibilidad de los comienzos de antaño, ya entrado el mes de septiembre.
El calor ha precipitado la concentración en los últimos días, en la que la uva ha alcanzado la graduación mínima que estipula el reglamento de la DO jerezana -10,5 grados baumé- para el inicio de la vendimia, aunque la acidez sigue siendo alta.Otros operadores prefieren esperar para aprovechar los vientos de poniente, con los que confían en lograr un mayor equilibrio y ganar peso y madurez en la uva, en estado muy sano, con ayuda de las blanduras nocturnas.
En otras palabras, mientras que con el poniente no importa demasiado que las temperaturas superen los 40 grados, el levante acelera lo bueno y lo malo y, en este caso, ha provocado una pérdida de jugo de la uva y una merma de peso, aumentando la acidez, sin que el cultivo llegue a completar un buen ciclo vegetativo.
Al margen del claro adelanto puesto de manifiesto en el repaso a las previsiones de campaña en el pleno del Consejo Regulador, celebrado este martes, productores y bodegas estiman un descenso de la cosecha de entre el 5 y el 6% respecto a la campaña anterior, que se cerró con unos 57,5 millones de kilos de uva molturados.
El sector de las prometía muy felices con las lluvias de la primavera, pero la sequedad del terreno por la ausencia de precipitaciones durante el invierno, las que garantizan las reservas en el subsuelo o, como se dice en el argot, permiten que se “mezclen los jugos”, y las altas temperaturas acompañadas de vientos de levante la mayor parte del mes de julio, han trastocado los planes, hasta el punto de que los más optimistas prevén, a lo sumo y siempre que se confirme la mejora de las condiciones meteorológicas en los próximos días, una producción similar a la de 2021.
En tales circunstancias –los 57,5 millones de kilos de uva de la última vendimia se transformaron en 80.000 botas de mosto calificado y 10.000 de no calificado una vez aplicados los límites de prensado que establece el reglamento-, el presidente del Consejo Regulador, César Saldaña, admite que la cosecha de este año “se quedaría corta” para atender las necesidades de reposición de las existencias de vino de las bodegas del Marco y la demanda del ‘Sherry Cask’.
El déficit de la cosecha ha estado presente en los corrillos de vocales al término del pleno, en los que se ha comentado la subida de precios de la uva, por la que se ha llegado a pagar 65 céntimos de euro/kilo. Las bodegas compradoras, eso sí, están dispuestas a pagar más siempre que la uva reúna una serie de parámetros cualitativos, principalmente calidad y grado.
El presidente de los viñistas independientes de Asevi-Asaja, Francisco Guerrero, asegura que “las bodegas están rifándose la uva, por la que están ofreciendo a los viticultores un 30% más de media que la campaña pasada –el precio en la última vendimia rondó los 40 céntimos- ante el temor a la escasez de materia prima”.
El presidente del Consejo Regulador del vino, César Saldaña, ha informado a los vocales del pleno del fin de la negociación del acuerdo entre la Unión Europea y Nueva Zelanda por el que se pondrá fin a la producción de falso sherry en el país de las Antípodas.
El acuerdo, ya publicado aunque pendiente de ratificación y firma final para su entrada en vigor, establece un periodo transitorio de cinco años para el abandono de la producción de sucedáneos del sherry así como de otros vinos de Denominaciones de Origen Protegidas europeas, que no sólo se destinaban al consumo local neozelandesa, sino que incluso se exportaban a otros países.
En virtud del acuerdo, Nueva Zelanda se compromete igualmente a no utilizar los nombres protegidos de otros productos europeos ajenos hasta la fecha a la usurpación, caso de la Manzanilla de Sanlúcar, el Vinagre de Jerez y el Brandy de Jerez, que se blindan así frente a posibles imitaciones junto a una larga lista de vinos y bebidas europeas.
Temas relacionados
También te puede interesar
Lo último
No hay comentarios