El viñedo del Marco de Jerez apunta a su mayor cosecha de las últimas seis vendimias
El sector estima en un primer avance un aumento superior al 20% respecto a la campaña anterior
La producción superaría los 60 millones de kilos de uva frente a los 52,5 de media durante el ciclo de sequía
Jerez/Las lluvias de finales de marzo arruinaron la Semana Santa y las buenas expectativas económicas del sector turístico en Jerez, pero fueron un balón de oxígeno para el campo, donde muchos cultivos de secano, entre ellos la vid, recibieron aquellas precipitaciones como una bendición divina. Los viticultores vieron el cielo abierto tras un largo ciclo de sequía con el que se esfumaron gran parte de sus esfuerzos, y de sus rentas, hasta el punto de que a día de hoy, a poco más de un mes para el inicio de la vendimia, las primeras estimaciones del sector apuntan a una cosecha de uva de entre un 20 y un 25% por encima de la campaña anterior.
Con la debida cautela, pues queda por delante todo el mes de julio, el que tiene la llave de la vendimia como acotumbra a decirse en el sector, de confirmarse la previsión de este primer avance, respaldado por las lluvias de las últimas horas, la producción final podría oscilar entre los 60 y los 62,5 millones de kilos de uva, la mayor en los seis últimos años marcados por la sequía.
La cosecha final de la campaña pasada rozó los 50 millones de kilos, el 12,5% más que la vendimia, excepcionalmente corta, de 2022. Y las tres anteriores, dentro del ciclo de sequía iniciado en 2019, se quedaron por debajo de los 57,5 millones de kilos, por lo que todo aumento supone un respiro para el sector frente al déficit acumulado para atender las necesidades de reposición de los vinos y vinagres amparados por la Denominación de Origen, así como del negocio del envinado de botas para el envejecimiento de destilados o ‘Sherry Casks’. De hecho, muchas pequeñas bodegas las han pasado canutas para refrescar las criaderas de sus vinos por la falta de materia prima, amén del precio alcanzado por la uva en la última campaña.
En las viñas del Marco, por tanto, se respira cierta calma a la espera de acontecimientos. La lluvia de finales de marzo cayó muy bien, muchos litros y durante una semana entera, señala Luis Mateos, responsable de la empresa Vara y Pulgar dedicada al asesoramiento y la gestión del viñedo, quien confía en que, “salvo desastre mayúsculo”, caso de una tormenta de pedrisco o un mes de julio con exceso de calor y predominio de vientos de levante, la uva, que ya ha entrado en caldo, prosiga con su proceso de maduración sin grandes altibajos.
Hasta el momento, las enfermedades y plagas también han respetado a la uva, que presenta un estado muy sano, en parte por la mayor fortaleza y capacidad vegetativa de la planta, que invita a pensar en que la vendimia se generalizará a mediados de agosto, casi una semana más tarde que en la campaña anterior, en la que los viticultores adelantaron la corta para evitar el riesgo de que se echara a perder la cosecha.
Ni siquiera los pronósticos meteorológicos, que auguran un verano muy cálido, de más calor, alteran los ánimos de los viticultores, que se guían por métodos tradicionales como las cabañuelas, para la predicción del tiempo, o los avisperos, para la del viento. Salvador Espinosa, presidente de la Cooperativa Vitivincíola Nuestra Señora de las Angustias (Covijerez) detalla que si los avisperos se orientan al levante, como ocurre este año, es señal de que será un verano de poniente, y viceversa.
El viento fresco de poniente suaviza las temperaturas diurnas y se acompaña de rociadas nocturnas, que favorecen el desarrollo de la uva. Y eso en un sector en el que se cobra por peso es la mejor de las noticias.
Por tanto, prosigue Espinosa, “la viña está buenecita, bastante bien a estas alturas. El mes de junio ha sido fresco pese a que ha habido algunos días de levante, parece que va a predominar el poniente en verano y la uva está sanísima, por lo que somos optimistas para la cosecha”.
Las tierras albarizas sobre las que se asienta el viñedo del Marco de Jerez tienen la ventaja de retener la humedad de la que se nutre la planta, que se presenta con los racimos más apretados y los granos de mayor tamaño. La vendimia siempre se inicia en los pagos del interior, que superan ya los 500 litros, por debajo de los 600 de la media histórica del año hidrológico, pero por encima de los 480 registrados en 2022.
Hay agua suficiente y temperaturas, hasta ahora, buenas. “Y el mes de junio nos lo hemos fumado sin apenas calor”, señala Francisco Guerrero, presidente de la asociación de viñistas independientes Asevi-Asaja, quien coincide en líneas generales con las previsiones de Espinosa y Mateos.
“La campaña no va mal, la viña está muy sana, hay más cantidad de uva y, salvo días puntuales, tampoco está haciendo mucho calor, por lo que si el tiempo respeta en julio, este año la cosecha va a ser superior, aunque no lo suficiente para cubrir el desfase de los últimos años de sequía”.
“Ahora conviene que no haya mucho levante y que tampoco haga mucho calor, que quita uva; y aunque los pronósticos digan lo contrario, en junio se han equivocado por completo”, apostilla.
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