El vino de la Feria
LA PÁGINA DEL JEREZ
Cada fiesta tiene su vino, cada tradición sus señas de identidad. De Andalucía son mundialmente conocidas sus fiestas y celebraciones de primavera: desde que concluye la Semana Santa, en marzo, hasta la popular romería del Rocío, cerca ya de junio, se suceden las ferias en toda la región: la Feria de Abril de Sevilla, la Feria del Caballo en Jerez, la Feria de la Manzanilla en Sanlúcar, la Feria del Vino Fino en El Puerto de Santa María, etcétera...
Y los protagonistas son, indudablemente, el Fino y la Manzanilla. Unos vinos que encuentran en los meses de marzo, abril, mayo y junio su hito más alto de consumo. Sólo en primavera se consumen en España cerca de cinco millones de litros de Jerez y Manzanilla, lo que supone que de cada tres botellas que se abren al año en el mercado nacional, una se disfruta en esta época del año. En la Feria del Caballo está previsto un consumo aproximado de en torno a medio millón de medias botellas, en este caso en un 90% correspondientes a Fino, y el resto a otras tipologías como el Cream. Se debe beber muy frío, servido en el catavino tradicional o mezclado con refresco en el famoso "Rebujito". Acompaña a la perfección cualquier tipo de tapas, jamón, embutidos, queso, pescados y mariscos, aceitunas, almendras, gazpacho, tortilla, carnes blancas, etc.
Durante una semana la ciudad se vuelca entre cantes, bailes y paseo de caballos, todo ello regado por nuestros excelsos vinos y buena gastronomía. Una muestra de la idiosincrasia jerezana, el vino como seña de identidad genuina que acompaña estos momentos de disfrute, reencuentro, alegrías y celebraciones.
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