El vino de Jerez da un salto de gigante para afianzar su futuro
Bodegas
El pleno del vino refrenda el cambio de las reglas del juego de las Denominaciones de Origen del Marco de Jerez
Avala la ampliación de la zona de crianza, el abandono del Fino de Sanlúcar y la prohibición del Bag in Box
También autoriza la elaboración de vinos sin fortificar y el uso de nuevas varietales de uva autóctonas
No ha sido nada fácil, pero ya está hecho. El pleno del Consejo Regulador del vino ha dado el visto bueno a un amplio paquete de medidas, en las que se incluye la modificación por sexta vez en sus 86 años de historia de las normas fundamentales o reglas del juego por las que se rigen las Denominaciones de Origen del Marco de Jerez.
La decisión, apoyada con un amplio consenso –19 votos a favor y uno en contra–, avala la ampliación de la zona de crianza de los vinos de Jerez, que se equipara con la zona de producción del Marco, así como la prohibición de la crianza de vino Fino en Sanlúcar de Barrameda, paso “decisivo” con el que se pone fin a largos años de enfrentamiento y crispación sectorial.
“Es un día histórico que sienta las bases para el futuro del jerez y la manzanilla con una visión a largo plazo”, ha manifestado al término de la sesión plenaria César Saldaña, presidente del Consejo Regulador, quien hace hincapié en que la aprobación de estas medidas supone un “avance muy significativo” tras una negociación plagada de “obstáculos” que ha tenido “tensionado al sector muchos años”, pero a la que en los últimos meses se ha dado el “acelerón” para establecer unas reglas del juego “más justas” y con un “consenso muy muy amplio”.
Los nuevos textos de los pliegos de condiciones recogen lo esencial de los acuerdos alcanzados entre las distintas organizaciones profesionales, entre ellos el sectorial suscrito por las Cooperativas, Asevi-Asaja, Fedejerez y la Asociación de Bodegas de Sanlúcar, “que ha sido vital”.
Adiós al Fino de Sanlúcar y ampliación de la zona de crianza
La ampliación de la zona de crianza, hasta ahora limitada al triángulo formado por Jerez, El Puerto y Sanlúcar, es una reivindicación histórica del resto de municipios de la zona de producción –Chiclana, Trebujena, Chipiona, Rota, Puerto Real y Lebrija– que también podrán comercializar sus vinos con el sello de la Denominación de Origen.
Para el abandono de la crianza de Fino en Sanlúcar, donde todo los vinos de crianza biológica deberán ser necesariamente Manzanilla, se establece un periodo transitorio de diez años, en el que las bodegas sanluqueñas deberán dar salida a sus existencias de esta tipología de vino de Jerez o bien trasladarlas a algún otro municipio de la zona de producción para continuar con su crianza.
A estas modificaciones consideradas mayores se une la incorporación a las Denominaciones de Origen de los vinos sin fortificar –sin añadido de alcohol pero para los que se mantiene la exigencia del mínimo de 15 grados y dos años de crianza–, que requiere como las anteriores del beneplácito de Bruselas, ya que supone un cambio de estatus para las DDOO del Marco, que ampararán de esta forma tanto los vinos de licor –los generosos que hasta la fecha constituían su campo de acción– como los vinos a secas.
Nuevos envases y varietales de uva
Además, el pleno del vino da luz verde a otra serie de medidas consideradas menores –únicamente precisan su ratificación de la Consejería de Agricultura–, aunque no por ello menos importantes, entre las que figuran la regulación de envases especiales para la venta en despachos de vinos y hostelería –en los primeros se autorizan envases PET de 2 y 5 litros, permitiéndose el Bag in Box exclusivamente en Chiclana durante un periodo de cinco años; mientras que en la segunda, y sólo para el transporte, deberán ser formatos desechables de 10,15 y 20 litros–; la autorización de varietales autóctonas en desuso para elaboración de los vinos amparados –en concreto Mantúo Castellano, Mantúo de Pilas, Vejeriego, Perruno, Cañocazo y Beba–; y la creación de la categoría Manzanilla Pasada y Fino Antiguo –con al menos 7 años de crianza–.
En última instancia, los vocales del Consejo Regulador facultan la constitución de la Comisión del Viñedo, órgano de carácter permanente del que formarán parte dos representantes de los viñistas independientes de Asevi-Asaja, dos de las Cooperativas del Marco y otros dos de las bodegas de Fedejerez, así como un experto y el presidente de la institución jerezana del vino, estos dos últimos con voz, pero sin voto.
La Comisión tendrá como cometidos fundamentales en el inicio de su andadura la actualización del estudio de los costes de producción del viñedo del Marco –el último, elaborado por la Junta de Andalucía, data de 2002– y la identificación, en colaboración con el Instituto de Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (Ifapa), de los factores cualitativos de la uva que se destina a la elaboración de los vinos de Jerez, ambos encaminados al establecimiento de unos precios dignos que garanticen la rentabilidad del viñedo.
Temas aparcados
Para sacar adelante el bloque de medidas consideradas claves, el sector ha dejado aparcadas una serie de cuestiones con idea de retomarlas en el futuro, entre ellas la incorporación de los nuevos vinos blancos del Marco –pueden bajar de 15 grados y no tener crianza– y la creación de la categoría de vinos Jerez Superior –al menos 5 años para los vinos de crianza biológica y 7 para la oxidativa–.
El acuerdo sectorial que dio pie el pasado mes de mayo al desbloqueo de la modificación de los pliegos de condiciones contempla igualmente la creación de una Comisión de la Manzanilla que abordará aquellas cuestiones que afectan exclusivamente a su Denominación de Origen, pero cuya constitución no tiene cabida en el reglamento de funcionamiento interno, por lo que se establece un calendario para su modificación, con el compromiso de tener lista una propuesta de texto para noviembre.
También se ha puesto sobre la mesa en el pleno la sugerencia de que se considere la conveniencia de constituir una interprofesional de cara a la modificación del reglamento para recuperar la posibilidad de variar los límites del rendimiento del viñedo en función de las circunstancias de cada cosecha.
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