El vino de Jerez aplaza otra semana la respuesta a Bruselas sobre el fino de Sanlúcar
Cooperativas y Fedejerez logran un acuerdo de última hora que tensa aún más la relación con Asevi y Sanlúcar
Las bodegas sanluqueñas impugnarán si prospera el acuerdo, que da pie a la prohibición del Fino de Sanlúcar y a equiparar la zona de producción con la de crianza
Bruselas tendrá que esperar al menos una semana más para conocer la respuesta del Consejo Regulador a las observaciones planteadas por la Comisión Europea (CE) sobre las incongruencias históricas observadas en la Denominación de Origen, en concreto, la convivencia de la crianza de Fino y Manzanilla en Sanlúcar, de un lado, y la diferenciación de una zona de crianza y otra de producción, de otra.
Tras solicitar una prórroga de tres meses en su día, el sector se comprometió a atender el requerimiento de Bruselas antes del 15 de diciembre, pero aunque este martes estaba previsto tomar una decisión, el pleno del vino acordó aplazar una semana más la resolución después de un tenso debate en el que, nuevamente, se pusieron de manifiesto las diferencias insalvables que existen en el seno de la Denominación de Origen sobre los puntos claves de la modificación del pliego de condiciones –reglas del juego sobre el vino de Jerez y la Manzanilla–.
La principal novedad, y la única, que provocó ayer el aplazamiento es la existencia de un acuerdo de última hora entre Fedejerez y las cooperativas que, en resumidas cuentas, sostiene que entre el Fino y la Manzanilla no existe ninguna diferencia, salvo la geográfica, mientras que entre la zona de crianza y la de producción ocurre justamente lo contrario, es decir, que no hay razones que justifiquen la diferenciación, ni siquiera geográfica.
La patronal bodeguera jerezana y las cooperativas cerraron el martes por la noche el acuerdo que, en otras palabras, abre la puerta a la prohibición del Fino de Sanlúcar bajo la premisa de que todo vino de crianza biológica de Sanlúcar debe necesariamente ser Manzanilla, al tiempo que bendice la posibilidad de equiparar la zona de producción con la de crianza, de forma que las bodegas de Trebujena, Chipiona y Chiclana puedan comercializar sus vinos con el sello de la Denominación de Origen, por tanto, en igualdad de condiciones que las firmas bodegueras instaladas en Jerez, El Puerto y Sanlúcar.
Las partes ni siquiera se ponen de acuerdo en el motivo del aplazamiento, pues lo que unos –Fedejerez y cooperativas– interpretan como un gesto en aras del diálogo sosegado, otros –Asevi-Asaja y bodegas de Sanlúcar– consideran que responde a un defecto de forma al no entregarse la documentación de lo que debía votarse.
El motivo del aplazamiento es lo de menos, ya que evita la posible impugnación del pleno de ayer, no así de lo que se acuerde en la sesión, también extraordinria, convocada para el próximo martes, en la que las bodegas de Sanlúcar, según anunció ayer su vicepresidente Víctor Vélez, recurrirán el acuerdo de Fedejerez y cooperativas en caso de aprobación, para lo que en principio cuentan con el apoyo de 13 de los 20 vocales del pleno: 7 de cooperativas, 5 de la patronal bodeguera y, por lo expuesto ayer, uno de Bodegas José Estévez.
La impugnación por vía judicial, que las bodegas de Sanlúcar dan por segura en caso de no prosperar la vía administrativa, demoraría años la resolución final de una negociación que se prolonga ya por casi una década, y lo que es peor, congelaría el actual pliego de condiciones, bloqueando cualquier otra posible modificación.
Para el Consejo Regulador, lo deseable habría sido que se pudiera alcanzar un acuerdo más amplio, si bien su presidente, César Saldaña, recuerda que las posiciones de las partes estaban claras desde hace tiempo, lo que ha impedido avanzar en la negociación.
Frente a la posición mayoritaria, los viñistas independientes de Asevi-Asaja y las bodegas de Sanlúcar son partidarias de dejar decaer los expedientes de modificación de los pliegos de condiciones y preservar la situación actual –convivencia de Fino y Manzanilla en Sanlúcar y división entre zona de crianza y de producción– a fin de permitir un debate sosegado de qué hacer.
Ambas organizaciones esgrimen la necesidad de contar, además, con informes técnicos, jurídicos y económicos externos y solventes para tomar una decisión que, tanto el vocal de Barbadillo, Víctor Vélez, como el presidente de Asevi, Francisco Guerrero, alertan que puede tener grandes consecuencias irreparables para el sector. En palabras del representante de las bodegas de Sanlúcar, “dejar las cosas como están para hacer un análisis serio y más sereno, aunque partiendo de la base de que Fino y Manzanilla no son el mismo producto”.
Fedejerez, por su parte, insiste en que el aplazamiento se produce “con el mejor espíritu de mano tendida” y “como muestra de buena voluntad tras las patadas a seguir al balón con las que no estábamos de acuerdo”. Según Evaristo Babé, "pretendemos lo mejor para el sector y, aunque lo ideal es que los acuerdos fueran por unanimidad, hay una mayoría más que una suficiente frente a una posición cerrada por defensa de intereses particulares”.
Las cooperativas, a través de su portavoz Francisco Lorenzo, defienden que su acuerdo con Fedejerez “es bueno en todos los sentidos para el sector y sólo es una respuesta a Bruselas, que será la que determine si cabe modificar los pliegos de condiciones para adaptarlos”.
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