El 'Sherry Cask' no tiene techo
Vinos de jerez
El Consejo Regulador tiene controladas más de 200.000 botas en proceso de envinado
El incremento desde que hace ocho años se estableció el sistema de certificación supera el 1000%
El Sherry Cask se come al Vinagre de Jerez
Vinoble contará con un nuevo espacio gastronómico y un programa de catas ampliado
Si el vino de Jerez no sabe aún cuál es su suelo de ventas, el ‘Sherry Cask’ tampoco conoce aún su techo. El negocio del envinado de botas prosigue con su crecimiento imparable, tendencia alcista iniciada a partir de la creación en 2015 del sistema para la certificación por parte del Consejo Regulador de los Vinos de Jerez y la Manzanilla de Sanlúcar, desde la que acumula un incremento del 1.000%.
En aquel año de 2015, la institución jerezana del vino tenía controladas unas 19.000 botas en proceso de envinado, que al cierre del último ejercicio, el de 2023, se han disparado hasta cerca de 197.000 –esta cifra corresponde al número de unidades, que pueden tener distintas capacidades, principalmente 250 y 500 litros–, según refleja la Memoria 2023 del Consejo.
En el gráfico anexo puede observarse la evolución del ‘Sherry Cask’ en estos ocho años de existencia del sistema de certificación, que avala la autenticidad de la marca registrada por el Consejo ante la proliferación de usurpadores, sobre todo en otras regiones vitivinícolas andaluzas, y que en el último año arroja un repunte del 7,5%.
Crece la demanda de botas en proceso de envinado y también la expedición de las tarjetas que los certifican, las mismas que autorizan el uso del término ‘Sherry Cask’ en las etiquetas de los afamados whiskies escoceses y demás destilados que los emplean para su envejecimiento. El año pasado, se emitieron 107.701 tarjetas, el 21,5% más que en 2022 y el 380% por encima de las expedidas en 2016, ejercicio en el que salieron las primeras botas con el sello oficial del Consejo tras completar su proceso de envinado.
La escalada se mantiene en el primer trimestre de este año, en el que según los datos presentados en el pleno del vino celebrado días atrás, el número de botas destinadas al envejecimiento de destilados alcanza las 201.820, que equivalen a 151.188 botas jerezanas de 500 litros –la mitad de las existencias de vino de Jerez en crianza en las bodegas del Marco–.
Las botas que forman parte del inventario bajo control del Consejo Regulador acumulan una subida del 2,2% en estos tres primeros meses del ejercicio en curso, periodo en el que se han emitido 30.000 tarjetas más, que en su caso supone un incremento del 201.820 respecto al mismo periodo de 2023.
Las botas que hay actualmente en envinado, proceso que suele oscilar entre uno y dos años, emplean 75,6 millones de litros de vino, prácticamente el doble que la producción -incluido el vino no calificado- de la última vendimia y el triple que las ventas del jerez en 2023. Cabe recordar que el Marco de Jerez acumula varios años de cosechas cortas a causa de la sequía.
El 70% del vino empleado para el envinado es calificado, es decir, el que se destina para la elaboración de vinos de Jerez (36,5% de vino con el sello de la DO y 33,6% de las existencias en crianza).
En cuestión de cuatro años, el uso de vino calificado para el envinado ha crecido un 6,5%, entre otros motivos, por la escasez de vino no calificado –el que excede de los límites de producción para el viñedo que estipulan los pliegos de condiciones de la Denominación de Origen- debido a los bajos rendimientos de las últimas vendimia.
En las últimas semanas, los responsables del Consejo Regulador han celebrado una reunión informativa con los toneleros, a la que en próximas fechas se unirá otra con los usuarios del ‘Sherry Cask’ –clientes– para seguir avanzando en el sistema de certificación y control. En este sentido, cabe recordar que este año se ha incorporado el registro del envinado con vino no calificado.
En lo que de momento no hay acuerdo sectorial, ni avances desde hace meses, es en la búsqueda del equilibro para garantizar la coexistencia del negocio del vino de Jerez y del envinado ante la falta de materia prima para abastecer a uno y otro, extremo que se ha visto reflejado en el incremento del precio de la uva y el mosto.
Sin vino de Jerez no hay ‘Sherry Cask’, señalan fuentes del sector, que en su día se planteó crear una comisión para aumentar la regulación del envinado sin que las distintas organizaciones sectoriales representadas en el pleno del Consejo Regulador lograran un acuerdo sobre el reparto de sus miembros.
El sector también dejó aparcado el debate sobre la diferenciación entre el vino de envinado y el que se embotella para su comercialización con el sello de la Denominación de Origen para preservar la calidad de este último, medida que cuenta con el rechazo de la patronal bodeguera Fedejerez.
En este sentido, cabe recordar el paso decisivo dado por las bodegas sanluqueñas tras la aprobación en el pleno de la prohibición de comercializar como Manzanilla vino previamente empleado para el envinado de botas. Es decir, los manzanilleros deben elegir entre embotellar la Manzanilla para su venta o destinarlo al envinado.
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