“El Sherry Cask es la lotería que le ha tocado al jerez, pero se ha hecho mal”
Bodegas
Estévez cree que el problema no es tanto el doble uso del vino para envinado y posterior comercialización como la falta de una apuesta firme enfocada a la calidad
Macallan-Estévez, una alianza muy prometedora
El grupo escocés Edrington y el jerezano Estévez, o lo que es lo mismo, Macallan y Valdespino, estaban condenados a entenderse cuando se cruzaron en el camino, como explica José Ramón Estévez, presidente de la sociedad conjunta que tienen como principal objeto el suministro de ‘Sherry Cask’, botas envinadas con jerez, para el envejecimiento del considerado el mejor whisky del mundo.
Estévez se había mantenido hasta ahora al margen del ‘Sherry Cask’, negocio al que el presidente de la nueva sociedad se refiere como “la lotería que le ha tocado al jerez en los últimos años”, pero del que cuestiona su enfoque hasta la fecha en el Marco.
A la pregunta sobre si el acuerdo con Macallan hará variar su discurso en contra del doble uso del vino para el envinado de botas y su posterior comercialización embotellado responde que “Estévez lo que ha defendido siempre es que se hagan las cosas bien, porque el Sherry Cask es la lotería que le ha tocado al jerez en los últimos años, pero no se ha sabido gestionar correctamente; y nunca hemos estado en contra”.
José Ramón Estévez esgrime, en este sentido, que a la bodega, que siempre se había dedicado hasta ahora al vino de Jerez, se le presentó la oportunidad de entrar en el ‘Sherry Cask’ de la mano de Macallan con un nuevo proyecto de negocio “donde lo principal es la calidad”, un proceso que, “va de menos a más, no de más a menos, mientras que los demás han visto este negocio como una posibilidad de utilizar su capacidad ociosa de producción, sus bodegas vacías y el vino que le sobraba”.
Sobre el doble uso en concreto, el bodeguero jerezano distingue entre los distintos tipos de jerez: los vinos crianza biológica, el fino y la manzanilla, que a su juicio, “difícilmente podrán mantener sus características para comercializarse” tras su paso por una bota nueva; y los jereces de crianza oxidativa, oloroso, palo cortado... “para los que no tiene por qué haber ningún problema si el envinado se hace correctamente y hay una rotación suficiente, que hasta ahora se ha hecho mal”.
En cualquier caso, puntualiza, siempre habrá otras muchas posibilidades para dar salida al vino de envinado, entre las que cita el Vinagre de Jerez, vermú y su destilación para la obtención de alcoholes que se pueden emplear para elaborar “un buen brandy 100% de Jerez”.
José Ramón Estévez es partidario de establecer una regulación del ‘Sherry Cask’ dentro de la Denominación de Origen “para que no se pierda el vino de Jerez y preservar su calidad”. “Creo que es necesaria una regulación, porque hasta el momento se han hecho las cosas muy mal y nunca ha habido un planteamiento serio de futuro” en torno al negocio del envinado de botas, añade.
Llegados a este punto, insiste en que “el ‘Sherry Cask’ se ha contemplado como una oportunidad para darle salida a unos excedentes y no como un negocio de futuro. Cualquier negocio, o lo haces con seriedad y con una garantía o no tiene futuro”.
Estévez aboga por ofrecer un apoyo decidido al envinado bajo la marca ‘Sherry Cask’ y dedicar más recursos a promoción. “Sin vino de Jerez, sin sherry no hay ‘Sherry Cask’ y Jerez tiene que ponerse las pilas, apostar por la autenticidad e invertir en la marca; nadie va a querer poner la palabra sherry en una botella si no le aporta valor”, explica en alusión al uso del término protegido por parte de muchos de los principales destilados del mundo, entre ellos el whisky Macallan.
A su juicio, “la regulación es la propia materia prima, que lo que se ponga dentro de un Sherry Cask sea vino de Jerez, pero si queremos seguir con un producto que no genera valor ni para el que lo comercializa ni para el que lo produce, faltará materia prima. Por contra, si apostamos por la rentabilidad, la imagen y que las viñas valgan dinero, estamos en una situación ideal. Depende del modelo que se escoja”.
Para Estévez, si hay operadores del sector que piensan que la Denominación de Origen corre peligro de acabar identificándose más con el envinado de botas que con el vino propiamente dicho, será porque los del ‘Sherry Cask’ lo hacen mejor que los del vino”, y añade: “Estamos en un mercado libre y nadie tiene patente de corso”.
Ahora bien, el camino en su opinión es la apuesta por la máxima calidad y pone de ejemplo el caso de Valdespino, “la marca más reconocida a nivel internacional del grupo Estévez y la que está más posicionada dentro del segmento de calidad y de precio en el que se mueve Macallan, que tiene origen en las viñas, es single viña, que hay muy poco en Jerez, aunque afortunadamente ahora grandes personajes como Peter Sisseck y otros nos están siguiendo”.
La sociedad Estévez-Macallan no se plantea de momento desprenderse de otras marcas -Real Tesoro y La Guita– y tampoco tiene en mente comprar más viñedo del que ya tiene, aunque tampoco lo descarta “si hay disponibilidad en buenos pagos, con una superficie determinada y estén dentro del concepto de calidad que buscamos”.
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