Copas vaciadas

Acotaciones sobre vinos

Clos du Calvaire 2018 (Chateauneuf Du Pape) Mayard

Algunos vinos (muy) buenos

Clos de Calvaire 2018.
Clos de Calvaire 2018.

Aquí es donde la historia se va a terminar. El tiempo que pasamos tomando esa botella de vino en realidad fue tiempo pasado contigo. Siempre recuerdo los libros que trajiste, las cartas que nunca enviaste y las frases que tal vez dijiste. Éramos dos y solo quedaba una ultima copa para terminar esa conversación que quizás nunca tuvimos.

La carretera que imaginamos nos llevó hasta el pueblo de Chateauneuf du Pape, donde el Ródano entrega un remanso de paz y el viento del Mistral sopla bizarro sobre el viñedo, para hacerlo más fuerte y resistente. Viento que exhala mi mente, enreda tu pelo y crea una luminosidad única, donde el azul intenso del rio se funde con el cielo.

Un inmenso paisaje cubierto de viñas donde la familia Mayard desde hace 100 años y con avatares trágicos como la devastación de la filoxera, quiso seguir el camino iniciado tiempo antes por cultivadores que respetaban su entorno y creían en la verdad de su ecosistema.

En sus 43 hectáreas replantadas en su día viña tras viña, encontramos una diversidad de suelos que atrapan su sentir cálido y corresponden a sus vinos con unos aromas únicos y una estructura y singularidad reflejo de esta zona mítica del sur de Francia. Región que reclama ese principio de que la grandeza en los vinos está ligada a la complejidad.

Clos du Calvaire (2018) es un vino suave y apasionado que te regala alborozo como cuando escuchamos música que hemos bailado antes. Un vino opulento que no termina nunca, con un sabor a fruta madura y tono corinto intenso, producto del encanto de distintos terruños de esta bella comarca francesa.

Y aunque me salte la parte en que pienso que la magia es estar contigo, el noticiero que estaban poniendo en la radio de tu coche se ha interrumpido y ha empezado a sonar Kayleigh de Marillion.

Hablaba de tantos recuerdos y frases rotas, que no se pueden dejar de contar los colores, oliendo el paisaje de lavanda y dibujando en tu cuaderno casas de piedra, mientras agito en la copa sentidos finos taninos en este coupage de Garnacha, que predomina en el sur del Ródano, Syrah, Mourvedre, Cinsault y Counoise.

El sol se ha ido a otra parte y aunque la noche anterior no habíamos dormido nada, había risas en el ambiente y cómplices gestos que puede sean cosa mía o puede que no, que un vino que ocupe parte de un pensamiento y pueda hacerte recordar fragmentos de la vida, imaginados tal vez, tenía que contárselo.

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