Jerez Íntimo
Marco Antonio Velo
De Jerez a San Fernando: un abuelo habla con su nieto
Bodegas
Edrington y Estévez materializaron el pasado 10 de marzo el acuerdo por el que la compañía escocesa, propietaria de The Macallan, formalizaba su entrada en la Denominación de Origen Jerez-Xérez-Sherry con la compra del 50% del grupo bodeguero jerezano, la operación más sonada en los últimos años en el sector del jerez a través de la que ambas compañías establecen una gran alianza estratégica basada, básicamente, en dos pilares: el envinado de botas para el envejecimiento del whisky más exclusivo del mundo y el impulso internacional de la marca Valdespino.
El proyecto conjunto, que adopta la forma jurídica de holding empresarial con un consejo de administración en el que se sentarán tres miembros de la familia Estévez y otros tantos de Edrington, estará presidido por José Ramón Estévez, administrador único de las empresas (bodegas y viñas) que integran la sociedad.
Un proyecto de “futuro” y con vocación de permanencia “para toda la vida”, asegura el primogénito de la familia bodeguera jerezana, quien desvela en una conversación distendida con Diario de Jerez los entresijos de un acuerdo madurado durante 18 largos meses de negociación, no así el montante global de la operación, sobre el que los socios guardan absoluta confidencialidad.
El proyecto Edrington-Estévez contempla la construcción de un macrocentro industrial en los terrenos de la antigua azucarera de Guadalcacín que estará dedicado en exclusiva al envinado de botas para el negocio de Macallan, no así para otros whiskies del grupo escocés que también maduran en ‘Sherry Casks’.
“Nos vamos a concentrar inicialmente en Macallan, que es una marca que está muy concienciada con la calidad, el origen y la forma de hacer el producto. Es un whisky que no tiene ningún añadido, auténtico y que busca en el tema del envinado el origen, que Macallan se identifique con un ‘Sherry Cask’ de viña, no con un vino cualquiera”, asegura.
El complejo de la antigua azucarera también albergará un centro de visitas, un edificio singular al estilo del ‘Guggenheim de Marqués de Riscal en Rioja’ que “pasará a formar parte de la historia de Jerez en el futuro”, según lo describe el propio José Ramón Estévez, quien detalla que será una construcción emblemática para la recepción de los clientes del considerado el mejor whisky del mundo donde dar a conocer su apuesta por el origen de los Sherry Cask, que aportan el color y la mayoría de los aromas a este exclusivo single malt, y para promocionar los vinos de Jerez y aperitivos (vermouth y quina) de la marca Valdespino.
“El centro de Guadalcacín servirá para el desarrollo de las marcas Macallan y Valdespino, que van a ir juntas”, aunque el envejecimiento de los vinos de esta última se mantiene en las instalaciones bodegueras de Estévez en la antigua circunvalación jerezana, donde también barajan la posibilidad de trasladar el embotellado del ron dominicano Brugal, en el que Edrington tiene una participación mayoritaria y para el que únicamente se plantea el uso de ‘Sherry Casks’ en las gamas más altas, que en todo caso también se realizaría en las bodegas José Estévez.
El futuro centro de producción tendrá una capacidad inicial para entre 80.000 y 85.000 botas –para hacerse una idea de lo que representa Macallan en el negocio del Sherry Cask, en la actualidad hay unos 110.000 ‘Sherry Cask’ en proceso de envinado bajo control del Consejo Regulador–.
Estévez sostiene que un proyecto de estas características no se hace de la noche a la mañana; requiere un tiempo, unos cinco años según el objetivo que se han marcado los socios, y se irá haciendo por fases, la primera de ellas la construcción de las naves de envinado.
Hasta entonces, Macallan seguirá trabajando con las otras bodegas del Marco de Jerez con las que tiene contratos en vigor y que “va a cumplir rigurosamente”, aunque por cuestiones obvias, no se renovarán, indica el bodeguero jerezano. “Macallan tiene unos acuerdos con otras bodegas y a medida que vayan expirando, en un plazo aproximado de cinco años, estaremos en condiciones de atender sus necesidades en exclusiva”, que hoy son esas 80.000 botas o más, pero con vocación de crecer.
La gran diferencia entre el antes y el después del acuerdo, prosigue, es que “mientras que para las otras bodegas era un negocio marginal para el que aprovechaban una situación excedentaria, nosotros lo planteamos como un modelo de negocio basado en la calidad del producto”.
A José Ramón Estévez no le gusta especular con algunas cifras que han trascendido sobre el centro industrial, y que califica de “desacertadas”. “Se ha hablado de la creación de cientos de empleos y qué más quisiera yo como empresario poder crear en Jerez esa cantidad de puestos de trabajo; sería la repera”. Acto seguido, aclara que la intención es crear el mayor número de empleos posible, tanto directos como indirectos, además de los que se generen durante la construcción de las instalaciones.
En cuanto a la inversión de 60 millones de euros para la construcción del centro industrial a los que apunta la información publicada, puntualiza que tampoco se ha cuantificado aún la inversión, “pero sí puedo decir que es un proyecto ambicioso para el que posiblemente se planteará una ampliación de capital para disponer de los recursos necesarios”.
En tono irónico, también sobre las cifras que han visto la luz, comenta en clara alusión a las posibles fuentes de la información que “estamos en año electoral y no se ha respetado el contenido de una conversación confidencial”.
Trazabilidad, calidad, origen y autenticidad del producto son el hilo conductor, junto a la “buena sintonía” entre las partes, de una alianza estratégica que se planteó en su inicio como una simple relación comercial, para desembocar finalmente en la creación de una sociedad “para toda la vida”.
“Estévez necesitaba dar un nuevo enfoque a su negocio y Macallan estaba dando una vuelta de tuerca más a su especial relación con Jerez”, refiere José Ramón Estévez, y prosigue: “Se puede decir que nos cruzamos en el camino, pero si me pregunta quién llamó a la puerta del otro, fuimos nosotros, que somos los más pequeñitos y los que más necesitábamos abrir esa puerta”.
El propio presidente de la sociedad ofrece una explicación más detallada: “Macallan, que lleva mucho años en Jerez y conoce muy bien el sector, ha estado focalizada los últimos años en la madera, algo que es muy importante para ellos y sobre lo que tienen un conocimiento grandísimo, pero esta nueva fase, en la que están prestando más atención al envinado, coincide con que nosotros, que no estábamos en este negocio, habíamos detectado que era un negocio de futuro y con muchas posibilidades”.
En otras palabras, una empresa que elabora un whisky estupendo necesita para ello barricas de madera nueva, vino de Jerez para curarlas y unas instalaciones, también en Jerez, para que las botas duerman entre los 18 y 24 meses que dura el proceso de envinado de los ‘Sherry Cask’ antes de su envío a Escocia, donde se completa el proceso de envejecimiento de estos single malts durante otros 12 años, 15, 18...
La empresa en cuestión, que trabaja con varias tonelerías en Jerez, sus proveedores de botas, y con varias bodegas, que le surten de vino y del espacio necesario para el inmovilizado de las barricas durante el envinado, detecta ciertas tensiones en el mercado por el auge de la demanda de ‘Sherry Cask’ y la escasez de materia prima, que amenazan con encarecer sus costes y hasta pueden hacer peligrar su negocio.
Otra empresa, que con el paso de los años se ha convertido en el mayor viñista del jerez, con cerca de un millar de hectáreas de las 7.000 que hay en producción en la Denominación de Origen, está en condiciones de garantizar un mínimo de vino de Jerez a un precio estable. Además, esta misma empresa es uno de los principales compradores de mosto de las cooperativas, lo que facilita el acceso a más materia prima para el envinado de las botas.
Si el principal cliente de ‘Sherry Cask’ y el principal viticultor del Marco de Jerez, se cruzan en el camino, blanco y en botella. Y si encima una y otra congenian en la forma de entender el negocio, más claro agua.
El bodeguero jerezano vincula esta filosofía compartida del negocio, “que ha facilitado muchísimo el acuerdo”, con “nuestra apuesta por el viñedo cuando nadie apostaba por él” y también la relaciona con “nuestra visión de que todo producto tiene que tener un origen y una historia detrás”. Y añade, “si hay alguien en Jerez que puede garantizar el suministro a un proyecto como este somos nosotros”.
La filosofía del grupo bodeguero jerezano encaja a la perfección con la de Edrington, que según José Ramón Estévez, es una gran compañía multinacional pero que no se rige por el modelo de estas. “Una multinacional que cotiza en bolsa está exclusivamente pendiente del valor de la acción y la rentabilidad, pero en Edrington hay otros valores, como los familiares, que están por encima de todo, y los empleados, que además de ser parte del accionariado, constituyen uno de los pilares fundamentales de la empresa”.
Estaban los mimbres y había buena sintonía, pero para empezar a construir la casa por los cimientos había que atar bien todos los cabos; y eso se tradujo en 18 meses de negociación, que “se hacen largos y complejos, porque las cosas hoy requieren de mucha transparencia y hay que estar convencidos para dar un paso tan importante, tanto para nuestra familia como para ellos, que están apostando al 100% por su marca en Jerez, pero siempre he estado convencido de que llegaríamos a un acuerdo”.
José Ramón Estévez destaca la profesionalidad y calidad humana del equipo de Macallan, cualidades que han facilitado el buen entendimiento entre las partes desde el minuto uno. “Estamos encantados porque hemos dado con el socio ideal para nuestro modelo de negocio”, asegura el bodeguero jerezano, al que no le duelen prendas admitir que, para Estévez, la alianza con Edrington supone de estar peleando por no bajar a segunda a estar permanentemente en la Champions”.
De hecho, abunda, si no hubiera sido Macallan habríamos buscado otro socio, porque en la vida, cuando tienes las ideas claras y sobre todo tienes constancia y trabajas duro, al final siempre recoges frutos. Pero para eso hay que esforzarse”.
Una negociación larga y compleja, marcada por la afinidad entre las partes, para una operación que, “quitando los datos económicos, ha sido muy sencilla: ellos van a hacer todo el esfuerzo posible en potenciar la marca Valdespino a nivel internacional y nosotros vamos a hacer todo lo posible por cubrir un suministro y unas necesidades de envinado con la máxima calidad y basándonos en el origen, en las viñas, que es muy importante”.
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