La mujer y el jerez
El Rebusco
El rostro femenino de nuestro vino
Una historia por descubrir
Dedicado a doña Pilar Plá, que siempre nos acompañará
La historiadora, y profesora de la UCA, Lola Lozano Salado, se ha dedicado en los últimos años a estudiar el papel de la mujer en el sector de la vinatería del Marco del jerez. Un aspecto poco estudiado, como es la presencia femenina en todo lo relacionado con nuestros vinos, no solo las bodegueras.
Lola Lozano reflexionaba en uno de sus artículos, concretamente el publicado en la revista Andalucía en la Historia (nº 66), sobre ‘la pléyade de mujeres anónimas, algunas aún pendientes de identificar por sus nombres y apellidos pues solo han trascendido a través de la filiación comercial de sus sociedades’.
Su trabajo ha dado como resultado la localización de más de cincuenta de estas mujeres vinculadas con el mundo del jerez, la mayor parte pertenecientes al siglo XIX.
Los nombres más destacados en los últimos tiempos han sido los de doña Pilar Aranda, hija del cirujano Fermín Aranda, y doña Pilar Plá, viuda de Antonio Borrego Casal, esta última fallecida en marzo de 2020.
A las que habría que añadir las bodegas mantenidas por las viudas de Ruiz de Mier, y de Aurelio Segovia. Todas en Jerez.
Pero también los de Emilia Costello, viuda de Richard Sheil, en Cádiz, Leona Mergelina, viuda de Manjón, en Sanlúcar, y Aurora Böhl de Faber Ruiz de Larrea, en El Puerto de Santa María.
En los fondos del Archivo Municipal de Jerez hemos podido consultar un interesante documento, el localizado en el volumen número 8 de las Memorandas, y fechado en el año de 1884. Es un amplio listado que se encabeza con el epígrafe: ‘Extractores, almacenistas y cosecheros y sus representantes’.
Este consta de una relación de 1530 personas, entre hombres y mujeres, con su dirección, a los que se le suele adjuntar el de sus representantes.
Nos llama la atención el de un buen número de mujeres: unos 200.
Entre ellas, no todas son viudas, los siguientes: Viuda de Mendoza, viuda de Antonio Rivera, viuda de J. Bautista González, viuda de Vega, viuda de Otaola e hijos, viuda de D. Manuel López de Mendoza, viuda de Gago, Condesa viuda de Montegil, viuda de Cánovas Fabíán, viuda de Álvarez y Angustias Aranda, Sra. viuda de Paul, viuda de Bedoya, viuda de Juan Franco y Juana Lacoste, viuda de Isasi.
Otras que podemos asociar al sector de una forma u otra son los de: Marquesa de Casinas, Antonia Romero Valdespino, María Mercedes Simó y Oneto, Eulalia Salazar Lacoste, María Dolores Sol y Aracil, María Mercedes Víctor Aramburu y Margarita Capdepon Lacoste.
Bodegueras y enólogas
De la serie de artículos publicados por el redactor de este diario, Juan Pedro Simo, bajo el epígrafe Anécdotas del vino de Jerez, queremos hacer mención a tres de ellos, los titulados ‘El lado más femenino del sherry’, ‘Las sherry girls’ y ‘Una mujer en la ‘Sherry Royalty’.
El primero dedicado a las antes mencionadas propietarias, doña Pilar Aranda y doña Pilar Plá; el segundo destacando el papel de las enólogas y directivas de las bodegas; y el tercero, un monográfico resaltando a la que fuera la primera directiva en el negocio del jerez, Fátima Ruiz de Lassaletta, perteneciente a una antigua familia de tradición vinatera.
Como podemos comprobar, poca literatura ha generado la mujer en el sector vitivinícola del Marco del jerez, ya que su principal actividad en el proceso productivo se centraba en labores manuales del embotellado y el etiquetado, Solían ser viudas de empleados de esas mismas bodegas.
Solo a partir de la segunda mitad del siglo XX adquieren presencia en los departamentos administrativos. A todo lo más que podían aspirar era en el puesto de secretarías de dirección.
Los documentos gráficos traídos para la ocasión así lo corroboran.
La vista general del embotellado de Sánchez Romate, en las primeras décadas del siglo XX, con más de 25 mujeres en el primer plano de la fotografía; el carnet sindical, años `40, de la operaría Soledad Vergel Melilla, nacida en Jerez en 1900; la de la joven en la zona de etiquetados de las bodegas Domecq, fechada a principios de los `50.
La figura de la mujer, en cambio, sobresalía en el etiquetado de muchas de estas empresas como recurso promocional y publicitario, un ejemplo es la hermosa tanda de cromolitografías de las mencionadas Bodegas Sánchez Romate.
En el apartado de bodegueras tenemos a la historiadora María del Carmen Borrego, hija de Pilar Plá, que recientemente ha instituido el premio que lleva el nombre de su madre. Carmen es autora de la imprescindible trilogía: Jerez, hacedor de cultura (1998, 2002 y 2009).
Los vinos guardados en bodegas Urium son mimados por Rocío Ruiz, también enóloga; idéntica atención la que tiene la jerezana María Jiménez García por los suyos, de Bodegas Blanca Reyes.
En Sanlúcar, María Pilar García de Velasco, octava generación de los propietarios de Bodegas La Cigarrera, y en El Puerto de Santa María, Carmen Pou dirige, junto a su marido, Juan Carlos Gutiérrez, las históricas de Gutiérrez Colosia.
En las últimas décadas una generación de enólogas está jugando un papel sobresaliente en el Marco del jerez, entre ellas Maribel Estévez Puerto, que ejerce sus labores en la empresa familiar, y es autora de la biografía de su padre, José Estévez y el vino de Jerez (2014).
Algo parecido ocurre con Paola Medina, de Bodegas Williams & Humbert, seleccionada por la revista ‘Decanter’ como una de las ‘mujeres que lideran el camino del vino español’.
Sin olvidarnos de Reyes Gómez, en Sánchez Romate, Ana Cabestrero Ortega, de Maestro Sierra, y Montserrat Molina de las Bodegas Barbadillo, en Sanlúcar.
De libros y países
En los últimos veinte años la mujer está teniendo una gran relevancia, acompañada de premios y reconocimientos, en la labor como escritora especialista en vinos. Algo impensable hasta esa fecha.
En la parcela de los vinos de la comarca hay que mencionar el nombre de dos pioneras, la gaditana Lalo Grosso, autora de los libros El vino de Jerez en la cocina universal (1982), y Cocinando con Jerez / Cooking with sherry (2002), y la jerezana Paz Ivison, cuyo mismo apellido la vincula con aquellos ingleses afincados en la zona durante el siglo XIX.
Paz es periodista gastronómica, reconocida con el Premio Nacional de Gastronomía como Mejor periodista, en el 2000, y el Premio Andalucía, 2019, de la Academia Andaluza de Gastronomía y Turismo.
La académica de la de San Dionisio, Fátima Ruiz Lassaletta, forma parte de una familia de bodegueros jerezanos de origen francés. Miembro de la directiva de Rumasa perteneció a la Unión de Exportadores. Autora, entre otros títulos, de: Fogón y bodega (2000), Casas señoriales, bodegas y sabores de Jerez (2006), y Franceses en la expansión del jerez (2021).
Otro de nombre vinculado con una importante empresa bodeguera es el de Begoña García González-Gordon, a la que le ha dedicado dos importantes obras: Un paseo por González Byass (2008), González Byass. En familia, 175 años mirando al futuro (2010).
Por su parte, la historiadora sanluqueña, Ana María Gómez, es la autora de La Manzanilla, Historia y Cultura (2000), y de La imagen publicitaria de los vinos de Jerez, (2018-2021). Dos obras de obligada consulta.
Fuera de nuestras fronteras también hay que reseñar a escritoras interesadas por los vinos del Marco, como la francesa Sophie Lignon-Darmaillac, con Les grandes maisons du vignoble de Jerez 1834-1992 (2004). Aún sin traducir al español.
De Estados Unidos es Talia Baiochi, calificada por el ‘Time Out Magazine’ como una nueva profeta del vino en Nueva York. Su libro, del 2014, Sherry: A Modern Guide to the Wine World´s Best-Kept Secret, with Cocktails and Recipes.
Finalmente, de Japón, Momoko Izumi es la coautora de El duende de la bota (2017), editado por la gran benefactora del jerez en aquel país, Michiko Takahashi.
No hay que dejarnos en el tintero a Yoshiko Akehi y Tomoko Kimura, expertas en vinos y activas articulistas.
De las artes
Las distintas manifestaciones artísticas, como la literatura, el teatro, la pintura, la música y el cine, fueron un apoyo importante a la hora de promocionar nuestros vinos. Aquí traemos algunos ejemplos donde la mujer tiene un papel relevante.
La Ilustración Española y Americana del 22 de diciembre de 1892 reproducía el cuadro del artista Alfredo Perea, ‘La manzanilla’, propiedad del duque del Infantado.
De pintor linense, José Cruz Herrera, este busto de mujer junto a una botella de la casa Domecq, dispuesta a beber de un catavino. El Consejo Regulador posee una de sus obras donde un grupo de jóvenes mujeres destacan, al igual que la etiqueta que hizo para Wisdom&Warter.
La figura de la matriarca gitana Ana Blanco Soto, de nombre artístico Tía Anica, la piriñaca
Como al cine se le considera un compendio de otras artes, que mejor que uno de sus iconos más reconocidos, el de la actriz Marilyn Monroe. El jerez era una de sus bebidas preferidas.
Apunte
La reciente visita a la provincia. incluida Jerez, de la reina emérita, Doña Sofía, nos recuerda las anteriores que hizo a nuestra ciudad. La firma de la reina se conserva en la bodega de San Ginés, del Consejo Regulador, y en alguna que otrabota de las grandes bodegas del Marco.
Una de ellas, de carácter privado, la llevó a cabo en los primeros años de los´’70, siendo el anfitrión para tal ocasión el alcalde Manuel Cantos Ropero.
La familia, del que fuera alcalde entre 1971 y 1976, conserva la foto que publicamos en nuestro ‘rebusco’ de hoy.
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