Viticultores de Trebujena renuncian a la vendimia por los daños del pedrisco

Los viticultores de Trebujena y Lebrija siguen mirando al cielo ante la amenaza de nuevas tormentas acompañadas de granizo como la que arrasó buena parte de la producción del viñedo a mediados de julio. Los productores más afectados se plantean incluso dar por perdida la campaña con su renuncia a vendimiar.

“No merece la pena seguir para coger un 10 o un 15%; les puede salir más caro el collar que el perro”, señala José Manuel Sánchez, presidente de la Cooperativa Virgen de Palomares, la principal de Trebujena y desde la que se encomiendan a las medidas que puedan adoptar el Ayuntamiento y el Consejo Regulador para compensar las pérdidas ante la dificultad de acceder a ayudas públicas, tal y como les han trasladado los técnicos de la Oficina Comarcal Agraria de Jerez que han evaluado los daños sobre el terreno.

Virgen de Palomares y Albarizas, la otra cooperativa trebujenera, han remitido a la Consejería de Agricultura por si acaso los informes técnicos, los mismos que conocieron el jueves los vocales del pleno del vino para estudiar medidas compensatorias como una exención proporcional a los daños del pago del canon de la uva.

Ayuntamiento y Consejo mantienen la mano tendida, si bien el problema, explica César Saldaña, presidente del Consejo Regulador, es que “los informes no son concluyentes”, por lo que habrá que esperar hasta que concluya la vendimia para conocer el impacto real de la tormenta de pedrisco sobre la cosecha antes de adoptar decisiones.

José Manuel Sánchez coincide con Saldaña en que lo más fiable será cuantificar después de la vendimia, ya que dentro del viñedo afectado hay un poco de todo –los informes apuntan a mermas que oscilan entre el 20 y más del 80% de la producción– y no es cuestión de “hacer tabla rasa, sino de ayudar más a los que lo han perdido todo”.

Por otra parte, el presidente de Virgen de Palomares indica que la rápida reacción de los viticultores y las condiciones meteorológicas de los últimos días, con tiempo fresco que ha oreado las viñas tras los tratamientos aplicados de urgencia, han evitado de momento la proliferación de enfermedades. “La uva que estaba machacada se ha ido cayendo y hay muchos racimos vacíos”, de los que sólo se podrán recuperar los que no tengan daños severos en los palillos, detalla Sánchez, quien confía en que “si tiene que venir otra tormenta, sobre todo con granizo, que lo haga ya y no se haga un esfuerzo en balde”.