La zambomba de Jerez 2.0
El artesano local José Manuel Coca inventa la zambomba desmontable y patenta la idea
"Antes llegaban con el carrizo roto al destino. Ahora no"
JEREZ/José Manuel Coca, el 'Coca' para todo el mundo que le conoce, llegó al mundo de las zambombas por casualidad. Es conocido por muchos jerezanos tras haber regentado durante décadas la tienda de prensa y revistas de la calle Santo Domingo. Asegura que un día, junto a su fallecido amigo Juan, desarmaron una zambomba rota en el Bar San Miguel para ver cómo podrían repararla. Y los primeros intentos no fueron especialmente buenos. Insistió e insistió hasta que por fin pudo decirse que sabía fabricar ese instrumento que aporta el ronco eco a las fiestas navideñas de Jerez.
Llegó la jubilación y con ella el paso al descanso, algo que este inquieto hombre jamás ha conocido. Fue entonces cuando uno de sus hijos, Sergio, quedó en paro y le ofreció que se dedicara a hacer zambombas. Puede parecer una nimiedad, pero para que uno de estos instrumentos funcione como es debido es necesario empezar a trabajar cuando el calor aprieta de lo lindo.
Coca asegura que "lo primero que hay que hacer es elegir las cañas. No todas valen pues las que están huecas no aportan sonido a la zambomba. Deben ser macizas y es absolutamente necesario que sean cogidas cuando están verdes. Deben secar durante cuatro o cinco meses pero arrancadas, no vale que seque mientras está plantada", asegura.
El elemento más valioso de la zambomba es la tinaja. "He encontrado un suministrador muy bueno en Jaén, una provincia de gran tradición alfarera. Este año me he traído unas cien de diferentes tamaños", asegura a este medio, mientras se afana en explicar que el segundo elemento más importante es la muselina, "esa tela de algodón que con el tratamiento adecuado se tensa cuando se humedece al contrario de lo que le pasa a muchas otras, que se relajan". En estas zambombas jerezanas la muselina llega a nuestros lares desde Córdoba.
Todo el resto del trabajo consiste en 'afinar', llamémosle así, el instrumento. Para ello se utilizan cuerdas y una serie de canicas -'bolindres' en el argot jerezano- que sirven para que el nudo no se deshaga y, sobre todo, para que la muselina quede bien tensa. Esa es la esencia que después el agua sobre ella y sobre las manos del 'instrumentista' permitirán que su ronco eco se alce en mitad de los villancicos.
Pero la zambomba también tiene sus problemas. Una bien hecha debe tener el carrizo absolutamente derecho sobre ella, en ángulo recto. Lo que suele suceder es que "cuando se saca de un año para otro el carrizo está torcido, lo que provoca que la muselina se vaya debilitando". Es por ello que Coca ha ideado un sistema que incluso tiene patentado y que es lo que se podría considerar la 'zambomba de Jerez 2.0'. Se trata de una zambomba en la que el carrizo va enroscado a la muselina, lo cual no ha sido ni mucho menos fácil. "El año pasado empezamos con el experimento y fue bien, pero sólo en parte. Al final, hasta que no hemos encontrado un pegamento y una masilla lo suficientemente fuertes no ha sido posible desarrollarla. Pero lo hemos conseguido", dice a este medio.
Este año, Coca ha mandado multitud de zambombas a numerosos destinos, sobre todo andaluces, casos por ejemplo de Málaga, Huelva y Sevilla, además de Barcelona, si bien del trabajo del que está más orgulloso ha sido el de la que sonará en el Teatro 'La Latina' de Madrid durante once días seguidos con motivo de la actuación de unos grupos de jerezanos en tan conocido foro artístico. "Se han llevado una zambomba desmontable y cinco carrizos para que no tengan problemas si alguno se rompe". Algo así era, hasta hace poco, impensable pues con la caña rota la zambomba quedaba inutilizada a menos que se reparara en su conjunto. Otro trabajo del que está orgulloso es de las tres que un marine de los Estados Unidos, casado con una española, se ha llevado al país norteamericano a bordo de uno de los barcos de la US Army.
Lo peor de las zambombas, dice José Manuel Coca, es que "cuando están terminadas tanta cuerda le da una apariencia fea. Es por ello que solemos decorarlas con cintas con los colores de las banderas de España, Andalucía y Jerez en la zona donde las guitas ajustan la muselina al borde". Coca está en su puesto de la plaza del Arenal reponiéndose estos días "de la mala racha que nos hizo pasar el temporal de lluvias, en el que no hemos vendido absolutamente nada".
Para los interesados, los precios de las zambombas artesanales van de los 25 a los 60 euros, si bien las más pequeñas cuestan 10. Eso sí, todas ellas están realizadas a mano. "No tienen nada que ver con las otras, que vienen de China y que se rompen con nada", apunta con indisimulada satisfacción.
Una innovación "que ayuda a exportar este instrumento"
¿Cuáles son las ventajas de una zambomba desmontable? Pues se pueden destacar dos, según apunta el artesano. "De un lado está que, ahora sí, es posible exportar este instrumento navideño tan nuestro y de hecho han salido algunas al extranjero, incluso de las más grandes. Antes era prácticamente imposible pues en la mayoría de las ocasiones el carrizo llegaba roto al destino. Ahora no, pues la tinaja con la muselina va perfectamente por un lado y las cañas van por otro". La segunda ventaja es, digámoslo así, es un tanto más particular pero igualmente cierta: "En los descansos de la zambomba puedes desenroscar el carrizo y evitas que llegue algún inexperto y se ponga a tocarla y te la destroce, que es lo que suele ocurrir con aquellos que se 'animan' demasiado en estas celebraciones, e intentan tocar sin siquiera mojarse las manos".
No hay comentarios