Granzas en las playas españolas: ¿cuál es el potencial peligro para el medio ambiente y la salud humana?
El temor a que el vertido produzca un desastre medioambiental sigue presente, mientras se suceden los choques políticos.
Tras el 'Prestige', los pellets: el nuevo enemigo ambiental que golpea a Galicia y la costa cantábrica
Todo lo que debes saber de las granzas (no pellets) de plástico que se expanden por nuestras playas
El vertido de pellets (aunque según los expertos el término correcto es granza) en las costas cantábricas ha activado las alarmas sobre una problemática que cada vez parece ser más frecuente. Desde que comenzó a alertarse de la situación causada por el vertido de granzas por un barco que perdió parte de su carga, este tipo de situaciones parecen haberse extendido por otras zonas de las costas españolas, aunque todavía se desconoce si tienen la misma procedencia que aquellos que han llenado las playas de Galicia y Asturias. Andalucía ha sido una de las regiones afectadas, con estas bolitas de plástico habiendo llegado a las playas de las provincias de Cádiz y Huelva. También se han producido estos días la llegada de granzas a las costas del País Vasco, unos incidentes que se están investigando. Por otra parte, este tipo de vertidos no son nuevos para otras playas y ríos, como los de Tarragona, como un efecto secundario de la industria química de la región.
El miedo de que las granzas se conviertan en microplásticos
Tras la llegada de los pellets o granzas a las costas nacionales después de que el barco mercante Toconao perdiera parte de su cargamento, Asturias y Cantabria elevaron al nivel 2 el Plan por Contaminación Marina Accidental (además de que el gobierno cántabro ha aumentado también el nivel del Plan Territorial de Emergencias de Protección Civil). Se avanza también por vía judicial para que lo que ha ocurrido sea considerado como un delito contra el medio ambiente.
El principal temor respecto a estos materiales y su potencial impacto medioambiental y en la salud humana tiene que ver con la posibilidad de que estas pequeñas bolas de plástico terminen degradándose y transformándose en microplásticos. Estos pueden causar daños físicos a los organismos, como los peces, que los consuman y a esto se le pueden sumar potenciales daños químicos (ya sea por los compuestos presentes en las granzas o los químicos y tóxicos que estos productos puedan absorber). Esto último es uno de los miedos de la unidad de medio ambiente de la Fiscalía General del Estado, que abrió diligencias la pasada semana por esta crisis.
No solo son los peces en altamar los animales que pueden verse afectados por la presencia de granzas, desde Ecologistas en Acción expresaron en su demanda contra la empresa del buque del vertido que la forma y tamaño de estos plásticos los hace atractivos también para aves y crustáceos, "que los confunden con ovas". Esta misma ONG informa de que en muchas ocasiones los animales que consumen granzas terminan muriendo, ya que dejan de alimentarse por "tener el estómago lleno de plástico". Por otra parte, que estos aves, peces y crustáceos consuman granzas puede suponer un peligro para la salud humana, ya que los introducen en la cadena alimentaria.
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